sábado, 7 de diciembre de 2013



REGALO DE CUMPLEAÑOS

El mudéjar castellano leonés



Siempre me resulta difícil comenzar un relato; no es la primera vez que escribo unas líneas similares, y en esta ocasión no iba a ser diferente, aunque sí debo decir que el motivo sí que es completamente distinto a todos mis viajes anteriores.

El 16 de julio, “como siempre”, cumplí años, y en esta ocasión, mis amigas Celia y Soco me sorprendieron (siempre lo hacen) con un regalo diferente. Junto a una preciosa cartulina gigante del Real Madrid y unas letras manuscritas, venía el obsequio propiamente dicho, la reseña de un viaje guiado denominado “Ruta del Mudéjar Castellanoleonés”, que tendría lugar el sábado 16 de noviembre y que organizaba ARTEGUIAS
Transcurrieron los días, las semanas y hasta los meses, y por fin llegó el gran día.
Las fotografías
Para los curiosos, todas las fotos que adornan esta historia, están tomadas con una Leica M9-P y dos objetivos, Summicron 50mm f/2.0 y Super Elmar 21mm f/3.4.
Sábado, 16 de noviembre de 2013, Plaza de Cristo Rey
La del alba sería… y no exagero nada, cuando salté de la cama, ya que la hora prevista de partida era las 08:30 en la plaza de Cristo Rey. Tenía que coger un autobús desde casa, en Las Rozas, hasta Moncloa, y desde allí, un paseo andando de unos diez minutos, que por cierto, hice entre basuras… ya que la huelga de limpieza de la capital de España aún no se había resuelto en aquellas fechas.
En el lugar previsto, con el autobús ya esperándonos, fuimos llegando los excursionistas. Como neófito en estas lides, saludé en primer lugar a José Manuel, encargado de la organización del viaje, y poco después a David de la Garma, que iba a ser nuestro “profesor”, experto en la materia que íbamos a “degustar” y autor de varios libros sobre el arte románico en Castilla y León, así como a Esther. Los tres sabían que mi incorporación al grupo era consecuencia del regalo que me habían hecho dos amigas.
El autobús se fue llenando, yo ocupaba la plaza 9, y solo quedaba libre el asiento de mi diestra, de los 60 que disponía el coche. Allí se sentó Paloma, que al igual que yo, viajaba “sola”, aunque ella ya había disfrutado de la hospitalidad de ARTEGUIAS en otras dos ocasiones. Hicimos buenas migas, y nos acompañamos mutuamente durante todo el viaje, que se inició exactamente a las 08:36, momento en que el autobús enfiló la autovía A-6, de La Coruña.
Parada técnica y ¡¡¡Nieve!!!
El día apuntaba a frío. Cubierto y con nubes, pero no se barruntaba lluvia. Después de unos 60 kilómetros de recorrido, entramos en el túnel de Guadarrama. Cuando salimos de él, ¡sorpresa! El paisaje que vislumbramos era blanco como la nieve, y efectivamente, eso era lo que nos deslumbraba, nieve, los primeros copos blancos caídos en la comunidad de Madrid. La fotografía que incluyo, tomada en la cafetería de la autopista donde nos detuvimos para disfrutar de un segundo desayuno, da testimonio gráfico de mis palabras. Eran las 09:40 horas.
 
