TRES
PUEBLOS SEGOVIANOS
Nueva Excursión con la
Hermandad de Jubilados de los ministerios de Comercio, Economía y Hacienda el
miércoles 7 del actual mes de marzo, a Aguilafuente, Turégano y Pedraza,
lugares todos ellos enclavados en la provincia de Segovia.
En esta ocasión tengo que
comenzar el relato hablando de la climatología. Toda la semana anterior a
nuestro viaje se pasó lloviendo sin descanso, y las previsiones hablaban que
justamente el miércoles de nuestra excursión sería el día de tregua para
comenzar de nuevo a llover esa misma noche y no parar en varios días. De hecho,
ahora que escribo, llueve en Las Rozas con intensidad.
Así pues, con un tiempo
espléndido, a las 09:04 salió nuestro autobús en dirección a la autovía A-6. Viaja
conmigo mi amigo Pedro. Nos acompaña como guía para todo el camino Lourdes,
de la agencia Traveleus con la que
hemos concertado la excursión. Lourdes no solo cuidará de nosotros con
auténtico mimo, sino que nos ilustrará durante el trayecto acerca de los
lugares que vamos a visitar. Luego, en cada una de las localidades previstas en
la agenda, dispondríamos de una guía local.
Tengo que decir que, como
siempre, forman parte de la expedición los compañeros del grupo de Viajes, Maribel,
Elena,
Jorge
y Pilar.
Maribel,
que además es nuestra Vocal de Cultura, nos hará una brillante disertación,
algo en ella habitual, acerca del Sinodal de Aguilafuente.
Además de los viajeros
habituales como Merche,
Carmen,
Carmina,
Ramiro,
Trini…,
en esta ocasión tengo la inmensa alegría de encontrarme con un antiguo
compañero de trabajo que además fue mi jefe durante varios años; me refiero a Gonzalo,
que viaja en compañía de su esposa y mi compañera de promoción Kitty
(que ya estuvo con nosotros en Alcalá de Henares), y otro compañero del
ministerio, Nicolás,
al que no tenía el gusto de conocer hasta ahora; los dos, tanto él como yo
hemos pasado muchos años en el extranjero y no hemos coincidido en Madrid. Con Gonzalo
recuerdo viejos tiempos en que él y yo, madrugadores ambos, pasábamos los
primeros minutos de la mañana en el ministerio hablando, entre otras cosas, de
fútbol, del actual y del de los viejos tiempos, en el que tanto él como yo nos
encontrábamos como pez en el agua, y podíamos, y podemos, compaginar
perfectamente el que él sea hincha del Atlético de Madrid y yo madridista
acérrimo. Fue, ya digo, una gran alegría
compartir con él, así como con Kitty y Nicolás este viaje, y por supuesto no me
olvido de mi amigo Pedro, siempre presente con su buen hacer y
buen estar.
Antes de entrar en
materia, dos precisiones que suelo hacer siempre: para la parte cultural de
esta historia me he servido de los folletos editados por los ayuntamientos de
Aguilafuente y Turégano, así como de la Wikipedia.
En cuanto a las fotografías, tanto las cuatro que inserto correspondientes al
año 2012 como las actuales, han sido realizadas con una Leica M9-P digital y tres objetivos Leica; las de 2012 con un Super
Elmar 21mm f/3,4 y Summicron 50mm
f/2 y las de este viaje, todas ellas con un Elmarit
28mm f/2,8.
AGUILAFUENTE
Aguilafuente es un
municipio con categoría de villa en la provincia de Segovia, a unos 35 Km de la
capital segoviana y a unos 135 de Madrid. Se encuentra enclavado en el centro
de la provincia.
Su población, que llegó a
ser de 1.700 habitantes en los años 50 del pasado siglo, alberga en la
actualidad a poco más de 600 almas. La disminución de los últimos años es
consecuencia del éxodo rural que también ha producido un fuerte envejecimiento.
Hay que señalar que el número de residentes temporales se incrementa
extraordinariamente durante los meses de verano.
