PASTRANA
y GUADALAJARA
El martes 13 del corriente
mes de noviembre, la Hermandad de Jubilados de los ministerios de Comercio,
Economía y Hacienda realizó una nueva excursión, en esta ocasión a la villa de
Pastrana en la provincia de Guadalajara y a su capital.
El viaje de los 50 excursionistas
se inició desde nuestra sede madrileña en Alberto Alcocer 2, con un retraso de
10 minutos por la tardanza de una viajera, de modo que a las 09:25 se puso en
marcha el autobús.
Viaja conmigo mi amigo Pedro,
y entre los compañeros de la excursión se encuentran los miembros del Grupo de
Viajes Maribel,
Jorge
y Pilar.
No lo hace nuestra querida Elena, convaleciente aún de una nueva
operación en la pierna que la trae a mal traer desde hace ya dos años.
Esperamos y deseamos que esta operación sea la definitiva y nos pueda acompañar
de nuevo en nuestro próximo periplo. Además, viajan también otros
excursionistas habituales como Merche, Carmen, Carmina, Ramiro, Nicolás López… además de una compañera, Amparo Campa,
a la que hacía muchos años que no veía.
Llegamos a Pastrana en
poco más de una hora y nada más arribar al pueblo tuvimos unos minutos de
tiempo libre para visitar los baños y tomar unos cafés.
Antes de seguir adelante,
como siempre hago, indico que todas las fotos de este reportaje fueron tomadas
con una Leica M9-P digital con un
solo objetivo Leica Elmarit 28mm
f/2.8.
En cuanto a la parte
cultural de mi relato, además de lo que nos disertó nuestro estupendo guía Manuel
(que ya nos había acompañado en nuestro viaje a Alcalá de Henares el pasado mes
de febrero) y lo expuesto por la guía local, Nieves, en la Colegiata de
Pastrana, me he servido de la Wikipedia. Comencemos pues con unas palabras
acerca de la villa de Pastrana.
PASTRANA
La villa ducal de Pastrana
se encuentra a unos 750 metros de altitud y está situada a 45 Km de la capital
Guadalajara y a 95 Km de Madrid. Su población actual no llega a los 900
habitantes. Está ubicada en la comarca de La Alcarria y tuvo su auge en los
siglos XVI y XVII. Fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1966.
Destacan en ella la
Colegiata, el Palacio Ducal donde residió la Princesa de Éboli, los tapices
flamencos de Alfonso
V de Portugal, la fuente de los cuatro caños y los conventos
fundados por Santa
Teresa de Jesús; todo ello configura un ambiente
medieval-renacentista entre recuerdos y leyendas que le mereció la calificación
de “instantánea del tiempo pasado”. En palabras del premio Nobel de literatura Camilo José
Cela en su maravillosa obra Viaje
a la Alcarria, editado en 1948:
“…A
la mañana siguiente cuando el viajero se asomó a la Plaza de la Hora y entró de
verdad para su uso, en Pastrana, la primera sensación que tuvo fue la de
encontrarse con una ciudad medieval, una gran ciudad medieval”.
Los romanos la llamaron Paternina. El pretor romano Tiberio
Sempronio Graco destruyó la ciudadela carpetana durante la conquista
en el año 180 a.C. Cien años después fue reconstruida por orden del cónsul Paterno
Paterniano, de quien tomó el nombre de Paternina.
En el año 1174 el rey Alfonso VIII de
Castilla concedió la entonces aldea de Pastrana junto con Zorita de
los Canes a la Orden Calatrava, de quienes obtendría importantes privilegios.
Más adelante, el rey Enrique II de Castilla a propuesta del maestre
calatravo le concedió el título de villazgo en 1369. Pastrana creció a partir
de entonces en detrimento de Zorita.
En 1541, con fuerte
oposición de los pastraneros que no querían perder el estatus de realengo,
compró la villa a la Corona doña Ana de la Cerda, abuela de la célebre Ana de Mendoza
de la Cerda, quien casaría con don Ruy Gómez de Silva, secretario
real de Felipe
II, quienes obtuvieron del Rey los títulos de Duques de Pastrana y Príncipes de
Éboli.
Con el ducado comienza una
época de esplendor para Pastrana. Los duques fundan la Colegiata y ayudando a Santa Teresa de
Jesús, dos conventos carmelitas descalzos en 1569. En 1573 muere el
duque Ruy
Gómez de Silva, y su viuda, la Princesa de Éboli decide meterse a monja en la
Concepción, causando numerosos escándalos en el convento, razón que impulsa a Teresa de Jesús
a llevarse a las monjas de la población.
