miércoles, 8 de junio de 2016

LA HOZ DEL RÍO DULCE Y SIGÜENZA


Una nueva excursión con la Hermandad de Jubilados de los ministerios de Comercio, Economía y Hacienda, esta vez a la Hoz del río Dulce y con posterioridad a Sigüenza.


En esta ocasión, al igual que en la ruta de las caras de Buendía, nuevamente unieron sus fuerzas el grupo de senderismo y el de viajes. Se trataba de conmemorar a nuestra manera el 4º Centenario del fallecimiento de Cervantes y andar por unas tierras que en su tiempo hollaron Don Quijote y Sancho. La idea inicial era visitar Pelegrina y desde allí recorrer una ruta senderista hasta La Cabrera. No obstante el hombre propone y Dios dispone, y en este caso, el obstáculo se encontraba en la imposibilidad material del autobús para adentrarse en la ruta que había que seguir desde Pelegrina, de modo que se varió el itinerario sobre la marcha a instancias de nuestro guía, Manuel, al que habíamos recogido en Guadalajara y que ya nos había acompañado en la visita a los Pueblos Negros.


A la cabeza de los 49 excursionistas que componemos la expedición se encuentran los miembros del grupo de viajes y de senderismo, Elena, Jorge y Pilar y Maribel. En esta ocasión no puede acompañarnos Isabel Martínez nuestra vocal de cultura que se encuentra algo “pachucha”.


Las fotos

Como siempre hago, indico los datos técnicos de las fotografías que componen el reportaje. Todas ellas fueron tomadas con una Leica M9-P y un solo objetivo, Leica Elmarit 28mm f/2,8.

Salimos

El autobús parte de nuestra sede en la calle de Alberto Alcocer de Madrid con solo 10 minutos de retraso, a las 09:10 horas. A las 10:35 nos encontramos en el área de servicio del punto kilométrico 103 donde hacemos nuestra parada técnica hasta las 11:00, y media hora más tarde nos encontrábamos en el que iba a ser nuestro punto de partida para la ruta senderista que íbamos a seguir de 7,5 Km, llanos con un pequeño repecho el último kilómetro.



Como ya he apuntado, se cambió el recorrido, y el nuevo trayecto, siempre siguiendo a nuestra diestra al maravilloso y cristalino río Dulce, afluente del Henares que a su vez pertenece a la cuenca hidrográfica del Tajo, partió de Aragosa con punto final establecido en La Cabrera. Dado el esfuerzo que había que realizar y teniendo en cuenta los muchos años que acarreamos a nuestras espaldas los miembros de la Hermandad, se dio opción a los que no desearan efectuar el camino a pie de esperar en el interior del autobús. Tan solo hubo 6 deserciones.



La ruta senderista


¿Qué puedo decir del trayecto que efectuamos en un día climatológicamente espléndido con poco más de 20º de temperatura? Una auténtica maravilla, con el río Dulce a nuestra diestra, con aguas cristalinas, como ya he dicho, y bordeado de chopos y robles, mientras a nuestra izquierda contemplábamos las paredes rocosas de las oquedades abiertas por la naturaleza en el recorrido del río Dulce. Hasta nos fue dado vislumbrar el fabuloso planear de un majestuoso buitre leonado, lo que nos trajo a la mente que en estos lugares, filmó muchos de sus documentales el recordado Félix Rodríguez de la Fuente.



Abría la marcha nuestro guía Manuel, chico joven y bien dispuesto que nos llevaba a un ritmo bastante ligero. Poco a poco, las distancias que se fueron abriendo entre los diferentes excursionistas se fue alargando y formando una especie de serpiente multicolor emulando al Tour de Francia. Mi amigo Pedro y yo íbamos en el grupo de cabeza. Cerca de la mitad de la ruta, Manuel decidió parar para reagrupar a los viajeros que renqueaban. Un pequeño grupo de tres excursionistas, y Pedro y yo, decidimos seguir el camino a un ritmo algo más pausado, pero siempre preferible a parar y enfriar los músculos. Poco a poco y sin darnos cuenta, quedamos a la cabeza, aunque ya cerca de la conclusión vimos aparecer a nuestro guía acompañado de otros 3 ó 4 viajeros.