También es importante reseñar
que la hostelería y el turismo rural se han desarrollado vigorosamente en los
últimos años.
Por último, apuntar que el
término municipal cuenta con una gran extensión de pinares; de hecho, la
comarca en que se encuentra se denomina Tierra de Pinares. En cuanto a la
fauna, hay que destacar la presencia de aves, con una colonia de cigüeñas que
anidan en las torres del casco urbano y que en los últimos años no han
realizado la migración invernal, permaneciendo aquí todo el año.
Llegamos a Aguilafuente a
las 11:00 horas e inmediatamente nos dirigimos a la
Iglesia
de San Juan y Aula Arqueológica
La iglesia de San Juan
Bautista fue construida a finales del siglo XII en estilo románico, empleando
tanto piedra como ladrillo. Actualmente, se encuentra desacralizada y es la
sede del museo o Aula Arqueológica, y recoge todos los vestigios aparecidos en
esta época, en la romana y en la visigoda.
A diferencia de otros
espacios expositivos similares, en el caso de Aguilafuente se cuenta pues con
una ventaja de gran valor añadido, ya que el Aula Arqueológica se encuentra en
el interior de la iglesia románica de San Juan Bautista, rehabilitada en
diversas fases durante los años 90 del pasado siglo para poder albergar
finalmente con total idoneidad el Aula y conseguir así un marco apropiado para
la exposición a la vez que se dota de funcionalidad a un edificio religioso
antes en ruinas.
Visitamos el museo
acompañados de la guía local. Resultó francamente interesante. No pude dejar de
pensar lo digno de admiración que es el que una pequeña localidad como la que
visitábamos albergara un museo tan amorosamente cuidado.
Museo
de Florentino Trapero
Vimos a continuación el
museo dedicado a Florentino Trapero, artista local, escultor, nacido en esta
localidad a finales del siglo XIX y fallecido en Madrid en los años 70 del
pasado siglo. El museo, ubicado en el edificio del Ayuntamiento es francamente
interesante y expone algunas figuras de gran calidad artística. Señalar que las
dos plazas de la localidad cuentan con esculturas del artista.
Frente al museo se encuentra
la iglesia de Santa María, que visitamos aproximadamente a las 12 del mediodía.
La
iglesia de Santa María y el Sinodal de Aguilafuente
La iglesia de Santa María,
bastante bien conservada, tiene un ábside románico mudéjar. Su interior,
ampliado en el siglo XIII fue modificado posteriormente en estilo barroco. El pórtico, gótico florido del siglo XV, tiene un relieve que representa la
Anunciación.
En esta iglesia se celebró
en 1472 un sínodo para reformar el clero de la diócesis de Segovia convocado
por el obispo humanista Juan Arias Dávila, que daría lugar al primer
libro impreso en lengua castellana: el Sinodal de Aguilafuente, editado por el
impresor Juan
Párix. Actualmente se celebra todos los años la reconstrucción de
este hecho mediante una representación teatral itinerante por calles y
escenarios históricos de la villa, en la que intervienen muchos de los
habitantes caracterizados con ropas de la época.
Todo lo relativo al
Sinodal de Aguilafuente nos había sido detalladamente explicado, durante el
transcurso del viaje en autobús, como ya quedó dicho, por nuestra Vocal de
Cultura, Maribel.
Poco después de abandonar
la iglesia, y por cuenta de la agencia de viajes Traveleus, nos tomamos un aperitivo, que tanto en el caso de mi
amigo Pedro
como en el mío consistió en un excelente pincho de tortilla y una caña de
cerveza.
Salimos pues de esta
localidad sobre las 12:30 y recorrimos los 10 Km que nos separaban de Turégano
en un cuarto de hora.
TURÉGANO
Es también Turégano
municipio de la provincia de Segovia. En 2017 contaba con un censo de 1.000 habitantes.
Cerca se encuentra un
castro prerromano de origen arévaco, lo que nos indica la antigüedad de este
municipio, que en el siglo XII pasó a ser dominio del Obispado de Segovia.