En julio de 1579, al
conocer Felipe
II las intrigas de la Princesa de Éboli y su secretario Antonio Pérez
(que acaba fugándose a Francia), ordena el encarcelamiento de Ana de Mendoza.
Posteriormente, la Princesa de Éboli permaneció encerrada sus
últimos años de vida en su propio Palacio Ducal hasta su muerte en 1592.
En el siglo XVIII los
duques trasladan su residencia a Madrid, con lo que se inicia la decadencia de
la villa.
Una vez terminados los
cafés, nos dirigimos en primer lugar a visitar la Colegiata bajo las excelentes
explicaciones que nos dio la guía local, Nieves. Fue declarada Bien de Interés Cultural
en 2013.
La
Colegiata
La iglesia colegiata de la
Asunción está situada en el casco histórico de Pastrana y tiene sus orígenes en
una primitiva iglesia románica del siglo XIII.
Su primera gran
transformación se produce a partir de 1569 cuando el primer duque de Pastrana Ruy Gómez de
Silva, obtiene la bula pontificia que permite convertir el templo en
colegiata. Para adaptar el inmueble a su nueva categoría canóniga, construye
una amplia cabecera de estilo gótico, conservando las naves, de lo que ahora
mismo es el coro, sin ser alteradas.
La segunda gran
transformación se realiza entre 1626 y 1639, cuando el arzobispo Pedro González
de Mendoza reedifica y amplía el edificio. Se sustituye entonces la
cabecera del templo por otra de mayores dimensiones con cripta y crucero,
siguiendo el estilo clasicista escurialense.
En el interior destaca el retablo
del altar mayor donde Matías Jimeno (pintor y retablero de Madrid formado
en Italia) firmó en 1639 el Crucificado
del ático, atribuyéndosele también las restantes pinturas del mismo retablo, sin
firmar, una de las cuales, la Santa Margarita,
imita la de Tiziano
en El Escorial.
La cripta es de planta de
cruz latina y cuenta con grandes urnas funerarias, seis de las cuales son de
mármol rosado procedentes del panteón ducal del monasterio de San Francisco, en
Guadalajara (que visitaremos antes de nuestro regreso a Madrid), y el resto de
granito realizadas con la cripta. Aquí pude fotografiar el sarcófago que
contiene los restos de la Princesa de Éboli.
Esta es la última reforma
reseñable del templo y la que configura su apariencia actual, salvo por el
campanario, al que se añadió un desafortunado reloj, que llama poderosamente la
atención en la fotografía que incluyo, en la edad moderna.
El resultado es un templo
de tres naves muy anchas, que se abren en la cabecera en un gran crucero,
rematado por un breve presbiterio.
Es reseñable el órgano,
construido en 1704 por Domingo de Mendoza, maestro de la Capilla Real
en tiempos de Felipe
V.
El
museo de la Colegiata
Quizás lo más relevante de
esta visita, es el museo que contiene la Colegiata, con una importante
colección de tapices y un gran número de obras de arte de todo tipo como
cuadros, altares, breviarios, elementos de orfebrería y relicarios entre otros.
Sin lugar a dudas, lo más
impactante del museo es la colección de tapices flamencos del siglo XV que se
clasifican en tres series:
- - Una
serie de cuatro tapices flamencos de lana y seda, datados entre 1472 y 1475,
atribuidos al taller de Passchier Grenier en Tournai (Bélgica) y que representan
hechos de la batalla de Alcazarquivir: El desembarco de Arcila, el cerco de
Arcila, el asalto de Arcila y la toma de Tánger. Los tapices, restaurados hace
unos ocho años, se conservan en un estado increíble. La impresión que a mí me
produjeron es que acababan de salir de los telares antes de ayer… Jamás en
ningún lugar vi una colección de tapices en tan maravilloso estado. Ya nos dijo
la guía Nieves,
que esta colección tiene fama mundial, y no me extraña en absoluto.
- - Otros
dos tapices flamencos, fabricados hacia finales del siglo XV, de temática
guerrera similares a los anteriores, pero perteneciente a otra serie donde se
representan el cerco y la entrada en Alcazarseguer.
- - Dos
tapices de finales del siglo XV que representan diversas hazañas de Alejandro
Magno, de la serie conocida como la del Tetrarca.
