AYLLÓN y MADERUELO
Martes, 16 de enero del corriente año de 2018. Nueva
excursión con la Hermandad de Jubilados de los ministerios de comercio,
economía y hacienda, en esta ocasión a dos pueblos de la provincia de Segovia,
que realizo con mi amigo Pedro.
Con un tiempo climatológico frío, pero sin lluvia,
los expedicionarios partimos de nuestra sede de Alberto Alcocer con solo 5
minutos de retraso a la hora prevista, 09:05. Entre los excursionistas se
encontraban los compañeros del grupo de Viajes de la Hermandad, Elena, Jorge
y Pilar, y Maribel, esta última además Vocal de Cultura. También se
encontraban presentes otros miembros ya conocidos de anteriores viajes, como Carmina, Trini,
Ramiro, Carmen, Merche, Javier… En total éramos 43 los
viajeros.
Antes de seguir adelante, dos precisiones. La
primera relativa a las fotografías. Como hago siempre, indico el aspecto
técnico de las mismas; todas ellas fueron tomadas con una cámara digital Leica M9-P y en esta ocasión solo
utilicé un objetivo Leica, Elmarit 28mm F/2,8.
La segunda precisión se refiere a las fuentes que
utilicé para plasmar la parte cultural del relato: el folleto editado por Prodestur Segovia sobre Ayllón, así como
la Wikipedia, y por supuesto, la disertación
que nos hicieron los dos estupendos guías que tuvimos, Mari Carmen en Ayllón y Javier en Maderuelo. Además, durante el viaje
contamos con las estupendas historias acerca de las localidades segovianas con
las que nos deleitó Maribel,
incluyendo alguna que otra bonita leyenda. Sin más preámbulos doy inicio al
relato.
Recorrimos los 135 Km que nos separaban de Ayllón en
un tiempo cercano a las dos horas, de modo que sobre las 11:00 estábamos todos
en la plaza Mayor de la localidad, adentrándonos en un bar para reponer fuerzas
y agradeciendo a la Hermandad la invitación que cursó de las consumiciones,
café, té, magdalenas…
AYLLÓN
Es una villa medieval Conjunto Histórico-Artístico
de carácter nacional desde 1973. De gran riqueza arquitectónica y cultural,
está ubicada al nordeste de la provincia de Segovia y cuenta con 1.200 habitantes.
El municipio limita con Soria y Guadalajara y se halla muy próximo a la
provincia de Burgos. Está situado a 135 Km de Madrid, a los mismos de Burgos y
a 95 Km de Soria y de la capital de la provincia, Segovia, así como a 120 Km de
Guadalajara. Tan solo 30 Km la separan de la autovía A-1, Madrid-Burgos. La
villa está situada en las estribaciones del Sistema Central, en la llamada
Sierra de Ayllón. Por el municipio pasan los ríos Aguisejo y Riaza. La mayor
parte de los monumentos actuales datan de los siglos XV y XVI.
Historia
Los celtíberos son los primeros aylloneses de los
que se tiene noticia. Después llegaron los godos, los visigodos y los
musulmanes. Por la villa pasaron Alfonso VI,
Alfonso VII, Fernando III, Fernando
IV, María de Molina y el Cid Campeador; santos como San Francisco de Asís, San Vicente Ferrer o Santa Teresa de Jesús. Juan II concedió el señorío de la villa de
Ayllón a Don Álvaro de Luna, quien en
1423 sería nombrado condestable de Castilla.
Pasemos ahora a describir nuestra visita a la
localidad, y empecemos por el primer monumento que se vislumbra según se entra
a la villa, el
Palacio de Contreras
Al cruzar la puerta medieval para entrar al pueblo,
nos encontramos, a la derecha, con la majestuosa presencia de este palacio, mandado
construir por Juan de Contreras en
1497. Su exquisita fachada está recuadrada por un cordón franciscano, y tres
escudos de armas inclinados, algo muy poco usual. El artesonado encontrado en
su interior, indica que algunas partes del edificio son anteriores a la citada
fecha.
