lunes, 4 de marzo de 2024


PELAYOS DE LA PRESA


Casi un año sin escribir nada en mi blog. La última vez fue en mayo del pasado año 2023 en la excursión que hicimos a San Martín de Valdeiglesias. Por fin, el pasado jueves 29 del mes de febrero de este bisiesto 2024, los miembros de la Hermandad de Jubilados de los Ministerios de Comercio, Economía y Hacienda realizamos una nueva excursión, esta vez al suroeste de la Comunidad de Madrid: Pelayos de la Presa. Somos 36 los viajeros, con mayoría abrumadora, 30 a 6, de señoras sobre caballeros, como suele ser habitual. Entre los viajeros estaba previsto que figurara mi amigo Pedro García Mamolar, que se borró a última hora a causa de un fuerte resfriado. Son de la partida nuestra Vocal de Viajes Elena Romero, Pilar, del grupo de Viajes y viuda de nuestro querido Jorge Baeza fallecido a finales del pasado año y al que echamos mucho de menos; Merche, su hijo Javier, Pilar Cerrada, Concha, mi vecina de Las Rozas Mari Carmen, Rosalía, Ramiro, Alfredo y María Antonia, Laura y quien suscribe estas líneas.

Todas las fotos de este reportaje están tomadas con un teléfono móvil Samsung Galaxy A40.


Para la parte cultural de este relato me he basado en la Wikipedia y en un pequeño folleto del Ayuntamiento de Pelayos de la Presa informativo sobre el Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias.

Salimos de nuestra sede en Madrid, en la calle Alberto Alcocer a las 10:00 y recorrimos los algo más de 50 Km hasta llegar a nuestro destino en poco más de una hora.

Pelayos de la Presa

Pelayos de la Presa es un municipio de la Comunidad de Madrid, situado en el suroeste de la provincia. Tiene una superficie de 7,58 Km2 con una población de 2.982 habitantes censados en 2023. Se encuentra situado en una zona de monte bajo junto al embalse de San Juan, lo que condiciona su economía; ésta se basa principalmente en el sector turístico y de servicios, llegando la localidad a quintuplicar su población en temporada estival.

Según llegamos nos dirigimos andando directamente a nuestra visita principal en el día de hoy. En el camino, de tierra y con desniveles, pese a llevar el calzado adecuado para la excursión, unas zapatillas deportivas, sufro una aparatosa caída de la que afortunadamente salgo indemne.

Monasterio de Santa María La Real de Valdeiglesias


El monasterio, que se encuentra en ruinas, está situado al norte del arroyo de la Presa, cerca de localidad de Pelayos. Bien de Interés Cultural desde 1983 fue construido en el siglo XII.

Es el edificio medieval más importante de la Comunidad de Madrid, y el único monasterio cisterciense de la provincia.

Los diferentes estilos arquitectónicos que conforman este monumento, desde el románico al barroco, reflejan sus casi nueve siglos de historia.


En el siglo XII se documenta la existencia de doce ermitas en el valle. Su elevado número dio nombre a la región, conocida como el Valle de las Iglesias.

En 1150 Alfonso VII el Emperador agrupó las comunidades eremíticas en torno a la más grande, la de la Santa Cruz, fundando el monasterio bajo la regla benedictina. Más tarde, en 1177, Alfonso VIII entregó el cenobio a la orden cisterciense.


Su periodo de máximo esplendor se desarrolló entre los siglos XV y XVI. A partir del siglo XVII comenzó su decadencia que culminará con su abandono en 1836 tras la desamortización de Mendizábal.


En 1974 se inicia una ilusionante etapa. El arquitecto Mariano García Benito compró el cenobio salvándolo de un futuro incierto. En 2004 donó el monasterio al Ayuntamiento de Pelayos de la Presa, pasando a tener titularidad pública y se crea la Fundación que desde entonces continúa su labor de restauración y salvaguarda del monumento.

Sus tesoros

Los elementos de valor del monasterio se dispersaron a partir de 1836, tras la desamortización.