Hasta alcanzar nuestro primer objetivo del viaje, el castillo de Coca, David nos dio una lección práctica y a la vez muy amena, acerca del arte mudéjar.
Pequeña introducción al Mudéjar
Además de las elocuentes palabras de David de la Garma mientras rodaba el autobús camino de nuestro destino, ARTEGUIAS nos proporcionó a cada uno de los excursionistas, un librillo con la información adecuada acerca del viaje que íbamos a realizar. De este librillo, entresaco la siguiente información:
Uno de los acontecimientos, posiblemente el de mayor trascendencia, en la historia del arte español, es la aparición del estilo llamado “MUDEJAR” como mixtificación de las corrientes artísticas cristianas (románicas, góticas y renacentistas) y musulmanas de la época.
El origen histórico-social del mudéjar hay que buscarlo en el avance de la reconquista leonesa, castellana y aragonesa que supuso la incorporación de territorios con población musulmana, que aportan su saber en el campo de diversas artes.
Es comúnmente aceptado que la aparición del mudéjar hay que datarla en el siglo XII en la –por entonces- poderosa ciudad de Sahagún. Esta población leonesa del Camino de Santiago, se convirtió en un fuerte centro religioso y económico en los siglos XII y XIII, como indica el Códice Calixtino “prodigio de todo tipo de bienes”. Es posible que algunas cuadrillas de alarifes de Toledo, fueran contratadas para acelerar los diversos proyectos arquitectónicos que en ese momento se desarrollaban en la ciudad leonesa.
En este siglo XII, las iglesias de San Tirso, San Pedro de Dueñas y la no muy lejana de Santervás de Campos, pararon sus costosas fábricas de sillería románica para ser continuadas con ladrillo, basadas en una decoración novedosa, todavía dubitativa, pero con acusada personalidad. Algo similar sucede en la localidad aragonesa de Daroca. Había nacido la arquitectura mudéjar.
El mudéjar se consolida en el siglo XIII y es exportado hacia el sur y sureste, a tierras todas ellas llanas y con escasa cantería de piedra (Zamora, Salamanca, Valladolid, Ávila, Guadalajara, Madrid y oeste de Segovia, sin afectar apenas a Burgos, Palencia y Soria).
Este mudéjar, nacido en Castilla y León a partir del románico, pero que adquiere identidad propia por su material y su decoración, se le denomina “mudéjar castellano”, “mudéjar leonés” o más acertadamente “mudéjar castellanoleonés”. Es una de las variantes regionales que acompaña al toledano, aragonés, andaluz, etc. Dado el ascendente románico de este arte, se le ha denominado por muchos autores como “ROMÁNICO MUDÉJAR” e incluso “románico de ladrillo”.
EL CASTILLO DE COCA (SEGOVIA)
Avistamos el castillo de Coca, en la provincia de Segovia, poco después de las diez y media de la mañana. Desde el autobús, se veía ya majestuoso. Una vez en tierra, atendimos a las explicaciones que David nos impartió mientras admirábamos el exterior de la imponente fortaleza.
El castillo de Coca es, sin lugar a duda, uno de los edificios más excepcionales de arquitectura civil en ladrillo, y un clarísimo ejemplo del arte mudéjar. Fue construido en la segunda mitad del siglo XV por orden de Don Alonso de Fonseca, arzobispo de Sevilla y señor de Coca.
 
De los Fonseca el castillo pasó, por vínculo matrimonial, a la Casa de Alba. A partir de 1730 su archivo fue trasladado a Madrid y el castillo cayó en el abandono y la rapiña. En 1808, durante la Guerra de la Independencia, los franceses ocuparon la villa de Coca, y sus tropas se instalaron en el castillo, al que causaron grandes destrozos.  Cuando lo abandonaron en 1812, su estado era una completa ruina.
En 1926 fue declarado Monumento Nacional, y en 1931 Monumento Histórico Nacional, formando parte también del Tesoro Artístico Español. En 1954 la casa de Alba cedió el castillo al Ministerio de Agricultura, por un periodo de 100 años menos 1 día. A cambio, el Estado se comprometía a la restauración del mismo. Ésta concluyó en el año 1958 y se instaló en algunas salas del castillo la Escuela de Capacitación Forestal, que sigue funcionando en la actualidad.
 
