domingo, 29 de enero de 2023

 

TITULCIA


Miércoles 25 de enero de 2023.

El primer viaje del año de la Hermandad de Jubilados de los ministerios de Comercio, Economía y Hacienda. En esta ocasión nos desplazamos a Titulcia, pueblecito situado en el sureste de la Comunidad de Madrid, a 40 Km de la capital y muy cercano a Aranjuez y a Chinchón.

Salimos de Madrid, de nuestra sede de Alberto Alcocer a las 09:45 con absoluta puntualidad. El día es muy bonito, con un sol espléndido, pero con una temperatura terriblemente fría, rondando los 3 grados. En esta ocasión somos solo 25, la mitad de lo habitual, los viajeros, en un autobús de mediana capacidad. Sin que sirva de precedente, pues siempre el porcentaje femenino es abrumadoramente mayoritario en todas nuestras excursiones (los hombres no solemos pasar de 4 ó 5 entre un número de 50 expedicionarios), hoy somos 9 los representantes del sexo masculino.

Somos de la partida nuestra vocal de Viajes Elena Romero, Jorge Baeza y su esposa Pilar del Grupo de Viajes, Ángel Olano, Merche, su hijo Javier, recién jubilado; Rosalía, Carmina, mi vecina de Las Rozas Mari Carmen, Ramiro, Alfredo y Mª Antonia, mi amigo Pedro García Mamolar, quien suscribe estas líneas… y seguro que me olvido de algún compañero; espero que me disculpe.

Tardamos poco más de tres cuartos de hora en arribar a Titulcia. El autobús nos dejó a la entrada del pueblo, pues no se podía acceder al centro, que estaba en obras. No obstante, la dimensión pequeña de la localidad nos facilitó el que deambuláramos por la misma sin mayores problemas. Nos dirigimos en primer lugar a un bar para reponer fuerzas e ir al baño.

Antes de continuar indico como hago siempre que las fotos del reportaje están todas tomadas por un teléfono móvil Samsung Galaxy A40, y en cuanto a la parte cultural me he servido de dos Webs https://www.lugaresconhistoria.com/titulcia   y https://www.dondeviajamos.com/la-cueva-de-la-luna/, así como de una primorosa y práctica guía editada por el Ayuntamiento de Titulcia y de la que nos fue ofrecido un ejemplar a cada uno de los expedicionarios por la simpática guía que disfrutamos, María, una chica joven que, con mucha alegría, nos dijo que nosotros éramos el primer grupo al que atendía en su actividad de guía turística de Titulcia.

Titulcia

“Titulcia fue una importante ciudad durante los primeros tiempos de la conquista romana, conservando un bello trazado, que podía remontarse a la época de la cultura carpetana. Los estudios realizados sobre la zona, parecen indicar que Titulcia pertenece al grupo de ciudades carpetanas que fueron primeramente destruidas y después respetadas. Más tarde se fue latinizando y adoptó una configuración romana, con el privilegio de estar exenta de tributo (civita inmunis). Resulta del todo significativo que Titulcia pasara a convertirse en poco tiempo en una importante fortaleza romana. Ello se debió a su privilegiada situación geográfica, es decir, al hecho de que la antigua Titulcia se encontrase enclavada en un cerro desde el que se podía dominar con facilidad todo el panorama. Esta circunstancia fue aprovechada por los gobernadores romanos para convertir a Titulcia en una importante Mansión entre Toletum y Complutum, dentro de una de las principales vías romanas: la “Senda Galiana” que unía Emerita Caesarea Augusta con Caesaraugusta, Zaragoza” (Guía del Ayuntamiento de Titulcia).

Plaza Mayor


Los viajeros, una vez que hemos salido del bar, nos dirigimos hacia la Plaza Mayor; se trata de una zona peatonal en la que se encuentran situados el Ayuntamiento y la iglesia, la parroquia de Santa María Magdalena. El espacio de la plaza es un terreno diáfano y limpio, de una claridad que le otorga, si cabe, mayores dimensiones de las reales.


La plaza, pues, bonita y coqueta es un enclave adecuado para que aquí, y con el Ayuntamiento a nuestras espaldas, nos hiciéramos la foto de grupo que amablemente nos tomó nuestra guía María.

Centro de Interpretación

Lo primero que hacemos, acompañados por María, es adentrarnos en el primoroso y cuidado Centro de Interpretación de Titulcia, donde pudimos admirar todos los tesoros que la pequeña localidad alberga de su pasado.


Titulcia es un pueblecito con mucha historia a sus espaldas. El nombre actual de la localidad es moderno; se remonta a un decreto de Fernando VII en 1814, que dio crédito a la creencia general de que aquí se situaba la Titulcia citada en los itinerarios romanos, además de que al cambio de nombre se debía al hecho de los malos recuerdos que el monarca tenía de la Bayona francesa, que coincidía con el que disfrutaba hasta esas fechas la localidad que estudiamos. Su nombre tradicional, desde los tiempos de la reconquista cristiana, en el siglo XII, hasta comienzos del siglo XIX, fue Bayona de Tajuña.