Dos documentos de incalculable valor han llegado hasta nuestros días:


-      El Privilegio real del siglo XII y

-      El Tumbo de Valdeiglesias (1644) escrito por uno de sus monjes, que detalla la historia del cenobio.

Dos importantes bienes del Renacimiento español:


-      El Museo del Prado conserva  parte de las pinturas realizadas en el siglo XVI por Juan Correa de Vivar para el retablo mayor de la iglesia.

-      La magnífica sillería del coro, de estilo plateresco, tallada por Rafael de León entre 1567 y 1571, se puede visitar actualmente en la catedral de Murcia. Fue donada por la reina Isabel II después que la anterior sillería fuese destruida por un incendio.



El Terno de Tissu, tejido hacia 1590, se conserva en el Convento de San Clemente de Toledo. Es un conjunto de ornamentos utilizados en las ceremonias litúrgicas, donde destaca el escudo del monasterio.

Durante dos horas aproximadamente recorrimos todas las ruinas del monasterio… capillas, coro, sacristía, sala capitular, locutorio, cámara del abad, letrinas, cocina, refectorio, claustro, arcos románicos, hospedería… Lo hicimos bajo la tutela de una guía local estupenda que nos explicó maravillosamente todo lo que había que saber acerca de las ruinas del monasterio.

Nuestro almuerzo

Cuando finalizamos esta visita, pasadas las 13:30, nos dirigimos al autobús para tomar el camino de nuestro restaurante.

Reseño a continuación en qué consistió nuestro almuerzo. De entrada una ensalada aliñada de rodajas laminadas de tomates con pimientos, así como croquetas de jamón y morcilla muy sabrosas y arroz con bogavante de plato principal, con tarta de queso rociada de frambuesas con acompañamiento de nata de postre; vino tinto, gaseosa La Casera, agua y tras los postres café e infusiones. Fue una gran comida.

Finalizamos nuestra colación pasadas las cuatro de la tarde y desde aquí nos dirigimos al que iba a ser nuestro último punto del viaje. 

Pantano de San Juan


Llegamos al cercano embalse en unos 10 minutos y lo recorrimos desde la distancia admirando las instalaciones ayudados por un día fantástico que nos acompañó durante todo el tiempo.

El pantano recoge las aguas del río Alberche, afluente por la derecha del Tajo, y del Cofio, uno de los principales tributarios del Alberche.


El embalse fue construido en el año 1955 y tiene una capacidad de 138 Hm3. Su superficie es de 650 hectáreas, que se distribuyen longitudinalmente a lo largo de un estrecho valle, en las inmediaciones del puerto de San Juan. Bajo sus aguas hay sumergidos un puente de 126 metros de longitud y ocho ojos, una ermita y varios molinos.


La presa es de gravedad y presenta una altura máxima de 78 m. Una de sus funciones es derivar agua hacia la ciudad de Toledo. Su gestión corresponde a la Confederación Hidrográfica del Tajo. En 1958 se empezó a proyectar la construcción del Club Náutico de Madrid, obra de José Antonio Corrales, la cual finalizaría en 1961. Está situada en la orilla sur.

El embalse de San Juan se utiliza para el abastecimiento de agua a la zona suroeste de la provincia de Madrid, así como para la generación de energía eléctrica. Junto a estos usos, cumple una función recreativa y deportiva, que lo ha convertido en un lugar muy concurrido por turistas y excursionistas.


Es el único embalse de la Comunidad de Madrid donde está permitido el baño y las actividades acuáticas a motor, además de otros deportes náuticos como el esquí acuático. El pantano cuenta con un total de 14 Km de playas.

Regreso a Madrid

A las cinco de la tarde estamos todos en el autobús para nuestro regreso a la capital, donde con un tráfico fluido llegamos una hora más tarde.

Me despido apresuradamente de mis vecinos de asientos y previo paso por el Metro llego a la estación de Príncipe Pío donde tomo el tren de Cercanías con destino a Las Rozas. Llego a casa a las siete de la tarde.