Tiene planta cuadrada, foso y dos recintos amurallados, lo que le confiere el carácter inexpugnable que le ha caracterizado a lo largo de los siglos. En el segundo recinto se encuentra la torre del homenaje. Su fábrica es de ladrillo con gran decoración en los muros. El interior es de gran lujo y fastuosidad, y conserva la decoración mudéjar. Debido a su grandiosidad fue usado más como palacio que como fortaleza. Es una de las obras cumbres del mudéjar militar
La visita al Castillo
Aún pudimos vislumbrar algunos restos de la copiosa nevada, que según nos manifestó el guía local, había caído ayer en la noche. De hecho, nos indicó que albergó serias dudas acerca de la viabilidad de nuestra excursión. Afortunadamente, las condiciones meteorológicas se dulcificaron.
 
Ya en el interior, visitamos las distintas dependencias del mismo, acompañados de las expertas explicaciones del guía local.
 
Desgraciadamente, hay tesoros que ya no pueden apreciar nuestros ojos. Así, la azulejería mudéjar del Patio de Armas, hoy desaparecida,  que enriquecían el castillo en una forma impropia de la Castilla interior. Lo que hoy vemos es una reconstrucción del original. Del patio primitivo sabemos que quedan algunos de los capiteles de la galería superior.
Torres
El recinto interior se encuentra flanqueado en sus esquinas por sendas torres, en total cuatro. La mayor es la Torre del Homenaje. Las otras tres, Torre de la Muralla y la Torre de los Peces, así como la Torre de Pedro Mata son diferentes en sus tamaños. Estas diferencias, en contra de lo que pudiera pensarse, producen a la vista una agradable gradación de volúmenes.
La Torre del Homenaje contiene en su interior distintas salas dispuestas en pisos y unidas por una estrecha escalera de caracol construida, como el resto del castillo, en ladrillo. Puedo dar fe que la ascensión por la angosta escalera, que se hace en tres etapas (afortunadamente), es realmente dificultosa. Al más que reducido espacio por el que hay que transitar, se une la diferencia existente en cuanto a la altura de los peldaños, todos ellos distintos, un obstáculo más, pensado, según nos informó el guía, para dificultar aún más si cabe, un posible asalto al castillo. Es algo en lo que habitualmente no pensamos cuando subimos un tramo de escaleras. Nos habituamos a que la altura de los peldaños sea regular, siempre la misma, y no nos damos cuenta de la dificultad que supone el hecho de que cada vez que ponemos el pie en el peldaño siguiente, nuestra extremidad inferior no acaba de adaptarse nunca, ya que siempre encontrará una altura diferente que franquear. No sé si me he explicado bien. En cualquier caso, si algún benévolo lector tengo y piensa visitar el castillo en fechas próximas, le sugeriría que tenga en mente lo que acabo de escribir.
 
Las tres salas que se encuentran en la Torre del Homenaje, son de abajo a arriba: La Capilla, la Sala de Armas y la Sala-Museo. Sobre esta última, ya en el exterior, se puede contemplar una panorámica del casco urbano, y del entorno natural en que se encuentra Coca, realmente espectacular, además de otros castillos de poblaciones cercanas como Iscar o Cuéllar.
Salas interiores
En cuanto a las salas interiores, comenzamos nuestra visita en la Capilla, situada en la planta inferior de la Torre del Homenaje.   Guarda algunas tallas románicas y góticas de la Virgen con el Niño. También, dos tablas del XVI de temas religiosos: una Crucifixión y una Anunciación.
Tras el consiguiente tramo de escaleras ya descrito, accedemos a la segunda planta, donde se encuentra la Sala de armas. En ella se exponen diversas armaduras aunque su mayor atractivo es la decoración de los muros y del techo. Los mosaicos mudéjares de tonalidades rojas, blancas y azules, la decoración geométrica y la bóveda decorada con nervios góticos otorgan a esta sala un interés especial.
Por último, tras vencer el tercer tramo de la escalera de caracol, accedemos a la Sala-Museo. En una vitrina central se exponen algunos materiales arqueológicos celtibéricos y romanos así como diversos restos del primitivo castillo. Además, varias basas de mármol de decoración renacentista.
 