Justamente al final de nuestro recorrido, en ligera pendiente como ya he apuntado, experimenté en mi propio cuerpo lo que los ciclistas llaman “una pájara”, es decir, quedarse materialmente pegados, de golpe, al asfalto, en mi caso al sendero de tierra, sin fuerzas para seguir. Cuando ya veía el desenlace de la ruta, mis piernas dijeron basta y me acordé de aquella famosa frase cinematográfica de “no siento las piernas”. Me dije que no podía caer al suelo, y más con la cámara colgada al cuello. En un esfuerzo supremo, y mientras veía a Pedro hacer estiramientos tras culminar nuestra proeza, logré llegar hasta un banco y quedar materialmente traspuesto. Había costado pero coronamos en cabeza. Miré el reloj, exactamente las 13:25, es decir, habíamos tardado exactamente 2 horas en efectuar el recorrido de casi 8 Km. Las fotos que acompañan el reportaje dan una idea del maravilloso itinerario que seguimos.




Mientras descansábamos del periplo, primero en el banco y luego en el autobús que nos esperaba en el punto final de nuestra ruta, fuimos viendo llegar al resto de la expedición en un interminable gota a gota, hasta los últimos, que lo hicieron claramente “fuera de control” una hora después de nuestra arribada. Ya en el autobús nos enteramos de la caída durante el trayecto de una de nuestras compañeras de viaje, que mostraba grandes magulladuras, rasguños y moratones en la cara. Fue nuestro particular tributo de sangre que afortunadamente quedó solo en un buen susto. A las 14:30 reiniciamos la marcha hacia Sigüenza, a donde llegamos media hora después para sentarnos a reponer fuerzas en el restaurante Calle Mayor.


La comida

A fin de que mis lectores puedan hacerse una idea de nuestra maravillosa comida, inserto en el reportaje el menú que degustamos, todo él excelente en grado sumo. Baste decir, que yo, que soy de buen comer, no pude terminar la maravillosa carrillera que se nos ofreció.


Durante el transcurso de la comida tuvimos el segundo susto de la jornada. Otra de nuestras compañeras sufrió una aparatosa lipotimia. Varios de los miembros de la expedición, a la cabeza de los cuales tengo que resaltar los buenos oficios de Pilar, haciendo uso de sus conocimientos profesionales sanitarios, así como Elena, ayudaron en el trance, que acabó con la llegada de la ambulancia que dictaminó la levedad del percance, aunque todos nos llevamos un buen susto.

Sigüenza

Haciendo uso de la Wikipedia, apunto algunos datos, sin querer ser exhaustivo, de esta bonita ciudad.


Sigüenza, situada a una altitud de 1004 metros sobre el nivel del mar, es un municipio perteneciente a la provincia de Guadalajara, en la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. Es la mayor localidad de la comarca de la Serranía cercana a la zona de entronque de los sistemas montañosos Central e Ibérico, en la comarca natural del Alto Henares. En 2014, el municipio contaba con una población total de 4712 habitantes.

Sigüenza es ciudad mitrada desde el siglo XII, siendo Bernardo de Agén su primer obispo, monje guerrero que, según tradición, arrebató la ciudad al musulmán en el día de San Vicente Mártir del año 1124, fundando posteriormente la catedral-basílica, la cual dedicó a la reliquia de Santa Librada que él trajo desde su tierra gala natal. Hoy en día Sigüenza es la sede principal de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara.

La ciudad fue declarada conjunto histórico artístico –antecedente de la figura de bien de interés cultural- en 1965.