Hemos pasado un día estupendo que esperamos repetir próximamente, y no quiero finalizar este breve relato sin agradecer a Elena y Pilar sus desvelos para que nuestra excursión fuera, una vez más, un éxito.

Juan José Alonso Panero

Las Rozas de Madrid, 4 de marzo de 2024

sábado, 27 de mayo de 2023

 

SAN MARTÍN DE VALDEIGLESIAS


Nueva excursión, esta vez a San Martín de Valdeiglesias, con la Hermandad de Jubilados de los Ministerios de Comercio, Economía y Hacienda el martes 23 del corriente mayo de 2023. Salimos de nuestra sede de Alberto Alcocer 2, en Madrid, a la hora prevista 09:30. Somos 36 los expedicionarios con mayoría femenina como suele ser habitual, 29 a 7. Formamos parte de la expedición, entre otros, pues seguro que me olvido a muchos, nuestra Vocal de Viajes Elena Romero, Jorge Baeza y su mujer Pilar, del Grupo de Viajes, Ángel Olano, Merche y su hijo Javier, Laura, mi vecina de Las Rozas Mari Carmen, Ramiro, Alfredo y Mª Antonia, mi amigo Pedro García Mamolar, Pilar Cerrada… y quien suscribe estas líneas.

Todas las fotos de este reportaje están tomadas con un teléfono móvil Samsung Galaxy A40.

San Martín de Valdeiglesias es un municipio perteneciente a la Comunidad de Madrid. Está situado en el extremo suroeste de la comunidad autónoma, lindando con las provincias de Ávila y Toledo. En 2022 su población ascendía a 8812 habitantes. El centro de la población dista 68 Km de la capital provincial y está ubicado en las proximidades del Pantano de San Juan, sobre el río Alberche a 676 metros de altitud.


La localidad tuvo gran esplendor en la Edad Media que se refleja en su casco urbano. La ciudad se levanta en la ladera de un cerro, resultando un entramado de calles en cuesta, destacando en la cima del cerro la silueta del viejo castillo. San Martín, así configurado, resultaba fácilmente defendible en otras épocas.

En el municipio se habrían rodado escenas de las películas La ardilla roja (1993) de Julio Medem y El oro de Moscú de Jesús Bonilla.

Recorremos los 68 Km hasta San Martín de Valdeiglesias en poco más de una hora, llegando a nuestro destino sobre las 10:45. No obstante a nuestra llegada tuvimos un ligero percance: el conductor se equivocó y fuimos al Jardín Botánico El Bosque Encantado, lugar que estaba previsto para las 16:00. Tuvimos que dar la vuelta y perdimos 30 minutos. A posteriori y hablando con Elena nos comentó que nadie le dijo al conductor que se dirigiera a este lugar; la decisión la tomó él por su cuenta y riesgo y cuando Elena se dio cuenta ya era tarde para rectificar pues la carretera, muy estrecha y de montaña, no permitía dar la vuelta hasta llegar a destino. Tampoco pudo Elena darnos cuenta de lo que ocurría, ya que para más inri, el micrófono del autobús no funcionaba.

Plaza Real


Al llegar al pueblo, en la Plaza Real frente al Ayuntamiento nos esperaba la guía local que nos facilitaba la Concejalía de Turismo de la localidad. Decir que esta guía era muy mejorable es un calificativo muy benévolo; fue el lado negativo de nuestra visita. No pudimos ir a un bar para reponer fuerzas con un café o infusiones e ir al baño, de modo que fuimos a los servicios en las instalaciones del Ayuntamiento sobre las 11:30. Todos echamos en falta el café o las infusiones, algo que consideramos esencial para reponer fuerzas.

Iglesia de San Martín Obispo

Nuestra primera visita fue a esta iglesia, situada en pleno centro del pueblo, junto a la Plaza Real. La iglesia, renacentista de estilo herreriano fue diseñada por Pedro de Tolosa, aparejador de Juan de Herrera para la construcción del monasterio de San Lorenzo del Escorial.