También es interesante la Sala de los Jarros, llamada así porque en sus paredes se representan jarros entre arquerías mudéjares y sobre motivos vegetales.
Por último hay que hablar de la Mazmorra. Esta sala y la que se encuentra sobre ella están unidas hoy por un orificio, casi podríamos decir que una especie de gatera, practicada en el techo de la mazmorra. Impresiona la forma en que está construida para evitar la huida de los encarcelados.
Hacia el mediodía abandonamos el castillo para dirigirnos a nuestro siguiente objetivo, el Parque temático del mudéjar de Castilla y León, en la ciudad de Olmedo, provincia de Valladolid.
EL PARQUE TEMÁTICO DEL MUDÉJAR DE CASTILLA Y LEÓN
Poco antes de la una de la tarde hacíamos nuestra entrada en este precioso parque. En él permanecimos durante una hora.
 
Absolutamente todas las maquetas que se muestran en el parque, 20 en total, contando las estaciones ferroviarias de Olmedo y de Villalón de Campos, son verdaderamente extraordinarias. Como no puedo, ni debo cansar al benévolo lector que hasta aquí haya llegado, me limito a incluir en este relato un total de seis fotografías, así como una somera descripción de las mismas, para lo que me sirve de inestimable ayuda el folleto-guía que se nos entregó a cada uno de nosotros a la entrada al Parque.
 
Castillo de Coca. Incluyo la maqueta a modo de curiosidad, ya que todo ha quedado dicho en el apartado correspondiente a nuestra visita al castillo “real”.
 
Ermita de San Saturio (Soria). Imponente, solitaria, la ermita de San Saturio se yergue sobre una peña de la escarpada falda de la sierra de Santa Ana, a orillas del río Duero.
 
Palacio de Pedro I (Astudillo, Palencia). El palacio surge por el deseo expreso del rey don Pedro I y doña María de Padilla en el año 1354, y como anexo al convento que actualmente ocupan las madres clarisas. Su fachada sigue el modelo constructivo de Tordesillas.
 
San Tirso (Sahagún, León). Al elegir esta fotografía no he tenido la menor duda, y más aún después de oír las palabras del profesor De la Garma. Es la obra cumbre del mudéjar leonés y modelo a seguir por las iglesias del denominado foco facundino. San Tirso, obra de mediados del siglo XII, se presenta como uno de los más antiguos ejemplos de la arquitectura del ladrillo.
 
San Juan Bautista (Fresno el Viejo, Valladolid). En la segunda mitad del siglo XII se comenzó a construir esta iglesia de San Juan, de la cual solo es románica la cabecera, ejecutándose a lo largo del siglo XIII el cuerpo de las tres naves.
 
Castillo de la Mota (Medina del Campo, Valladolid). Es una de las maquetas más espectaculares del Parque. De estilo mudéjar, los muros del castillo se levantan sobre los cimientos de un alcázar medieval. A lo largo de la historia ha sido utilizado, según las necesidades de cada época, como archivo de la corona, castillo artillero, prisión real, Escuela Superior de Mandos José Antonio Primo de Rivera, o, en la actualidad, Centro de Formación de la Junta de Castilla y León.
 
Abandonamos Olmedo sobre la una de la tarde para dirigirnos a la vecina Íscar. El cielo, plomizo, amenazaba agua. Nos quedaba la duda de si sería en forma líquida o en blancos copos de nieve. Pronto saldríamos de dudas.
ISCAR (VALLADOLID)
Una vez que llegamos a esta población, ya con una fina lluvia próxima al agua nieve y con un frío considerable, cercano a los cero grados, nos dirigimos a reponer fuerzas.
 
Durante un par de horas, desde las 14:15, fuimos huéspedes de Ábaco, donde dimos cuenta de un abundante almuerzo, consistente en revuelto de huevos con champiñones, entrecot con patatas fritas y tarta helada de postre. Vino y agua sin restricción, café/té. Hay que poner nota alta al restaurante, no solo por lo difícil que es dar de comer a 60 viajeros a la vez, sino porque las viandas eran más que aceptables. Felicito a la organización y, por supuesto, a Ábaco.
Al salir del restaurante nos dirigimos, a pie, a la próxima iglesia de San Miguel. Seguía cayendo una especie de agua nieve con intermitencia. Eran las cuatro y cuarto de la tarde.
Iglesia de San Miguel. En el interior de la iglesia, a resguardo del inclemente frío, el profesor De la Garma nos instruye acerca de este templo románico, con su precioso ábside.
 