Su enclave arqueológico, donde Carpetania, Roma y el Islam dejaron profundas huellas de su pasado, está declarado Bien de Interés Cultural. La protección afecta a una superficie de 343 hectáreas, con zonas arqueológicas carpetanas, romanas y árabo-musulmanas.


De entre los restos arqueológicos que han deparado las excavaciones, sobresale el hallazgo de la denominada Medusa de Titulcia, una joya ornamental carpetana, presumiblemente de uso ritual, única en España, consistente en una fuente de 18 centímetros de diámetro labrada en plata con sobredorado, que muestra un felino y varias serpientes. Hoy se encuentra en el Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares. Aquí, en el Centro de Interpretación podemos admirar una reproducción.


Los carpetanos se marcharon del lugar antes de la conquista por los romanos, a partir del siglo II de nuestra era, y también con antelación al cruce por la zona de las legiones de Aníbal, el caudillo cartaginés; ambos transitaban por la cercana vía romana descrita ya en el XXIV itinerario de Antonino, que conducía desde la imperial Mérida a Complutum (hoy Alcalá de Henares) y Caesaraugusta (Zaragoza).

Iglesia de Santa María Magdalena


A continuación, una vez finalizada nuestra visita al Centro de Interpretación, que duró aproximadamente una hora, nos dirigimos sobre las 12:00 del mediodía a esta coqueta iglesia, la parroquia de Santa María Magdalena. Aunque destruida parcialmente durante la guerra civil española, conserva su estilo gótico, al estar datadas  en el siglo XV el comienzo de las obras, obras que se inician por la zona del ábside. Construida en ladrillo y mampostería con basamento de sillares de piedra en el ábside.

La fachada principal, a los pies, está construida y decorada con piedra blanca del cercano Colmenar de Oreja. Consta de un único cuerpo culminado por un frontón triangular.


En lo alto de la torre han hecho sus nidos las cigüeñas, a las que oímos el clásico ruido del entrechocar de sus picos, y que según nos dice María, permanecen todo el año en Titulcia.


El interior se estructura en una sola nave, dividida en dos tramos, coro, en alto, y, a los pies, una capilla; en el lado del Evangelio la Capilla Mayor.


En su interior, entre sus tesoros más valiosos, podemos decir que guarda un cuadro de Jorge Manuel Theotocópuli, hijo del Greco, titulado “El Tránsito de la Magdalena” que milagrosamente se salvó de la destrucción que tuvo lugar del retablo mayor durante nuestra guerra civil, en concreto el 22 de julio de 1936.

Puente de Hierro

Cuando salimos de la iglesia, con un maravilloso sol, pero con un frío terrible, acentuado por el ligero viento que corría, con una temperatura cercana a los 4 grados, nos dirigimos a otra de las joyas de Titulcia, el Puente de Hierro, peatonal, construido en 1898 sobre el río Jarama, moderna joya de la ingeniería, que se realiza con la técnica de “remache en frío”, utilizada por el ingeniero Eiffel en la construcción de la torre parisina.


Los paseantes recorrimos el puente en toda su longitud, que calculo sobre los 500 metros, y ya de regreso, y antes de dirigirnos a nuestro almuerzo que estaba dispuesto para las dos de la tarde y aún nos sobraban unos 30 minutos, nos sentamos al sol, gracias a Dios, en unas mesas de un céntrico bar donde algunos de los expedicionarios hicieron alguna consumición. Ya sobre las 14:00 nos dirigimos al restaurante Cueva de la Luna donde iba a tener lugar nuestro refrigerio.

Comida

Todos los elogios que haga de nuestro almuerzo se quedarán cortos. Pocas veces hemos disfrutado de una comida tan excelsa tanto en cantidad como en calidad y variedad de la que hemos gozado hoy. He de decir, que quien escribe estas líneas, que tiene fama de no ser precisamente un melindre a la hora de comer, no pudo finalizar el maravilloso plato principal y finalizó a duras penas el postre, que más que una torrija era un auténtico “torrijón”. Aquí tengo que señalar, porque es de justicia, el mérito que han tenido los compañeros que estudiaron “in situ” el menú del que íbamos a disfrutar, en concreto Pilar y Jorge. Queda dicho.


Hago ahora un sucinto resumen de lo que fue nuestra colación:

De entrada raciones a repartir de ensalada de patatas alioli, morcilla montada en hojaldre, bonito con pimientos rojos, torreznos y croquetas de jamón.

Plato principal: solomillo de cerdo con hojaldre, queso de cabra y cebolla caramelizada con guarnición de patatas, tomates y pimientos de padrón.

De postre, torrija con hojaldre, helado de turrón, y nata.

Vino tinto y blanco de la casa, agua y pan.

