LA
RIBERA SACRA
La verdad es que no sé
cómo comenzar este relato de un nuevo viaje con la Hermandad de Jubilados de
los ministerios de Comercio, Economía y Hacienda. Podría decir sin temor a
equivocarme que fueron cinco días pasados por agua, pero sinceramente, aunque
el aserto es cierto, no sería toda la verdad. La verdad es que fueron unos días
estupendos, con la molestia de la lluvia, unas veces más y otras menos, donde
recorrimos unos parajes realmente preciosos y visitamos unas ciudades, que en
mi caso, como Orense y Lugo, no conocía. Siguiendo en primera persona no puedo
dejar de mencionar, aunque todo llegará a su debido tiempo, nuestro paso por
Astorga, mi ciudad natal y origen de mi familia por ambas ramas, tanto los
Alonso como los Panero.
Sin más preámbulo, entro
en materia, citando en primer lugar como hago siempre, la parte técnica de las
fotos. Todas ellas fueron hechas con una Leica
M9-P digital con un solo objetivo Leica
Elmarit 28mm f/2,8, excepto las de Astorga, que datan de 2010 y fueron
realizadas con una Contax G2
analógica con un objetivo Carl Zeiss
Biogon 21mm f/2,8.
En cuanto a la
documentación para la parte cultural de este relato, me he basado fundamentalmente
en dos fuentes, la guía verde Michelin de España y la Wikipedia; en este último
sitio, puede, quien lo desee, ampliar en mucho lo que aquí cuento.
La
Ribera Sacra
La Ribera Sacra es una
zona que comprende las riberas de los ríos Cabe, Sil y Miño, en la zona sur de
la provincia de Lugo y el norte de la provincia de Orense.
El topónimo en gallego
“Ribeira Sacra” podría proceder de la Edad Media y, en un principio, se pensó
que el origen de su denominación estaría en el latín “Rivoira Sacrata” y que
podría responder a la gran cantidad de monasterios y templos ubicados en los
monumentales cañones y escarpadas laderas que jalonan la zona. Actualmente se
pueden visitar 18 monasterios en los que cabe destacar el recientemente creado
Parador de Santo Estevo de Ribas de Sil, donde pernoctaremos los viajeros de
esta excursión las dos primeras noches.
La Ribera Sacra es
especialmente conocida por sus tesoros naturales y biológicos, constituyendo un
vastísimo ecosistema de gran variedad y riqueza. Como denominación de origen
son muy estimados sus vinos, muy recurridos en la gastronomía gallega. Las
viñas, que se pueden contemplar siguiendo el curso del río, están dispuestas en
un sistema de escalones de piedra a lo largo de la ribera, y datan de la época
romana.
Lunes,
4 de junio de 2018
La expedición al completo,
34 viajeros, 30 mujeres y solo ¡4 hombres! salimos de nuestra sede de Madrid en
Alberto Alcocer a las 08:00 horas. Viajo con mi amigo Pedro, y hay algunos compañeros
habituales, como los del grupo de Viajes, Pilar y Jorge, echando de menos en esta ocasión a Elena
y Maribel
que por diversos motivos no forman parte de la expedición. También viajan Merche,
Carmina…
Con Pilar
y Jorge,
además de Manolo
y Gracia,
compartiríamos mesa en la mayoría de las ocasiones. Nos acompaña también, lo
hará durante todo el viaje, Mila, una estupenda guía de la Agencia Idea
Tours, que ya estuvo con nosotros en nuestro desplazamiento a Zamora y los
Arribes del Duero en abril del pasado año, http://jjalonsopanero.blogspot.com/2017/04/zamoray-los-arribes-del-duero.html y
al volante del autobús Michel, un joven conductor que demostrará una
pericia sin igual durante todo el viaje; realmente fuera de serie Michel,
que además tiene el plus añadido de ser “madridista”, de modo y manera que
pudimos comentar, entre otras cosas, la reciente victoria del Real Madrid en
Kiev consiguiendo su 13ª Copa de Europa.
Hacemos una parada
logística cerca de Tordesillas en la vía de servicio, donde reponemos fuerzas
con unos cafés y vamos a los baños.