Recorrido
de la villa
Cuando finalizamos la
visita a la Colegiata, pasadas las 12:30, iniciamos un recorrido a través del
pueblo bajo la tutela de Manuel que duró cerca de una hora y donde
nuestro guía nos fue dando explicaciones detalladas de todos los sitios por
donde transitábamos, casas principales, como la de Don Leandro Fernández de Moratín,
autor de El Sí de las Niñas, y
lugares de mayor interés, destacando sobremanera la Fuente de los Cuatro
Caños, típico ambiente de ruralismo culto, construida en 1588 y que se
encuentra en muy buen estado tras ser restaurada y está enclavada en la plaza a
la que da nombre.
El recorrido finalizó en
la Plaza de la Hora, frente al Palacio Ducal, pasadas las 13:15. En la reseña
que haremos del palacio, indicaremos de dónde le viene a esta plaza su nombre.
El
Palacio Ducal
El palacio Ducal de
Pastrana es de estilo renacentista proyectado en el siglo XVI por el arquitecto
Alonso de
Covarrubias. Fue declarado Monumento Nacional en 1941, y Conjunto
Histórico-Artístico en 1966.
Es de planta cuadrada con
torres a las esquinas y patio central proyectado por Antonio Fernández Alba. También
cuenta con un jardín escalonado en la parte posterior del mismo. Por diversos
motivos legales, el palacio nunca se finalizó.
La fachada es de sillería
con escasos ornamentos. En el centro, el frontispicio principal de estilo
renacentista destaca por su carácter italianizante y se puede leer la leyenda
“De Mendoza y de La Cerda”. En el interior se conservan artesonados de estilo
plateresco, igualmente obra de Alonso de Covarrubias. Los zócalos de
azulejería toledana de estilo mudéjar y muebles chinos del siglo XIX decoran la
parte baja del edificio, mientras los tapices del artista Luis Cienfuegos adornan sus
paredes.
Su proyecto data de 1541,
año de la compra de la villa de Pastrana por Ana de la Cerda y Castro, abuela
de la Princesa
de Éboli. En 1581 Ana de Mendoza fue encerrada en su palacio, en
el que murió en 1592, atendida por su hija menor Ana de Silva (quien
posteriormente se haría monja) y tres criadas.
Y como lo prometido es
deuda, cuento a continuación el porqué del nombre de Plaza de la Hora:
Es muy conocido en dicho
palacio el balcón que da a la Plaza de la Hora, donde podía salir la princesa
durante una hora al día, y de ahí el nombre de la Plaza de la Hora, a donde da
el balcón. Tras la fuga de Antonio Pérez al Reino de Aragón en 1590, Felipe II
mandó poner rejas en puertas y ventanas del Palacio Ducal.
Quizás este sea el mejor
lugar para decir unas cuantas palabras, pocas, de la Princesa de Éboli, tal como nos
las expuso nuestro guía Manuel: Ana de Mendoza y de la Cerda fue una de las
mujeres de más talento de su época, y se la consideró como una de las damas más
hermosas de la corte española; en esto coinciden casi todos sus biógrafos, y
que fue una mujer más adelantada a la época que le tocó vivir. En lo que no se
ponen de acuerdo y abundan diferentes hipótesis es acerca del famoso parche en
su ojo derecho. Entre las teorías sobre la causa de la pérdida de su ojo, la
más respaldada es la que asegura que la princesa fue dañada por la punta de un
florete manejado por un paje durante su infancia. Pero este dato no está claro;
quizás no fuese tuerta sino estrábica. En apoyo de esta tesis, nos dijo Manuel
que hay algún retrato de Ana de Mendoza donde aparece con el ojo
izquierdo tapado, y no el derecho. En cualquier caso, hay pocos datos que
mencionen dicho defecto físico.
Para los que quieran saber
más de la Princesa
de Éboli, les inserto el enlace a su biografía en la Wikipedia:
Este palacio, también fue
el lugar de alumbramiento de María Ana de Austria, hija de María de
Mendoza y Don Juan de Austria.
En 1997, la Universidad de
Alcalá adquirió, restauró y finalizó el palacio a cargo de los arquitectos Carlos Clemente
y Antonio
Fernández Alba.
Recorrimos las estancias
del palacio, incluyendo aquella donde fue recluida la princesa de Éboli y donde
se asomaba al balcón, bajo las excelentes indicaciones y reseñas que nos iba
dando nuestro guía Manuel.