A continuación nos trasladamos a pie al otro monumento que íbamos a visitar en Íscar, la Iglesia de Santa María, ésta sí claramente de estilo mudéjar, tal como muestran las fotografías que incluyo, y que pude obtener a duras penas, dado el intenso frío que padecíamos y la fina lluvia que no dejaba de caer.
CUÉLLAR (SEGOVIA)
Poco después de las cinco de la tarde, con muchísimo frío, con el termómetro bajo cero sin duda alguna, pero al menos, ya sin lluvia, arribamos a Cuellar. Aquí, comenzamos nuestra visita en la iglesia de San Martín.
 
Iglesia de San Martín.
Descendimos del autobús y nos situamos alrededor del profesor De la Garma para escuchar sus explicaciones. La verdad sea dicha que la lección en el exterior de la iglesia fue de corta duración. La fotografía que incluyo, en la que se puede ver a David de la Garma “impartiendo su lección” y a la guía local “atenta oyente”, nos da una pequeña idea del frío reinante, con restos de nieve esparcidos en su entorno.
 
Ante la gélida temperatura, entramos rápidamente al interior del templo, declarado en 1931 monumento artístico nacional y actualmente catalogado como Bien de Interés Cultural.
 
El edificio, cuyo origen podemos datar entre los siglos XII y XIII,  típicamente mudéjar, fue convertido en viviendas tras la desamortización de Mendizábal en el siglo XIX, siendo recuperado tras su restauración en la década de los ochenta del pasado siglo. En la actualidad se ha convertido en el Centro de Interpretación del Arte Mudéjar.
Ya dentro del templo, pudimos presenciar un interesante espectáculo de luz y sonido sobre el mundo medieval. Se nos mostró cómo se construían las iglesias, cómo eran sus gentes, su vida diaria y la convivencia entre las tres culturas: cristiana, judía y musulmana.
 
Cuando volvimos a la realidad del frío segoviano, al salir del templo, el reloj se acercaba a las seis y media de la tarde y era ya noche cerrada. Frente a nosotros la gran explanada al final de la cual se encontraba el hermoso castillo de Cuéllar.
 
Castillo de Cuéllar.
El Castillo de Cuéllar, también conocido como de los Duques de Alburquerque, es sin duda el monumento más emblemático de la villa, declarado Bien de Interés Cultural en 1931. Está bien conservado y presenta una mezcla de diferentes estilos arquitectónicos, que van desde el siglo XIII al XVIII.
 
A lo largo de su existencia, ha pasado por diversos avatares, tales como acuartelamiento durante la Guerra de la Independencia, prisión o sanatorio antituberculoso, hasta que en 1972, tras su restauración, se convirtió en un centro de formación profesional e instituto de educación secundaria. Actualmente tiene aquí su sede la oficina de turismo de Cuéllar, así como el Archivo de la Fundación de la Casa de Alburquerque.
 
 
 
Debido a que el tiempo horario apretaba, la visita que hicimos al castillo fue solo de unos 40 minutos, aunque ciertamente nos permitió hacernos una idea de la riqueza del mismo. Para aquellos lectores que tengan un interés particular en este monumento, pueden ver una descripción mucho más detallada en las maravillosas páginas de la  Web de ARTEGUIAS:
Iglesia de San Andrés.
Pasaban ya de las siete de la tarde cuando entrábamos en la iglesia de San Andrés. Se trata sin ningún género de dudas de uno de los mejores ejemplos del mudéjar castellanoleonés, destacando en su interior diversos frescos mudéjares. Pese a las diversas modificaciones sufridas en el tiempo, actualmente conserva su traza original, reafirmada con una completa restauración llevada a cabo en los años 90 del pasado siglo, después de haber sido declarada Bien de Interés Cultural en 1982.
De las páginas de ARTEGUIAS extraigo el siguiente comentario:
Posiblemente la iglesia de San Andrés esté construida a comienzos del siglo XIII, siendo un perfecto ejemplo de templo románico mudéjar de tres naves rematadas por tres ábsides decorados con arquerías y recuadros murales de ladrillo.
Lo que hace especial a esta iglesia es su fachada occidental perfectamente conservada y radiante al atardecer, con arquerías de ladrillo ojivales.
 