Puebla
de Sanabria
Seguimos nuestro camino y
arribamos a Puebla de Sanabria. Aquí no puedo dejar de recordar que este fue el
primer lugar que visité hace ya cinco años con la Hermandad http://jjalonsopanero.blogspot.com/2013_08_01_archive.html.
Hoy, recorremos sus calles
y hacemos tiempo hasta la hora del almuerzo, que estuvo compuesto por judiones
con chorizo, filetes de carne con salsa de roquefort y tarta de queso, vino
tinto y agua. Tras deambular de nuevo por el pueblo durante un corto espacio de
tiempo, reiniciamos nuestro viaje a las 15:00 horas.
Monasterio
de Santo Estevo
Llegamos al
monasterio/parador de Santo Estevo (San Esteban en castellano) a las 17:30 bajo
una lluvia fina pero constante. Aquí me han adjudicado la habitación 229,
magnífica sin lugar a dudas. Recorro con Pedro las instalaciones del parador
deleitándonos en sus maravillosos claustros. ¿Qué decir de Santo Estevo? Para
describirlo hago uso de la página web de Paradores, así como la Wikipedia:
En el corazón de la Ribera
Sacra, espacio natural de original belleza en el interior de Galicia, donde se
encuentran los ríos Miño y Sil, se esconde entre un gran manto de verde
arboleda el Monasterio de Santo Estevo, convertido hoy en un precioso Parador.
Se cree que el origen del monasterio se remonta a los siglos VI y VII. En él se
aprecian claramente los estilos barroco y románico, con tres impresionantes
claustros, uno románico, uno gótico y otro renacentista. La belleza y
monumentalidad del edificio han hecho que fuera declarado Monumento Histórico
Artístico en 1923.
Tuvimos a las 20:30 una
maravillosa cena compuesta por crujiente de vieiras con salsa de cebollas y
pimentón, crema de espárragos verdes con mouse de cebreiro al vapor, lomo de
merluza al horno sobre patata encebollada y salsa de albariño, francamente
bueno, y de postre mouse de limón con mermelada de ciruela mango y castañas en
almíbar. Vino blanco y tinto, agua e infusiones. Por mi parte, tomé un poleo.
Martes,
5 de junio de 2018
Cañones
del río Sil
Hemos salido del Parador a
las 09:00. Antes de seguir adelante y a fuer de repetirme, debo decir que nos
llovió durante todo el día, en alguna ocasión torrencialmente, como en el caso
de nuestro paseo por los cañones del río Sil, donde tuvimos que permanecer todo
el recorrido en el interior del catamarán y fue materialmente imposible tomar
fotos, razón por la cual no aporto ninguna a esta historia.
No obstante la lluvia, lo
que pudimos atisbar a través de las cristaleras del barco, era realmente
impresionante, en su grandiosidad y frondosidad en cuanto a la naturaleza.
Lástima que el día no acompañara.
Orense
Cuando acabamos el
recorrido por el río nos dirigimos a Orense, donde comimos. Había tres platos
de 1º y tres de 2º para elegir. Yo elegí melón con jamón; otros compañeros
optaron por tallarines o ensalada de queso y de atún. De segundo había jarrete
de ternera que fue mi elección, y además churrasco y dorada. De postre crema
con albaricoque y mango.
Después de la comida sobre
las 16:15 fuimos a visitar la ciudad de Orense bajo la tutela de un guía local
estupendo, Pepe.
Orense es el tercer
municipio gallego por población después de Vigo y La Coruña con 106.000
habitantes en 2016. La atraviesa el río Miño.
El origen de la ciudad es
romano, aunque existen dudas sobre la etimología del topónimo Orense. La
primera teoría señala que fue bautizada por los romanos posiblemente como “la
ciudad del oro” (Auriense) por su enorme abundancia de este metal. Otra teoría
postula que el nombre de la ciudad proviniera del latín aquae urente (“aguas abrasadoras”) por sus conocidas fuentes de
aguas termales conocidas como Burgas (nombre derivado del latín burca que significa pila).
Recorrimos toda la ciudad,
llovía y llovía, pero Pepe nos fue explicando muy bien las
diferentes zonas importantes por donde anduvimos, como las Burgas, que como ya se ha dicho, es un manantial de agua
termal que mana a 65º, y por último nos dirigimos a la catedral.