La actual edificación fue construida sobre las ruinas de un pequeño templo, tras una denuncia de los sanmartineños del siglo XVII, que acusaron a los perceptores de los diezmos ante el Consejo de Castilla, por no cumplir con su obligación de mantener el templo. El Consejo de Castilla, máximo órgano judicial de la época dio la razón a los vecinos y obligó a financiar la construcción de una nueva iglesia. El edificio tiene planta basilical, de tres naves, cubierta con bóveda de cañón, aunque no llegó a terminarse en su proyecto original, ya que sólo se construyó la mitad del templo que se había proyectado.


En su interior destacan el retablo barroco del altar mayor, con un cuadro atribuido a Lucas Jordán, discípulo de Rivera, que representa a San Martín compartiendo su capa con un pobre. En una de las capillas se encuentra el retablo de la Virgen de la Nueva, patrona de la localidad y la Virgen de la Estrella, una pequeña escultura de marfil, que según las Cántigas, fue propiedad de Alfonso X el Sabio.

Chocolatería

Cuando salimos de la iglesia nos dirigimos a una degustación en una chocolatería de productos elaborados al estilo belga. La visita, preparada indudablemente para que consumiéramos sus especialidades estaba muy mal organizada, pues dio la impresión de que no nos esperaban a la hora que fuimos y el orden brilló por su ausencia.

Estación de ferrocarril

Después de salir de la chocolatería, iniciamos una pendiente realmente muy pronunciada de unos 200 metros de longitud hasta llegar a este edificio de los años 30 del pasado siglo que se levantó con destino a albergar una estación de ferrocarril y que nunca llegó a cumplir su cometido.


Esta visita fue realmente absurda, pues independientemente de que el edificio no tenía ningún valor arquitectónico reseñable, las instalaciones se encontraban cerradas, algo que debía de haber previsto la guía que nos asignó el Ayuntamiento.

Castillo de la Coracera

Cuando salimos de la chocolatería nos dirigimos a otra de las visitas esenciales de la localidad, su castillo.


El castillo de la Coracera data del siglo XV, siendo algo posterior al momento de la posesión de San Martín de Valdeiglesias por parte de Álvaro de Luna. Su denominación proviene de uno de sus propietarios, Juan Antonio Corcuera. Fue una errata en un folleto publicitario de los años setenta del siglo pasado la que dio origen a su actual denominación.


Destacan la fachada renacentista del patio de armas y el cuerpo adosado a la torre del homenaje. En su interior no hay ningún tipo de muebles o adornos, es diáfano.

Nuestra comida a las 13:45

Comimos en el restaurante Eneldo. El primer plato estuvo compuesto por varios entrantes: tabla de quesos variados acompañados de uvas pasa y picatostes; bandeja de cecina bañada en aceite de oliva y piñones; croquetas de jamón; ensalada de lechuga, tomates y gambas en salsa de cóctel. Todas las viandas sensacionales y abundantes.

De segundo, a elegir entre entrecote de ternera o lubina. Yo elegí entrecote, buenísimo, pero del que llegué solo a consumir la mitad, pues la cantidad de entrantes fue tal, que a mí, que soy de buen comer, me fue imposible terminar el entrecote.

Postre: tiramisú acompañado de bola de helado de melocotón

Agua mineral, vino tinto y vino blanco. Café e infusiones.

Este es el punto para hablar de los vinos de San Martín de Valdeiglesias. Mi querido amigo y compañero del Ministerio Guillermo Franco, que fue mi jefe directo en la Secretaría de Estado de Comercio, cuando se enteró que venía a este pueblo, me puso el siguiente Whatsapp: “Pues el vino de San Martín de Valdeiglesias se exportaba durante el Renacimiento a Europa Central; así que, mi querido Juan José, haz por probarlo y luego nos cuentas”.

Además, hay que reseñar que Miguel de Cervantes habla de los magníficos vinos de la localidad en varias de sus obras literarias. También en el primer capítulo de la novela El Capitán Alatriste de Arturo Pérez-Reverte se menciona al vino de San Martín de Valdeiglesias, y se dice que el cuadro de Goya titulado La Vendimia representa a este pueblo.