Nuestro
almuerzo
Poco después de las dos de
la tarde habíamos finalizado la visita al Palacio Ducal y nos encaminamos a un
antiguo convento donde iba a tener lugar nuestra memorable comida, y si utilizo
ese adjetivo de memorable es porque creo que no me faltan razones para hacerlo.
Reseño a continuación en que consistió nuestra colación:
Aceite de oliva gourmet
con sales del Himalaya, crema de sopa de champiñones, migas con huevo
escalfado, sorbete de mango, brocheta de redondo de ternera en su salsa con
patatas panaderas, helado de moca, café e infusiones. Creo que sobran más
aclarados.
Solamente añadir que antes
de comenzar la comida propiamente dicha, me atiborré de un fantástico pan que
no dejé de untar en el aceite de oliva con sales del Himalaya, de modo que
cuando llegamos al último plato, la brocheta de redondo de ternera, tuve que
hacer auténticos esfuerzos para finalizar con éxito el almuerzo.
Poco después de las cuatro
de la tarde habíamos finalizado la comida y ya en el autobús nos encaminamos a
Guadalajara, a donde arribamos poco después de las 17:00 horas.
GUADALAJARA
Guadalajara cuenta con
85.000 habitantes y se encuentra situada dentro del área industrial del
Corredor del Henares, en la parte oriental del área metropolitana de Madrid.
Aquí, en Guadalajara, nos
dirigimos directamente al convento de San Francisco que íbamos a visitar.
En el exterior del templo
y aprovechando las escaleras que hay frente al mismo, nos hicimos la foto de
grupo de los expedicionarios.
El
convento de San Francisco
La fortaleza más reciente
de la ciudad es el fuerte de San Francisco, construido en el siglo XIX
aprovechando el antiguo convento de San Francisco, del siglo XIV. Junto a los
edificios del convento, que se reformaron completamente, a veces sin respetar
su estructura original, se levantaron unos pabellones auxiliares y una muralla
con torreones de vigilancia.
En 1808, tras la invasión
napoleónica, el convento de San Francisco se convirtió para las fuerzas
ocupantes en el centro militar estratégico de Guadalajara. Es en esos años
cuando el panteón es víctima de saqueos y cuando se profanan los sarcófagos.
Después de aquel primer
episodio castrense, el viejo convento vivió una larga historia militar que se
dilató hasta el año 2000, cuando el Ministerio de Defensa le cedió la propiedad
al Ayuntamiento de Guadalajara.
La iglesia, que visitamos,
es de traza gótica (atribuible al arquitecto Juan Guas) con una sola nave de seis
tramos y capillas laterales entre los contrafuertes. Sin embargo, la sencillez
de esta composición no le impide alcanzar unas dimensiones espaciales notables,
convirtiéndola en el templo más amplio de la ciudad.
La cripta fue encargada
por Juan de
Dios de Silva y Haro, X duque del Infantado, al arquitecto Felipe Sánchez,
quien diseñó una cripta y capilla inspiradas en el panteón de Reyes del
monasterio del Escorial, dando comienzo las obras en 1696.
Los nichos para los
sarcófagos se emplazan en cada uno de los intercolumnios, ocupando un orden
vertical todo el paño, a excepción del hueco de entrada al panteón y del gran
vano de comunicación con la capilla aneja. La cripta fue restaurada por el
Ministerio de Cultura y abierta al público en 2011.
Como nos indicó Manuel
y como ya hemos mencionado con anterioridad, la cripta fue profanada por las
fuerzas napoleónicas no encontrándose en la actualidad ningunos restos humanos
en los sarcófagos presentes, muchos de ellos, como se puede apreciar en la
fotografía que inserto, destrozados. En cuanto a los sarcófagos que faltan,
fueron trasladados a la cripta de la Colegiata de Pastrana.
Regreso
Sobre las seis de la
tarde, una vez finalizada la visita al convento de San Francisco, iniciamos
nuestro regreso a Madrid, a donde arribamos tras un ligero atasco cerca ya de
las 19:30. Tuve suerte en la combinación del Metro hasta Príncipe Pío y en esta
estación del Cercanías que me depositó en Las Rozas poco después de las 20:00
horas. Final de otro bonito viaje con la Hermandad, donde creo que todos hemos
disfrutado, tanto de la maravillosa parte cultural como de la opípara comida.
Juan José Alonso Panero
Las Rozas, 19 de noviembre
de 2018