La
catedral de Orense, dedicada a San Martín, es el principal
monumento religioso de la ciudad. Fue edificada en los siglos XII y XIII.
Actualmente está considerada como Bien de Interés Cultural y Monumento
histórico-artístico desde 1931.
Es uno de los grandes
templos románicos de España y una de las construcciones culminantes de la Edad
Media en Galicia. Los añadidos posteriores –que no desfiguran su fundamental
unidad- constituyen una variada muestra de los diferentes estilos de épocas
sucesivas (románico, gótico, renacentista, barroco, neoclásico y actual).
En el Altar Mayor destaca
su magnífico retablo gótico, obra de Cornelius de Holanda en el siglo XVI, así como
las rejas del presbiterio y del coro, también del mismo siglo.
Pero indudablemente, la
joya de la Catedral es el Pórtico del Paraíso, la gran entrada occidental, que
reproduce, de manera simplificada, la estructura del Pórtico de la Gloria de
Santiago de Compostela, conservando en el caso del pórtico de Orense su
policromía original, siendo junto con La Guardia en Álava y Toro en Zamora los
únicos policromados existentes en España.
Por fuera, y esto ya son
palabras mías, la catedral no parece gran cosa, pero por dentro impresiona,
como el retablo del altar mayor, una capilla espectacular de la que no recuerdo
su nombre y donde nos dijo Pepe que se casaban los orensanos, y por último el
Pórtico del Paraíso, espectacular arcada policromada como ya se ha dicho.
Aquí, en el exterior de la
catedral, en concreto en sus escaleras, aprovechamos unos minutos en que la
lluvia era muy escasa para hacer la foto del grupo expedicionario.
Acabamos la visita sobre
las 18:30 y a las 18:45 cogíamos el autobús de regreso al hotel donde llegamos
a las 19:40.
Cenamos a las 20:30
empanadas de raxo con pimientos del padrón, salteado de verduras de temporada
con salsa bearnesa, salmón al horno sobre crema de guisantes y cebollinos
fritos, que estaba espectacular, el mejor solomillo de salmón que he tomado en
mi vida. De postre bizcocho borracho con crema de castañas, vino blanco y tinto
y agua. Infusiones para finalizar.
Cuando acabamos la cena
sobre las 22:00 horas, vino a recogernos “un monje” que teatralizó
maravillosamente la historia del monasterio, que visitamos en la iglesia y los
tres claustros. Por último degustamos una queimada fantástica; yo tomé dos
vasitos, fuera de serie. Me quedé perfecto. Acabamos sobre las 23:30 horas.
Miércoles,
6 de junio de 2018
Salimos del parador a las
09:00 y nos dirigimos a unas bodegas para hacer una degustación. Estuvimos allí
mucho tiempo, más de hora y media, demasiado para mi gusto. Cuando salimos
intentamos ir a ver el monasterio de Samos, pero los monjes decían que era
demasiado tarde.
Portomarín
Como alternativa fuimos a
Portomarín, donde estuvimos una media hora, paseamos por el pueblo, vimos por
fuera una bonita iglesia y nos dirigimos a comer a Lugo donde llegamos cerca de
las tres de la tarde. Todo el día lloviendo.
Lugo
La comida en Lugo fue la
más deficiente de todas hasta ahora. De primero un caldo gallego, de segundo
una carne de ternera con patatas y unas verduras y de postre un helado y tarta
de chocolate.
Lugo, que tiene 98.000
habitantes es una de las pocas ciudades españolas que cuenta con tres bienes
inscritos en la lista mundial de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO: El
camino primitivo de Santiago que atraviesa la ciudad, la catedral de Santa
María y la Muralla Romana,
que es el principal monumento de la ciudad y la única muralla romana del mundo
que conserva todo su perímetro original con más de dos kilómetros de extensión.
La verdad es que vista de cerca impresiona. Debo de confesar mi absoluta
ignorancia de este maravilloso monumento antes de haberlo visto con mis propios
ojos en Lugo.
La
catedral de Santa María, empezada a construir a inicios del
siglo XI, en estilo románico, con adiciones en siglos posteriores, como el
pórtico de la puerta norte, la torre del reloj, el claustro y la fachada que
ostenta hoy en día, de estilo neoclásico, fue declarada Patrimonio de la
Humanidad en 2015.