Plaza Mayor
Una vez que se pasa el palacio de los Contreras,
encontramos frente a nosotros la majestuosa Plaza Mayor, porticada, que
proyecta sus lados sobre el Ayuntamiento, primer palacio de los marqueses de
Villena, ubicado a la diestra de la mágica iglesia de San Miguel.
Desde la plaza se contempla la torre de la Martina,
en lo alto del cerro que preside la villa, y la espadaña de la iglesia de Santa
María la Mayor. En el centro de la plaza se levanta la fuente de Cuatro Caños, que
ha sido testigo de la historia y el avance de un pueblo y sus costumbres. Fue
mandada construir para conmemorar el IV centenario del descubrimiento de
América, en 1892.
Continuamos nuestra visita a esta preciosa localidad
guiados por la eficiente Mari Carmen,
que nos introdujo a continuación en la
Iglesia de San
Miguel
Los restos más antiguos de este espacio datan del
siglo XII, aunque hay añadidos y modificaciones hasta del siglo XVIII. La
mezcla arquitectónica de distintos siglos a lo largo de su historia es
equilibrada, dándole a este espacio un encanto especial. Albergó la casa del
párroco hasta 1993, año en que se llevó a cabo su principal restauración que
proporcionó al edificio su aspecto actual. La portada, semioculta, luce un arco
con rosetones.
Una curiosidad de esta iglesia es su retablo mayor. El
centro del retablo no lo ocupa el santo que da nombre a la iglesia, sino el
apóstol Santiago, como podemos apreciar en la fotografía que inserto.
Santa María la Mayor
En el lugar en el que se encuentra ubicada esta
iglesia existía una antigua parroquia cuya ruinosa nave se hundió en 1697. En
1701, fue entregada, por parte del maestro constructor, la nueva iglesia de
estilo neoclásico, toda de sillería con planta de cruz latina y cúpula en el
crucero. El retablo del altar mayor pertenecía al convento de San Francisco, de
donde fue trasladado una vez decretada la desamortización de Mendizábal, en 1840.
En la zona del coro se ubica la pila bautismal, que muestra
un tallado en piedra de gran relevancia.
El campanario tiene 40 m de alto. En el cuerpo
superior se abren seis arcos para otras tantas campanas, cuatro al frente y una
a cada lado. Sobre éste y entre pirámides, despunta una espadaña de tres vanos
distribuidos a dos órdenes.
Por último, no quiero olvidarme de otro edificio,
este de carácter civil, situado en la Plaza Mayor. Me refiero a la
Casa del Ayuntamiento
El palacio, construido en el siglo XVI y reformado
en profundidad en 1804, fue arrasado por un incendio en 1945, del que solo se
salvó la fachada.
En su pared frontal, tanto a derecha como a
izquierda, pueden verse los escudos de los marqueses de Villena. Al parecer,
éste fue el primer palacio que los marqueses tuvieron en la villa, antes de que
decidieran cederlo al Consejo de Ayllón en el año de 1620.
Continuamos nuestra visita a esta localidad hasta cerca
de la una y media en que tomamos el autobús, que nos esperaba a las puertas del
pueblo, para dirigirnos a Maderuelo, sito a 15 Km de distancia.
MADERUELO
El pueblo fue repoblado originalmente tras la
conquista cristiana por el conde Fernán González
en el siglo X. En el siglo XII contaba con diez parroquias y se convirtió en
cabeza de Comunidad de Villa y Tierra. La población entró en decadencia, sin
embargo, a finales del siglo XIII y sobre todo en el XIV, perdiendo parte de
sus habitantes que partió a repoblar el sur de la península. En la actualidad,
Maderuelo cuenta con un censo de 100 habitantes de derecho, que en la época
veraniega, según nos indicó nuestro guía Javier,
puede aumentar considerablemente llegando a los 500.