Tenía mercado y era centro de comunicaciones en la época medieval, lo cual
denota la importancia de esta villa.
El
castillo
El mayor atractivo de
Turégano es sin lugar a dudas su castillo, pues la fortaleza de esta villa
episcopal es de las más importantes de España, y desde luego, la más singular
de todas por su carácter de iglesia fortificada inexpugnable. El primer obispo,
Don Pedro de
Agén, consideró que el antiguo castro, edificado sobre una suave
colina, era el lugar idóneo para emplazar la nueva iglesia. Embutida de este
modo en el castillo, la iglesia de
San Miguel (actualmente considerada Bien de Interés Cultural)
atestigua, por las construcciones adosadas y superpuestas al templo, que hubo
dos castillos o fortificaciones sobre ella: el que construyera en su día el
obispo Arias
Dávila y otro, más primitivo, del que quedan infinidad de restos
arqueológicos.
Así cabe destacar seis
momentos principales que pueden observarse en su entramado arquitectónico: el
castro árabe, la iglesia románica primitiva de San Miguel construida en el
interior del castro en los siglos XII-XIII; el Castillo-Palacio de los obispos
superpuesto a la iglesia ampliada y que escondió en sus entrañas la bellísima
torre campanario románica del siglo XV; la fortaleza remodelada por Juan Arias
Dávila también del siglo XV; la adaptación de Diego de Rivera y el desmonte
del Palacio Episcopal superpuesto a las naves de la iglesia en el siglo XVI, y
por fin, la construcción en 1703 de la torre espadaña y derribo del campanario
exterior. Fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1931.
En este castillo estuvo
preso en 1585 Antonio
Pérez, secretario del rey Felipe II.
Los expedicionarios
tuvimos que subir una ligera cuesta que nos llevó hasta el castillo, y aquí
acompañados por la guía local visitamos la iglesia de San Miguel, que cuenta en
su interior con un interesante Cristo.
Sobre las 13:30 horas
partíamos para Pedraza, a donde llegamos una hora más tarde.
Lo primero que hicimos,
nada más bajar del autobús, que no podía entrar por el único lugar en que se
puede penetrar en la fortificada Pedraza, y por lo tanto quedó aparcado unos 200 metros
debajo de la colina, fue subir penosamente a pie la distancia que nos separaba
de la puerta de entrada, y así pasito a pasito llegamos a la Plaza Mayor en
cuyo lugar se ubicaba el restaurante donde íbamos a comer.
Nuestro
almuerzo
Mi amigo Gonzalo
que lee todos mis relatos, me acusa con frecuencia de que exagero la relación
que hago sobre las colaciones que disfrutamos en nuestras excursiones. En esta
ocasión iba a ser testigo de que en absoluto exagero cuando narro nuestros
almuerzos.
Poco más o menos y seguro
que se me olvida algún plato, nos sirvieron raciones de queso manchego, alubias
con morcillas, picadillo, croquetas, ensalada…, para finalizar en el plato
principal, un lechazo exquisito, todo ello regado con vino de Rioja y agua a
discreción, sin olvidarme del más que excelente pan de hogaza. De postre tarta
de queso y arándanos. Lo único que se echó en falta fue el café y las
infusiones, que tuvimos que procurárnoslas por nuestros propios medios a la
entrada del restaurante.
La comida la realizamos en
una mesa en la que nos sentamos Kitty, Gonzalo, Nicolás, Pedro y yo, además de otros tres comensales.
La disertación que realizamos durante el ágape, estuvo dirigida
fundamentalmente a las vicisitudes del ministerio de Economía, en concreto de la
Secretaría de Estado de Comercio, sus funcionarios, nuestros compañeros, y los
destinos en las Oficinas Comerciales de España en el exterior. Pasamos revista
a todo, por lo cual pienso que este es el lugar para pedir disculpas a mi amigo
Pedro,
que educadamente, no se puede esperar menos de él, asistió a nuestros
comentarios, cortés e impávido. Pienso que se tuvo que aburrir, aunque en algún
momento, al oír determinadas historias, sonrió.