Una de sus joyas más
destacadas es el retablo mayor, obra de Cornelius de Holanda, dañado a consecuencia
del Terremoto de Lisboa de 1755, tras el cual se decidió dividirlo en varios
fragmentos, los dos mayores de los cuales se encuentran actualmente en ambos
extremos del crucero.
El otro monumento
destacable en la catedral es la Capilla de la Virgen de los Ojos Grandes, patrona
de la ciudad, que data del siglo XVIII y es obra de Fernando de Casas Novoa. Se
desconoce el autor de la talla de la virgen, de piedra policromada; algunos
entendidos la sitúan cronológicamente en el siglo XII, aunque otros postergan
su factura al siglo XV.
Recorrimos todos estos
monumentos, así como el Museo
Provincial, donde estaban expuestos varios objetos en cerámica,
destacando sobremanera un gran mosaico romano, acompañados por una guía local, Lidia
muy agradable y competente. La visita de la tarde resultó francamente bien.
Llegamos al hotel Santiago
Spa sobre las 19:00 horas. Me han dado la habitación 402. Los comentarios
posteriores que compartí con muchos de los compañeros, dieron todos el mismo
resultado: aunque el hotel nominalmente tiene 4 estrellas, difícilmente llega a
3 reales. Las habitaciones muy deficientes y constataríamos que el bufé de la
cena era bastante pobre.
Cenamos a las 21:00; de
primero había solo ensalada y de segundo un pescado, supuestamente merluza, o
un salteado de patatas, jamón y champiñones. De postre, piña y melocotón en
almíbar y fruta. Vino blanco, tinto y agua.
Jueves,
7 de junio de 2018
Salimos del hotel sobre
las 09:00 horas en dirección a las Playas de las Catedrales, donde teóricamente
la marea baja sería sobre las 11:30. Al llegar allí poco antes de las 11:00 nos
encontramos con la desagradable sorpresa de que todavía estaba subiendo la
marea, de modo que muy poco por no decir nada se podía ver de la playa. Un error,
supuestamente de la Agencia organizadora del viaje, difícilmente comprensible
en una época donde la información está siempre al alcance de la mano. In situ
nos enteramos de que hasta la tarde a las 16:30 no habría marea baja.
Decidimos pues marcharnos.
Tocaba hacer tiempo hasta la hora de comer en Ribadeo. Seguimos pues camino
hacia Tapia de Casariego, en
Asturias, donde dimos un pequeño paseo por el pueblo acercándonos hasta el
puerto y de ahí nos marchamos hacia Ribadeo
(Galicia), donde dimos otro pequeño paseo hasta la plaza mayor, denominada de
España, muy bonita, con una gran casa en restauración que perteneció a un
indiano. Frente a Ribadeo se veía Castropol, Asturias.
Pedro y yo nos sentamos para hacer tiempo
(comíamos a las 14:00) en una terraza de la Plaza de España donde nos tomamos
unas tónicas.
La comida consistió en un
caldo de marisco aceptable y una dorada muy insípida; de postre tarta de
almendras, vino tinto, blanco y agua.
La
Playa de las Catedrales es el nombre turístico de la playa de
Aguas Santas, situada en el municipio gallego de Ribadeo, en la costa de la
provincia de Lugo, sobre el mar Cantábrico. Es conocida por este nombre debido
a la apariencia de sus acantilados. Está declarada Monumento natural por la
Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Galicia.
Lo característico de la
playa son los arcos y las cuevas, solo apreciables a pie de playa durante la
bajamar. Durante la marea baja puede accederse a un largo arenal delimitado por
una pared rocosa de pizarra y esquisto erosionada en formas caprichosas: arcos
de más de treinta metros de altura que recuerdan arbotantes de una catedral,
grutas de decenas de metros, pasillos de arena entre bloques de roca y otras
curiosidades. La playa tiene este relieve debido al efecto de la erosión del
viento y del agua salada.