Desgraciadamente como se muestra en la foto que inserto, no pudimos probar el vino de este lugar, aunque ciertamente el Rioja crianza que degusté yo estaba francamente bueno.

Jardín Botánico El Bosque Encantado


A las 16:00 salimos hacia el Bosque Encantado donde teníamos reservada hora hasta las 17:30. Nos abrían las instalaciones solo para nosotros.


Hasta 500 tipos diferentes de plantas y más de 300 esculturas realizadas con distintas variedades de vegetales se pueden encontrar en este singular espacio de San Martín.

Se trata de un Jardín Botánico de trazado casi laberíntico donde excelentes artistas de arte topiario han dejado que su imaginación vuele hasta extremos inimaginables. Eso sí, hay que dejar claro que no hemos encontrado ni hadas, ni elfos, ni ningún duende.

Aquí aprovechamos un espacio ideal, y el hecho de que las instalaciones eran todas para nosotros en exclusiva, para hacernos la foto de grupo.


A las 17:30 iniciamos camino de vuelta a Madrid, donde llegamos a las 18:45.

Me despido apresuradamente de Pedro y demás compañeros próximos y me dirijo directamente a la boca del Metro de Cuzco. Llego a Príncipe Pío a las 19:05, y a Las Rozas a las 19:45. Antes de las 20:00 estoy en casa.

Un bonito viaje más, con sus luces y sus sombras, pero hay que quedarse con la parte buena y la magnífica convivencia de todos los participantes, y como siempre no quiero finalizar sin dar las gracias a Elena Romero y a Jorge Baeza y su esposa Pilar que siempre se desviven para que todos disfrutemos.

Juan José Alonso Panero

Las Rozas de Madrid, 27 de mayo de 2023

domingo, 29 de enero de 2023

 

TITULCIA


Miércoles 25 de enero de 2023.

El primer viaje del año de la Hermandad de Jubilados de los ministerios de Comercio, Economía y Hacienda. En esta ocasión nos desplazamos a Titulcia, pueblecito situado en el sureste de la Comunidad de Madrid, a 40 Km de la capital y muy cercano a Aranjuez y a Chinchón.

Salimos de Madrid, de nuestra sede de Alberto Alcocer a las 09:45 con absoluta puntualidad. El día es muy bonito, con un sol espléndido, pero con una temperatura terriblemente fría, rondando los 3 grados. En esta ocasión somos solo 25, la mitad de lo habitual, los viajeros, en un autobús de mediana capacidad. Sin que sirva de precedente, pues siempre el porcentaje femenino es abrumadoramente mayoritario en todas nuestras excursiones (los hombres no solemos pasar de 4 ó 5 entre un número de 50 expedicionarios), hoy somos 9 los representantes del sexo masculino.

Somos de la partida nuestra vocal de Viajes Elena Romero, Jorge Baeza y su esposa Pilar del Grupo de Viajes, Ángel Olano, Merche, su hijo Javier, recién jubilado; Rosalía, Carmina, mi vecina de Las Rozas Mari Carmen, Ramiro, Alfredo y Mª Antonia, mi amigo Pedro García Mamolar, quien suscribe estas líneas… y seguro que me olvido de algún compañero; espero que me disculpe.

Tardamos poco más de tres cuartos de hora en arribar a Titulcia. El autobús nos dejó a la entrada del pueblo, pues no se podía acceder al centro, que estaba en obras. No obstante, la dimensión pequeña de la localidad nos facilitó el que deambuláramos por la misma sin mayores problemas. Nos dirigimos en primer lugar a un bar para reponer fuerzas e ir al baño.

Antes de continuar indico como hago siempre que las fotos del reportaje están todas tomadas por un teléfono móvil Samsung Galaxy A40, y en cuanto a la parte cultural me he servido de dos Webs https://www.lugaresconhistoria.com/titulcia   y https://www.dondeviajamos.com/la-cueva-de-la-luna/, así como de una primorosa y práctica guía editada por el Ayuntamiento de Titulcia y de la que nos fue ofrecido un ejemplar a cada uno de los expedicionarios por la simpática guía que disfrutamos, María, una chica joven que, con mucha alegría, nos dijo que nosotros éramos el primer grupo al que atendía en su actividad de guía turística de Titulcia.