PEDRAZA
Veamos ahora, una vez
acabada la comida, unas pocas cosas sobre Pedraza. Es también una localidad y
municipio de la provincia de Segovia, situada a 37 Km de la capital segoviana y
a unos 125 Km de Madrid por la A-1-. Actualmente cuenta con una población
inferior a los 500 habitantes. Se trata de una villa medieval amurallada, cuya
cuidada rehabilitación motivó su declaración como Conjunto Histórico en 1951.
Su nombre parece derivar
de la Pretaria romana, aunque los
primeros datos históricos se remontan a Don Fernando Gómez de Albornoz,
comendador mayor de Montalbán, que fue nombrado por el rey Enrique II de Castilla, Señor de
Pedraza. Posteriormente pasó a manos de la familia Herrera y a finales del
siglo XV a los condestables de Castilla por el matrimonio de Doña Blanca Herrera
y Don Bernardino
Fernández de Velasco. Se mantuvo en estas manos hasta que en el
siglo XIX se abolieron los señoríos.
Los condestables se
asentaron allí, siendo el lugar de paso para grandes personalidades como
artistas, nobles y monarcas. En los siglos XVI y XVII tiene lugar la época de
mayor esplendor del pueblo, y es de cuando datan la mayor parte de casas y
palacetes. Esta prosperidad fue debida, entre otras cosas, a la exportación
hacia el norte de Europa de la lana de sus rebaños de ovejas merinas y a sus excelentes
tejidos, capaces de competir con los mejores que se elaboraban en Flandes.
Todos estos pormenores nos
fueron explicados, nada más terminar nuestro copioso almuerzo, por la excelente
guía local, que comenzó su discurso por fuera del restaurante, y frente a la
famosa casona de Pedraza cuya
fotografía sale en todas las guías al uso que hablan de la localidad. La
disertación tuvo lugar en la Plaza
Mayor y sus aledaños. Aquí, en la Plaza Mayor, con la casona de fondo,
realizamos la fotografía del grupo viajero. Frente a nosotros se encuentra el Ayuntamiento, así como la iglesia de San Juan Bautista, de
origen románico, como demuestra su torre con arquería en los tramos superiores.
Creo que este es el lugar para dejar dicho que esta plaza porticada está
declarada como Monumento Histórico Artístico.
La Casona de Pedraza
Aquí, en este lugar, tengo
que hacer un pequeño inciso relativo a esta famosa casona. La había
fotografiado por primera vez en 1982 y por última vez en 2012, e hice lo mismo
en esta ocasión antes justo de entrar en el restaurante. Probablemente con las
prisas, cometí un error imperdonable, pese a mi experiencia, en el encuadre, de
modo que dando fe de que el mejor escribano echa un borrón, me guardo la imagen
para mis archivos e inserto en este lugar las dos fotos que realicé con
anterioridad. Me valgo para ello de lo que dejé escrito en este mismo Blog en
2012 y transcribo pues los dos párrafos
referidos a estas fotografías: http://jjalonsopanero.blogspot.com.es/2012/09/
“No
he podido sustraerme a un ejercicio un tanto romántico y melancólico. He ido a
mi archivo fotográfico y he buscado una toma de la famosa casona realizada en
mi primera visita a Pedraza, en marzo de 1982, es decir hace exactamente 30
años.
Comparemos
las dos imágenes que inserto a continuación. Ambas están realizadas con la
misma focal, la de 1982, con película diapositiva, con una Contax RTS I y un
maravilloso Zeiss Planar f/1.4 de 50mm, y la de 2012 con una Leica M9-P,
digital, y un no menos soberbio Summicron 50mm f/2.
La
perspectiva de ambas tomas es casi idéntica. Fijémonos ahora en los detalles.