Entre sus importantes monumentos son varios los que destacan. Hablaremos en primer lugar de aquellos que nos fue imposible visitar, como es el caso de la catedral, cerrada por obras, según se nos informó, y del famoso Doncel, ubicado en el interior de la seo de la ciudad.


La catedral de Santa María es de estilo inicial románico-renacentista con acabado gótico y numerosos elementos renacentistas en su interior. Las dos grandes torres macizas de la fachada le dan reminiscencias de fortaleza. Dentro de ella se encuentra, entre otras artísticas dependencias, la capilla de los Arce con la estatua yacente del Doncel de Sigüenza, y la sacristía mayor o de las cabezas.

El sepulcro del Doncel es la tumba de Martín Vázquez de Arce ubicada en la capilla de San Juan y Santa Catalina. Se trata de una de las principales esculturas del gótico tardío español.


Fue encargada por su hermano, Fernando Vázquez de Arce, obispo de Canarias y, aunque se desconoce con exactitud el escultor, se le atribuye a Sebastián de Almonacid, que la realizó entre 1486, año de la defunción del Doncel, y 1504, en el que sale citado en el testamento de su padre como ya realizado en la capilla de la catedral.

El sepulcro, colocado sobre tres leones, está bajo una hornacina en arco de medio punto, con la estatua del Doncel en alabastro. Lo que más resalta es que no es una figura yacente, dormida, sino que se encuentra recostado, con una pierna sobre la otra y apoya el brazo medio incorporado, en actitud de leer un libro que sostiene abierto en sus manos. La iconografía habitual durante la Edad Media, reserva los libros a personajes eclesiásticos, por lo que su uso en este caso puede considerarse una innovación.

La visita de Sigüenza

Tras la comida, pasadas ya las 17:00 horas, iniciamos nuestra visita a Sigüenza. Lamentablemente, y como ya queda dicho, no pudimos ver dos de los puntos principales de atracción de la ciudad, su catedral y el famoso Doncel.


Visitamos pues en primer lugar la iglesia de Santiago, que está previsto que se convierta en el futuro Centro de Interpretación del Románico, tal como nos explicó nuestro guía Manuel, que nos llevó luego a la también románica iglesia de San Vicente.



Examinamos luego la Plaza Mayor, de estilo renacentista, mandada construir por el Cardenal Mendoza, donde se sitúa el Palacio Municipal.



Nos dirigimos a continuación a la Casa del Doncel, denominación habitual del que fuera palacio tardo gótico de los Marqueses de Bedmar, hoy perteneciente a la Universidad de Alcalá de Henares, y que tal como nos informó Manuel, comenzó a construirse en el siglo XIII, aunque de sus primitivos cimientos no quedan apenas restos, pues se reconstruyó totalmente entre la segunda mitad del siglo XV y principios del XVI.





La visita a Sigüenza la finalizamos en su Castillo o Alcázar de los obispos seguntinos. El castillo de los obispos de Sigüenza fue erigido en el primer cuarto del siglo XII sobre otro anterior musulmán. Sufrió reformas en siglos posteriores, y fue parcialmente destruido en el XIX, en el año 1811 y durante las guerras carlistas, y en el siglo XX durante la guerra civil, lo que obligó a una restauración casi total siguiendo los planos y documentos antiguos, para acabar convirtiéndose en el Parador Nacional de Turismo. En este bonito lugar nos hicimos la foto de grupo los expedicionarios.


Pese a los percances habidos durante la excursión, creo sinceramente que el balance ha sido altamente positivo. Hemos disfrutado de un precioso día, hemos hollado la auténtica naturaleza y hemos visitado una más que bonita ciudad.

A las siete de la tarde iniciamos nuestro camino de vuelta a Madrid, llegando a nuestra sede de Alberto Alcocer poco antes de las nueve de la noche. Metro y Cercanías mediante, a las diez de la noche estaba en casa.

Juan José Alonso Panero

Las Rozas de Madrid, 8 de junio de 2016