Titulcia

“Titulcia fue una importante ciudad durante los primeros tiempos de la conquista romana, conservando un bello trazado, que podía remontarse a la época de la cultura carpetana. Los estudios realizados sobre la zona, parecen indicar que Titulcia pertenece al grupo de ciudades carpetanas que fueron primeramente destruidas y después respetadas. Más tarde se fue latinizando y adoptó una configuración romana, con el privilegio de estar exenta de tributo (civita inmunis). Resulta del todo significativo que Titulcia pasara a convertirse en poco tiempo en una importante fortaleza romana. Ello se debió a su privilegiada situación geográfica, es decir, al hecho de que la antigua Titulcia se encontrase enclavada en un cerro desde el que se podía dominar con facilidad todo el panorama. Esta circunstancia fue aprovechada por los gobernadores romanos para convertir a Titulcia en una importante Mansión entre Toletum y Complutum, dentro de una de las principales vías romanas: la “Senda Galiana” que unía Emerita Caesarea Augusta con Caesaraugusta, Zaragoza” (Guía del Ayuntamiento de Titulcia).

Plaza Mayor


Los viajeros, una vez que hemos salido del bar, nos dirigimos hacia la Plaza Mayor; se trata de una zona peatonal en la que se encuentran situados el Ayuntamiento y la iglesia, la parroquia de Santa María Magdalena. El espacio de la plaza es un terreno diáfano y limpio, de una claridad que le otorga, si cabe, mayores dimensiones de las reales.


La plaza, pues, bonita y coqueta es un enclave adecuado para que aquí, y con el Ayuntamiento a nuestras espaldas, nos hiciéramos la foto de grupo que amablemente nos tomó nuestra guía María.

Centro de Interpretación

Lo primero que hacemos, acompañados por María, es adentrarnos en el primoroso y cuidado Centro de Interpretación de Titulcia, donde pudimos admirar todos los tesoros que la pequeña localidad alberga de su pasado.


Titulcia es un pueblecito con mucha historia a sus espaldas. El nombre actual de la localidad es moderno; se remonta a un decreto de Fernando VII en 1814, que dio crédito a la creencia general de que aquí se situaba la Titulcia citada en los itinerarios romanos, además de que al cambio de nombre se debía al hecho de los malos recuerdos que el monarca tenía de la Bayona francesa, que coincidía con el que disfrutaba hasta esas fechas la localidad que estudiamos. Su nombre tradicional, desde los tiempos de la reconquista cristiana, en el siglo XII, hasta comienzos del siglo XIX, fue Bayona de Tajuña.

Su enclave arqueológico, donde Carpetania, Roma y el Islam dejaron profundas huellas de su pasado, está declarado Bien de Interés Cultural. La protección afecta a una superficie de 343 hectáreas, con zonas arqueológicas carpetanas, romanas y árabo-musulmanas.


De entre los restos arqueológicos que han deparado las excavaciones, sobresale el hallazgo de la denominada Medusa de Titulcia, una joya ornamental carpetana, presumiblemente de uso ritual, única en España, consistente en una fuente de 18 centímetros de diámetro labrada en plata con sobredorado, que muestra un felino y varias serpientes. Hoy se encuentra en el Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares. Aquí, en el Centro de Interpretación podemos admirar una reproducción.


Los carpetanos se marcharon del lugar antes de la conquista por los romanos, a partir del siglo II de nuestra era, y también con antelación al cruce por la zona de las legiones de Aníbal, el caudillo cartaginés; ambos transitaban por la cercana vía romana descrita ya en el XXIV itinerario de Antonino, que conducía desde la imperial Mérida a Complutum (hoy Alcalá de Henares) y Caesaraugusta (Zaragoza).