Sobre las 16:00 horas
marchamos de nuevo hacia la Playa de las Catedrales. Aquí, por fin, pudimos ver
durante algo más de una hora, desde las 16:15 hasta las 17:30 la playa,
paseando por ella y tomando fotos. Durante la mayor parte del tiempo no llovía,
aunque al final, de nuevo comenzó a llover, algo que nos ha acompañado durante
todos los días. Debo decir que la playa es espectacular con sus grutas y rocas
excavadas por la acción del mar y me gustó mucho.
Seguimos a Lugo donde
llegamos sobre las 19:15. Cenamos a las 21:00, ensalada de primero y de segundo
empanada gallega y secreto de cerdo, y de guarnición patatas fritas y puré de
patatas. De postre, como ayer, melocotón y piña en almíbar, fruta fresca y una
tarta.
Viernes,
8 de junio de 2018
Bajamos las maletas al
autobús a las 08:45. Aquí me entero por Pilar, que cariñosamente me lo comunica, que
hay una compañera que vive en Las Rozas
y el autobús la va a dejar en la vía de servicio, salida 26. Me apunto
sin dudarlo, y cuando hablo con esta compañera, Carmen, me dice que a ella la
recoge en la vía de servicio un hijo, y que ya me acercan a casa, algo que le
agradezco en el alma. Vi los cielos abiertos. Eso me suponía ganar cerca de
hora y media, al no tener que llegar a Madrid, agenciarme allí un taxi y subir
de nuevo hacia Las Rozas.
Ponferrada
Salimos del hotel a las
09:00 y nos dirigimos a Ponferrada. Aquí hicimos un alto donde nos tomamos unos
cafés y paseamos por el pueblo admirando su bonito castillo templario y sus
calles.
Astorga
Seguimos camino de Astorga,
la Astúrica Augusta romana, en la provincia de León, 11.153 habitantes en 2017,
considerada la capital de la Maragatería y punto esencial en el Camino de
Santiago, a donde llegamos aproximadamente hacia el mediodía. Llovía con mucha
intensidad; afortunadamente las visitas a realizar eran bajo techo.
Al llegar a este punto
podría extenderme páginas y páginas, algo que no voy a hacer en consideración a
mis lectores. Tan solo diré en unas pocas líneas que nací en Astorga, de aquí
son también mis padres y abuelos por ambas ramas, y las huellas de mi familia
están presentes en la ciudad. El museo del chocolate se encuentra hoy en día
ubicado en una preciosa casa modernista que perteneció a mi abuelo paterno, y
en la calle Leopoldo Panero se encuentra la casa de mis abuelos maternos, hoy
en día museo, conocida como la casa Panero, donde se ubican los recuerdos de
mis tíos carnales, los poetas Juan y Leopoldo Panero, y Luis Alonso Luengo, magistrado y cronista
oficial de Astorga. Completa el trío mi también tío Ricardo Gullón. Los cuatro
formaron, en denominación de Gerardo Diego, “la escuela de Astorga”.
Para todo aquel que tenga
interés, indico las páginas de mi Blog correspondientes a relatos sobre viajes
donde aparece Astorga, incluyendo una de ellas con fotografías interiores de la
casa Panero:
De 12:30 a 13:30 estuvimos
visitando el Palacio Episcopal
de Astorga, obra de Antonio Gaudí. Nos acompaña un guía fuera de
serie que nos muestra el palacio y el museo de los Caminos de una forma
excepcional.
Tras el incendio de 1886,
en el que se quemó el antiguo palacio episcopal, el obispo Juan Bautista Grau y Vallespinós
encargó el proyecto de un nuevo palacio al arquitecto modernista Antonio Gaudí.
Aunque se suele decir que ambos, obispo y arquitecto, mantenían una antigua
amistad, según nos explicó nuestro estupendo guía, no es exactamente cierta
esta afirmación. Ambos se conocían, sin llegar a más, y la auténtica y profunda
amistad se estableció en los años de construcción del palacio.