Yo, a simple vista, ya noto que las tejas que cubren la techumbre en 2012
tienen mucho mejor apariencia que las de 1982. El aspecto general de la casa se
ve mucho mejor en la actualidad que hace 30 años. Como detalles menores, en la
fotografía más reciente podemos apreciar que se ha abierto una nueva tronera
junto a la chimenea central, que a su vez ha sufrido una ligera modificación,
para mejor, según mi opinión. También podemos distinguir en la toma digital, la
presencia de un restaurante en el extremo derecho de la casa. En general, y las
fotografías no me dejarán mentir, el aspecto de la casona es mucho mejor ahora
que treinta años ha”.
El Castillo
Luego, paseando nos
dirigimos hacia el Castillo de Pedraza, una de sus principales atracciones.
El castillo es una
fortificación construida en el siglo XIII que se reedificó en el siglo XV por García Herrera.
A principios del siglo XVI los Duques de Frías, Condestables de Castilla,
reformaron el castillo de nuevo, añadiéndole el gran muro defensivo adherido a
la torre del homenaje y el muro exterior dotado de cañoneras y un puente
levadizo hoy desaparecido. Cuenta el castillo con una imponente torre del
homenaje, foso, y está rodeado en la mayoría de su perímetro por un precipicio.
La puerta de entrada a la fortaleza es original del siglo XV.
En 1926, el pintor Ignacio Zuloaga
adquirió el castillo (por 12.999 pesetas según nos indicó la guía. Zuloaga, al
parecer supersticioso, no quería que figurara el número 13 en la escritura de
compra-venta) y lo restauró, instalando allí un taller. Los herederos del
pintor, actuales propietarios del castillo, adaptaron una de las torres para la
exposición al público de una parte de la obra del artista.
A todo el que quiera saber
más sobre la historia del fortín, que visité en 2012, le remito al
correspondiente relato de mi Blog:
A continuación, nos
dirigimos atravesando todo el pueblo hacia la entrada del mismo, al lugar donde
se encuentra la cárcel del
siglo XIII con reformas posteriores, donde iba a finalizar la visita.
Aquí, nada más atravesar
la puerta de arcada para dirigirnos al autobús, mi compañera Kitty
nos hizo una foto a su marido Gonzalo, a Nicolás y a mí. La inserto para
la posteridad.
Antes de abandonar
Pedraza, hay que hablar de un acontecimiento que tiene lugar en este pueblo
desde 1991, y del cual nos habló también la guía. Me refiero a
La noche de las velas
La localidad es adornada
con miles de velas a comienzos del mes de julio (primer y segundo sábado de dicho
mes). Se apagan las luces públicas y, se cierran muchas ventanas si se quiere
encender alguna luz, con el fin de resaltar la iluminación de las calles, balcones,
ventanas, plazas, jardines y patios. La simple colocación de las velas
encendidas durante varias horas, es un maravilloso espectáculo que se ha
convertido en un reclamo turístico, atrayendo no solo a los segovianos de las
localidades limítrofes, sino también a visitantes de Madrid y de otros lugares
de España.
A las 18:00 horas
emprendimos nuestro regreso a Madrid. Si la ida hacia Aguilafuente la
realizamos por la A-6, ahora, desde Pedraza tomamos la A-1 en dirección a
Madrid, donde llegamos poco después de las 20:00. Yo, como de costumbre, algo
que siempre me recuerda Elena con sorna, tras despedirme como pude de
mi amigo Pedro
y de los compañeros del grupo de Viajes, salí a escape, y previo paso por el
Metro y el Cercanías en Príncipe Pío, a las 21:00 horas estaba en casa.
Fin de un día estupendo de
excursión.
Juan José Alonso Panero
Las Rozas de Madrid, 10 de
marzo de 2018
Hola Juan, de nuevo después de mucho tiempo he leído uno de tus magníficos relatos, el de los pueblos segovianos. Tan bueno como de costumbre, lo mismo que las fotos. Y me quedo con ganas de leer el de Alcalá, ciudad vecina cuyas calles tantas veces he "pateado". Otro día. Más información por email. Un beso. Soco
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