Iglesia de Santa María Magdalena


A continuación, una vez finalizada nuestra visita al Centro de Interpretación, que duró aproximadamente una hora, nos dirigimos sobre las 12:00 del mediodía a esta coqueta iglesia, la parroquia de Santa María Magdalena. Aunque destruida parcialmente durante la guerra civil española, conserva su estilo gótico, al estar datadas  en el siglo XV el comienzo de las obras, obras que se inician por la zona del ábside. Construida en ladrillo y mampostería con basamento de sillares de piedra en el ábside.

La fachada principal, a los pies, está construida y decorada con piedra blanca del cercano Colmenar de Oreja. Consta de un único cuerpo culminado por un frontón triangular.


En lo alto de la torre han hecho sus nidos las cigüeñas, a las que oímos el clásico ruido del entrechocar de sus picos, y que según nos dice María, permanecen todo el año en Titulcia.


El interior se estructura en una sola nave, dividida en dos tramos, coro, en alto, y, a los pies, una capilla; en el lado del Evangelio la Capilla Mayor.


En su interior, entre sus tesoros más valiosos, podemos decir que guarda un cuadro de Jorge Manuel Theotocópuli, hijo del Greco, titulado “El Tránsito de la Magdalena” que milagrosamente se salvó de la destrucción que tuvo lugar del retablo mayor durante nuestra guerra civil, en concreto el 22 de julio de 1936.

Puente de Hierro

Cuando salimos de la iglesia, con un maravilloso sol, pero con un frío terrible, acentuado por el ligero viento que corría, con una temperatura cercana a los 4 grados, nos dirigimos a otra de las joyas de Titulcia, el Puente de Hierro, peatonal, construido en 1898 sobre el río Jarama, moderna joya de la ingeniería, que se realiza con la técnica de “remache en frío”, utilizada por el ingeniero Eiffel en la construcción de la torre parisina.


Los paseantes recorrimos el puente en toda su longitud, que calculo sobre los 500 metros, y ya de regreso, y antes de dirigirnos a nuestro almuerzo que estaba dispuesto para las dos de la tarde y aún nos sobraban unos 30 minutos, nos sentamos al sol, gracias a Dios, en unas mesas de un céntrico bar donde algunos de los expedicionarios hicieron alguna consumición. Ya sobre las 14:00 nos dirigimos al restaurante Cueva de la Luna donde iba a tener lugar nuestro refrigerio.

Comida

Todos los elogios que haga de nuestro almuerzo se quedarán cortos. Pocas veces hemos disfrutado de una comida tan excelsa tanto en cantidad como en calidad y variedad de la que hemos gozado hoy. He de decir, que quien escribe estas líneas, que tiene fama de no ser precisamente un melindre a la hora de comer, no pudo finalizar el maravilloso plato principal y finalizó a duras penas el postre, que más que una torrija era un auténtico “torrijón”. Aquí tengo que señalar, porque es de justicia, el mérito que han tenido los compañeros que estudiaron “in situ” el menú del que íbamos a disfrutar, en concreto Pilar y Jorge. Queda dicho.


Hago ahora un sucinto resumen de lo que fue nuestra colación:

De entrada raciones a repartir de ensalada de patatas alioli, morcilla montada en hojaldre, bonito con pimientos rojos, torreznos y croquetas de jamón.

Plato principal: solomillo de cerdo con hojaldre, queso de cabra y cebolla caramelizada con guarnición de patatas, tomates y pimientos de padrón.

De postre, torrija con hojaldre, helado de turrón, y nata.

Vino tinto y blanco de la casa, agua y pan.

Licor de orujo con crema y hielo

Café e infusiones.

Cueva de la Luna

Finalizada la copiosa comida los viajeros nos íbamos a encontrar con una gratísima sorpresa. En el propio restaurante, aunque no abierta al público, se puede acceder mediante el oportuno permiso del propietario César Rico, a la que es conocida como Cueva de la Luna.

César, que nos da una pequeña charla de cómo descubrió su padre la cueva y lo que puede significar este recinto, nos advierte que el descenso a la cueva es sinuoso y la escalera, muy primitiva, de tierra, no tiene barandilla, de modo que son muchos los expedicionarios que desisten de bajar; una verdadera lástima, ya que el lugar merecía el pequeño esfuerzo.