Haciendo de tripas corazón, abandoné el acogedor interior del templo y salí al terrible frío de la noche, a fin de poder hacer una fotografía medianamente aceptable de esta preciosa iglesia. El lector juzgará.
REGRESO A MADRID
A las 19:30 los excursionistas nos desparramamos por los tres bares de los aledaños de la iglesia a fin de efectuar la consabida “parada técnica” que nos permitiría hacer de un tirón el regreso a Madrid.
El autobús se puso en marcha a las 20:00 horas. A las 21:45 estábamos de nuevo en el que fue nuestro punto de partida, la plaza de Cristo Rey.
Me despedí de los vecinos de asientos, así como de David, Esther y José Manuel, y en unión de Paloma, que llevaba mi misma dirección, tras un paseo de diez minutos, llegamos al intercambiador de Moncloa a punto de dar las diez de la noche. Allí dije adiós a Paloma y tuve la suerte de coger casi sobre la marcha el autobús que me dejaba en las puertas de casa a las diez y media de la noche.
CONCLUSIÓN
La primera conclusión es que disfruté al máximo de la excursión. Cuando llegué a casa estaba literalmente “molido”, pero muy a gusto. Conocía desde hacía tiempo la fantástica página Web de ARTEGUIAS, http://www.arteguias.com/ y más de una vez estuve a punto de acercarme a sus oficinas, en la calle de Galileo 44, de Madrid, de modo que cuando Soco y Celia me hicieron el regalo de este viaje, sentí una gran ilusión, pues además, se daba la circunstancia de que no había visitado nunca ninguno de los puntos que incluía la excursión.
Luego, una vez realizado el viaje, mi sentir es absolutamente positivo. Lo primero que me llamó la atención al inicio de nuestro periplo, fue la sensación de encontrarme en una “gran familia”, arropado por gentes que en su gran mayoría eran viajeros habituales, que se conocían desde hacía ya tiempo y que se encontraban como “en casa”. Para alguien neófito como yo, esa sensación se agradece sobremanera. Es sintomático y dice mucho de la buena organización de la empresa, el hecho de que conocían perfectamente “mis antecedentes y por qué me encontraba allí”.
Luego, yendo ya a un aspecto más concreto, tengo que decir que todo estuvo perfectamente bien planificado, incluyendo, como ya he dicho, la parte más mundana, como fue el “avituallamiento” realizado en el restaurante Ábaco.
Por supuesto, no puedo dejar de hacer constar las magníficas lecciones del profesor David de la Garma, que además de profundas fueron muy amenas.
 
Por último, no quiero dejar pasar el hecho de que no había transcurrido ni una semana de la realización del viaje, cuando a través de un correo de Esther, recibí la magnífica foto que cierra este relato, y que muestra a los 60 excursionistas al pie de la maqueta del Castillo de la Mota. Para la historia, me encuentro situado en primera fila, agachado, el cuarto contando desde la izquierda, con la cámara al cuello y las manos apoyadas en la mochila.
Tal como les comenté a David, Esther y José Manuel, ha sido mi primera incursión en ARTEGUIAS, pero no será la última. El pago de la próxima correrá de mi cuenta.
Juan José Alonso Panero
Las Rozas de Madrid, 7 de diciembre de 2013






viernes, 4 de octubre de 2013


ITALIA, ciudades y lagos

Mi primer “viaje estrella” con la Hermandad de Jubilados de los ministerios de Comercio, Economía y Hacienda, y, al menos desde mi óptica personal, ha sido todo un éxito. Lo pasé estupendamente, disfruté de los históricos monumentos y la maravillosa naturaleza por la que deambulamos. Pese a mi natural timidez, me integré, creo, bastante bien con el grupo, 50 excursionistas en total (con mayoría abrumadora femenina), e incluso hice una incipiente amistad con varias personas, Juan Antonio y Soco, Tere y Pili, que espero y deseo, que con el transcurso del tiempo, se vaya afianzando.