Las obras se iniciaron en
1889, pero tras el fallecimiento del obispo Grau en 1893, Gaudí
renunció a la dirección de la obra por desavenencias con el Cabildo, cuando
todavía faltaba por construir el segundo piso y el ático. Con Julián de Diego
y Alcolea como obispo se nombró como nuevo director del proyecto a Ricardo García
Guereta, que concluyó el edificio en 1913. Durante 50 años estuvo el
palacio sin un destino concreto. En la Guerra Civil Española, sirvió de sede y
cuartel de la Falange, y tanto en 1943 como en 1956 el edificio sufrió diversas
reparaciones con la intención de convertirlo en residencia del obispo. Esta
función nunca llegó a consumarse, y bajo los obispados de Marcelo González Martín y Antonio Briva
Miravent, se promovió el edificio como Museo de los Caminos,
inaugurado en 1963.
El palacio, construido en
granito gris procedente de El Bierzo, sigue los cánones historicistas de la
arquitectura de finales del siglo XIX y principios del XX –en este caso en
estilo neogótico- y presenta planta de cruz latina y cuatro fachadas, con
cuatro torres en cada uno de sus ángulos.
A las 13:30 fuimos a la Catedral, donde nos dieron unas
audioguías para visitarla.
El origen de la catedral,
dedicada a Santa María, se remonta a 1069, cuando un primer templo fue
consagrado por el obispo Pedro Núñez. Posteriormente fue reconstruida
en 1087, bajo el obispo Osmundo y en el siglo XIII, siendo obispo Pedro Fernández.
Esta última reedificación fue la base para la definitiva ampliación, que
comenzó en 1471. Desde ese momento las obras se prolongaron hasta el siglo
XVIII, motivo por el cual en su traza se conjugan elementos góticos,
renacentistas y barrocos.
En el interior, además del
coro con sillería del siglo XVI y reja del XVII, se distribuyen las diferentes
capillas. De todas ellas destacan especialmente la capilla de Nuestra Señora de
la Majestad, en cuyo retablo se encuentra la imagen de la Virgen de la
Majestad, del siglo XII; la Capilla Mayor, en la que se encuentra el retablo de
estilo renacentista obra de Gaspar Becerra; y la capilla del retablo de
San Miguel, ejemplo del arte hispano-flamenco del siglo XVI.
Como siempre que visito la
catedral de mi lugar de nacimiento, me impresiona, en su grandiosidad y pureza
de líneas, y siempre pienso que si no estuviera a la sombra de una joya como es
la catedral de León, estaría mucho más valorada de lo que lo está.
Aquí estuvimos hasta cerca
de las 14:30 en que nos marchamos a comer, en un restaurante de hotel situado
en la Plaza Mayor al lado del Ayuntamiento.
Comimos alubias con chorizo,
muy ricas, pequeñitas y de segundo estofado de carne con patatas fritas y
ensalada. De postre una tarta, vino y agua. Aunque la comida fue bastante
buena, eché en falta el cocido maragato, algo que hubiéramos podido degustar
por un precio, estoy convencido, prácticamente similar, en la Casa Maragata.
Acabamos sobre las 15:30 y
Pedro
y yo aprovechamos hasta las 16:30 en que salía el autobús, para tomarnos un
café, y de camino a la estación de autobuses, junto al palacio episcopal, donde
nos esperaba el autobús, aproveché para mostrarle a Pedro la casa de mis abuelos,
que estaba cerrada.
Salimos en dirección
Madrid a las 16:30. Hicimos una parada intermedia de tipo logístico en el mismo
lugar que a la ida, a la altura de Tordesillas o Medina del Campo, donde nos
tomamos otro café.
Me despedí de todos los
viajeros apresuradamente, y Carmen y yo quedamos en la salida 26 en Las
Matas, donde como ya he dicho nos recogió un hijo de Carmen. Sobre las 20:30 estaba
en casa, donde tras recoger todo, me di una reconfortante ducha.
Han sido 5 días pasados
por agua, una estancia que se puede decir que fue muy positiva, aunque también
tuvo algún aspecto negativo. Muy bueno el parador de Santo Estevo y deficiente
el hotel de Lugo. Los tres guías locales, Orense, Lugo y Astorga, muy buenos.
Lo peor, desde mi punto de vista, fue la visita a la bodega, excesiva, casi hora
y media, que nos impidió ver el monasterio de Samos, y también el equívoco de
la marea en la playa de las catedrales, pero en líneas generales el viaje
resultó bien y la convivencia con los compañeros estupenda, como siempre.
Juan José Alonso Panero
Las Rozas de Madrid, 14 de
junio de 2018