Licor de orujo con crema y hielo

Café e infusiones.

Cueva de la Luna

Finalizada la copiosa comida los viajeros nos íbamos a encontrar con una gratísima sorpresa. En el propio restaurante, aunque no abierta al público, se puede acceder mediante el oportuno permiso del propietario César Rico, a la que es conocida como Cueva de la Luna.

César, que nos da una pequeña charla de cómo descubrió su padre la cueva y lo que puede significar este recinto, nos advierte que el descenso a la cueva es sinuoso y la escalera, muy primitiva, de tierra, no tiene barandilla, de modo que son muchos los expedicionarios que desisten de bajar; una verdadera lástima, ya que el lugar merecía el pequeño esfuerzo.


Aunque la cueva era conocida, solo se sabía de unos 7 metros aproximadamente desde la puerta hacia el interior, ya que parte de la escalera se encontraba tapada con escombros, utilizándose desde finales del siglo XIX hasta el primer tercio del siglo XX como pajar por un vecino de Titulcia. La guerra civil dejó intacta su estructura gracias a que continuaba ignorada.

En el año 1952, Ramón García y Armando Rico observaron un hueco en el centro de la escalera, excavaron con una azada para agrandar el agujero e introducirse en su interior, quedando atónitos al contemplar su majestuosa cúpula y las galerías ocultas durante tantos años.

Tomo prestada las palabras de Mandi Monteagudo en la web https://www.dondeviajamos.com/la-cueva-de-la-luna/ para continuar con el relato.

“Descubierta, como ya se ha dicho, en 1952, la cueva, artificial, está declarada de Interés Turístico y varias han sido las hipótesis que han salido a la luz en relación a su origen. Algunos estudiosos ven en la cueva una construcción esotérica relacionada con una ‘supuesta aparición de la Santa Cruz’ al Cardenal Cisneros cuando preparaba la conquista de Orán. La Santa Cruz es una hipotética reliquia cristiana venerada por los católicos que hace referencia a los hechos relacionados con las empresas guerreras para cristianizar a otros pueblos paganos. Su primera aparición se le atribuye al emperador romano Constantino en Inglaterra, hecho que motivó que desde ese momento el Imperio Romano fuera oficialmente católico.


Según otras hipótesis nos encontramos ante una construcción relacionada con los templarios. Estas suposiciones se basan en el hallazgo de cruces paté inscritas en las paredes de la cueva. La cruz paté junto con la griega, la tau y la patriarcal son los cuatro modelos básicos de cruces templarias.”

Bajando unas escaleras primitivas y sin pasamanos, como ya se ha dicho, nos encontramos, pues, con una bóveda central de la que parten unas galerías que forman un cuadrado. A esta construcción se le atribuye un carácter esotérico relacionado con el Cosmos.


Impresiona el encontrarse bajo la bóveda y contemplar la gran cantidad de ramos de flores depositados allí por personas que han hecho sus correspondientes peticiones y que al haber sido concedidas dejan las flores como muestra de agradecimiento.

A fuer de ser contradicho por mis compañeros de viaje, para mí, ésta fue la experiencia más interesante de la excursión.

Almazara la Aceitera de la Abuela

A las cinco de la tarde teníamos cita en una almazara a la que llegamos con media hora de retraso.

Aquí, el propietario de la misma, ingeniero agrónomo, y su hijo, nos explicaron pormenorizadamente el proceso de elaboración del aceite y sus diferentes grados de comercialización.


Finalizada la presentación, que a la mayoría de asistentes se nos hizo un poco pesada, por el cansancio del día y por carecer de los conocimientos técnicos para poder apreciarla, salvo quizás Jorge Baeza y Ángel Olano, ambos ingenieros agrónomos, una parte de los asistentes pasó a la tienda donde muchos se aprovisionaron de recipientes de aceite.

A las 18:30 pasadas se puso en marcha el autobús en dirección a Madrid, donde llegamos sobre las 19:15. Quien suscribe estas líneas se despidió apresuradamente, se introdujo en la boca del Metro de Cuzco y ya en la estación de Príncipe Pío y en el Cercanías se dirigió a Las Rozas. A las 20:15 estaba en casa, donde lo primero que hice fue darme una reconfortante ducha.

Esta excursión a Titulcia, que, pensaba yo, no prometía mucho, fue francamente interesante, los viajeros lo pasamos estupendamente, comimos de maravilla y disfrutamos de un día, muy frío, pero con un sol espléndido. Y no quiero finalizar estas líneas sin felicitar, una vez más a Elena, a Pilar y a Jorge.

Juan José Alonso Panero

Las Rozas, 29 de enero de 2023

 

 

2 comentarios:

  1. Un gran reportaje
    Geacias

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  2. Genial, Juan Jose, enhorabuena. Ha sido un viaje muy interesante. Gracias por tu colaboracion. Tu vecina de Las Rozas

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