Aunque la cueva era conocida, solo se sabía de unos 7 metros aproximadamente desde la puerta hacia el interior, ya que parte de la escalera se encontraba tapada con escombros, utilizándose desde finales del siglo XIX hasta el primer tercio del siglo XX como pajar por un vecino de Titulcia. La guerra civil dejó intacta su estructura gracias a que continuaba ignorada.

En el año 1952, Ramón García y Armando Rico observaron un hueco en el centro de la escalera, excavaron con una azada para agrandar el agujero e introducirse en su interior, quedando atónitos al contemplar su majestuosa cúpula y las galerías ocultas durante tantos años.

Tomo prestada las palabras de Mandi Monteagudo en la web https://www.dondeviajamos.com/la-cueva-de-la-luna/ para continuar con el relato.

“Descubierta, como ya se ha dicho, en 1952, la cueva, artificial, está declarada de Interés Turístico y varias han sido las hipótesis que han salido a la luz en relación a su origen. Algunos estudiosos ven en la cueva una construcción esotérica relacionada con una ‘supuesta aparición de la Santa Cruz’ al Cardenal Cisneros cuando preparaba la conquista de Orán. La Santa Cruz es una hipotética reliquia cristiana venerada por los católicos que hace referencia a los hechos relacionados con las empresas guerreras para cristianizar a otros pueblos paganos. Su primera aparición se le atribuye al emperador romano Constantino en Inglaterra, hecho que motivó que desde ese momento el Imperio Romano fuera oficialmente católico.


Según otras hipótesis nos encontramos ante una construcción relacionada con los templarios. Estas suposiciones se basan en el hallazgo de cruces paté inscritas en las paredes de la cueva. La cruz paté junto con la griega, la tau y la patriarcal son los cuatro modelos básicos de cruces templarias.”

Bajando unas escaleras primitivas y sin pasamanos, como ya se ha dicho, nos encontramos, pues, con una bóveda central de la que parten unas galerías que forman un cuadrado. A esta construcción se le atribuye un carácter esotérico relacionado con el Cosmos.


Impresiona el encontrarse bajo la bóveda y contemplar la gran cantidad de ramos de flores depositados allí por personas que han hecho sus correspondientes peticiones y que al haber sido concedidas dejan las flores como muestra de agradecimiento.

A fuer de ser contradicho por mis compañeros de viaje, para mí, ésta fue la experiencia más interesante de la excursión.

Almazara la Aceitera de la Abuela

A las cinco de la tarde teníamos cita en una almazara a la que llegamos con media hora de retraso.

Aquí, el propietario de la misma, ingeniero agrónomo, y su hijo, nos explicaron pormenorizadamente el proceso de elaboración del aceite y sus diferentes grados de comercialización.


Finalizada la presentación, que a la mayoría de asistentes se nos hizo un poco pesada, por el cansancio del día y por carecer de los conocimientos técnicos para poder apreciarla, salvo quizás Jorge Baeza y Ángel Olano, ambos ingenieros agrónomos, una parte de los asistentes pasó a la tienda donde muchos se aprovisionaron de recipientes de aceite.

A las 18:30 pasadas se puso en marcha el autobús en dirección a Madrid, donde llegamos sobre las 19:15. Quien suscribe estas líneas se despidió apresuradamente, se introdujo en la boca del Metro de Cuzco y ya en la estación de Príncipe Pío y en el Cercanías se dirigió a Las Rozas. A las 20:15 estaba en casa, donde lo primero que hice fue darme una reconfortante ducha.

Esta excursión a Titulcia, que, pensaba yo, no prometía mucho, fue francamente interesante, los viajeros lo pasamos estupendamente, comimos de maravilla y disfrutamos de un día, muy frío, pero con un sol espléndido. Y no quiero finalizar estas líneas sin felicitar, una vez más a Elena, a Pilar y a Jorge.

Juan José Alonso Panero

Las Rozas, 29 de enero de 2023