En el término municipal se encuentra el embalse de
Linares y las hoces del río Riaza, donde en 1975 el profesor Félix Rodríguez de la Fuente creó una reserva
de aves rapaces y carroñeras. Alguno de los animales que residen en los
alrededores son el buitre, el conejo, el zorro, el escasísimo alimoche…
Comenzamos nuestro recorrido por Maderuelo cerca ya
de las dos de la tarde haciendo la entrada en este precioso pueblo por la puerta
principal junto a la muralla que se mantienen desde la época medieval.
Visitamos a continuación la
Iglesia de San Miguel
Justo a la entrada del pueblo, que cuenta con un
sencillo ábside con ventana saetera, sin decoración y canecillos de origen
románico. En la actualidad está desacralizada.
Continuamos nuestra visita y desembocamos en la
Iglesia de Santa María
El templo es una construcción mezcla de sillería,
mampostería y ladrillo, que cuenta con restos de origen románico, como su
portada sur con molduras de diente de sierra. En la portada norte se encuentra
una entrada tapiada y unos arcos de ladrillo de estilo mudéjar.
Aquí, en la explanada de la iglesia, y aprovechando
los escalones de entrada a la misma, hicimos la foto del grupo expedicionario.
Lamentablemente, me quedé fuera de la toma. En otras ocasiones suele ser el
guía el que hace la instantánea, previa indicaciones técnicas de quien suscribe
estas líneas, pero en esta ocasión, nuestro guía Javier,
tenía lesionada, vendada y en cabestrillo, su mano diestra, de modo que no pudo
ejercer de fotógrafo, y me quedé fuera de la foto; en fin, no creo que se
pierda mucho para la historia…
Hicimos en último lugar, cerca ya de las tres de la
tarde y antes de sentarnos para almorzar, la visita tal vez más interesante
Ermita de la Vera Cruz
La ermita, catalogada como Bien de Interés Cultural
con categoría de Monumento en 1924, contaba con destacadas pinturas románicas
en su cabecera que fueron trasladadas en 1947 al Museo del Prado en Madrid.
Está construida en calicanto con alguna parte en sillería. Entre las escenas
que se mostraban se hallaban la creación del hombre, el pecado original, Cristo
en majestad rodeado de los evangelistas, ángeles, la Virgen y un obispo.
Aquí, en la ermita, disfrutamos de la proyección de
un vídeo con la historia de las pinturas y pudimos admirar las impresionantes
reproducciones de las mismas que se encuentran en la actualidad en los muros de
la ermita.
Nuestro almuerzo
Pasadas las tres de la tarde nos sentamos a comer en
un amplio restaurante, prácticamente colindante con la Ermita de la Vera Cruz.
Disfrutamos de un fantástico caldo de primero, al que siguieron unas morcillas
de Burgos y chorizos, ensalada y para rematar como plato principal, cordero
asado, realmente exquisito. De postre se podía elegir entre helado, tarta de
San Marcos y fruta. Acabamos el almuerzo con el consabido café, así como
infusiones.
La comida y la sobremesa fue más que larga, señal de
que todos nos encontrábamos a gusto, pues cuando nos levantamos de la mesa, el
reloj pasaba de las cinco y media de la tarde. Habíamos disfrutado de un día,
frío y nublado, pero perfecto para una visita que degustamos con auténtica
fruición.
Subimos al autobús, al frente del cual se encontraba
un perfecto chófer, Pedro, y
arrancamos hacia Madrid cerca ya de las 18:00 horas. Curiosamente, durante unos
segundos nos acompañó en vuelo paralelo al autobús una gran ave, casi con toda
seguridad un buitre.
Llegamos a la villa y corte poco antes de las ocho
de la noche. Quien escribe estas líneas se apeó del autobús despidiéndose
apresuradamente del amigo Pedro y de
los compañeros próximos, y tras viaje en Metro y Cercanías estaba en casa cerca
ya de las nueve de la noche.
Juan José Alonso Panero
Las Rozas de Madrid, 20 de enero de 2018