Antes de entrar en materia, dos apuntes. Uno, acerca de las fotografías de este relato; el otro, sobre la estructura del mismo.

LAS FOTOGRAFÍAS

Todas las fotos en color están tomadas con una Leica M9-P y dos objetivos, Summicron 50mm f/2.0 y Super Elmar 21mm f/3.4. Las de blanco y negro están realizadas con una Contax G2, analógica, equipada con un zoom Zeiss Vario Sonnar 35-70mm f/3.5-5.6 y película Ilford 125 ASA FP4 PLUS.

Dicho lo anterior para los curiosos de la técnica, tengo que añadir algo muy importante, al menos desde mi particular visión. En esta ocasión estoy muy orgulloso de las tomas que he hecho, y ello, además de por otras connotaciones, por dos motivos. El primero, la dificultad que supone el tomar instantáneas cuando se está integrado en un grupo de medio centenar de personas. Lógicamente, cada excursionista va a su aire y no tiene por qué preocuparse de las “manías” de un chalado de la fotografía; con ello quiero decir, que me las vi y me las deseé en muchísimas ocasiones, para poder sacar las imágenes que deseaba, además de, en la mayoría de las situaciones, disponer de un tiempo exiguo, para alguien que pretendía disparar con dos cámaras a la vez.

El segundo problema con el que tropecé, fue el de la prohibición de la toma de fotos en el interior de determinados lugares. No deseo entrar en lo acertado o desacertado de esta medida; nunca la he comprendido. El hecho es, que, por citar solo unos pocos casos, las imágenes que adornan este reportaje, correspondientes al palacio real de Turín, o al interior de varias iglesias e incluso algún claustro, son “robadas”. Lo digo claramente, y no me avergüenzo de ello, al contrario, me siento moderadamente satisfecho cuando veo los resultados de lo que obtuve, pese a las dificultades.


A título de curiosidad, para obtener las imágenes del interior del palacio de los Saboya, recurrí a una técnica similar a la que utilizó Walker Evans, para realizar un reportaje, que devino famoso, en el Metro de Nueva York, años 30 del pasado siglo. En esas fechas, la aparición de las primeras cámaras “miniatura”, de 35mm, las pioneras Leicas, seguidas por la competidora Contax, de Zeiss, supuso en esos años, la misma revolución que la tecnología digital ha significado a finales del pasado siglo XX.

Evans, con su Contax bajo el abrigo, del que apenas sobresalía el objetivo, disparó y disparó, logrando unas imágenes “robadas” de rostros, trabajadores, usuarios del Metro neoyorquino, que hoy son historia de la fotografía.


Yo he utilizado una técnica similar en el palacio real de Turín. La Leica colgada al cuello con el objetivo gran angular, y según iba pasando por las diferentes estancias, disparaba sin cambiar de lugar la cámara. Nadie se enteró. En la fotografía del espejo, si el lector curioso se fija bien, se me puede ver, con un nicky rojo, mientras disparo la cámara (por supuesto, sin flash, ¡Anatema!) que cuelga a la altura de mi pecho.

LA ESTRUCTURA DEL ARTÍCULO

Como en otras ocasiones, voy a desarrollar la historia de forma cronológica. Ello va a suponer, que, por ejemplo, Milán (lugar donde pernoctamos los primeros cuatro días), aparecerá hasta en tres fechas diferentes, intercalada entre Turín y Bérgamo. Pero si hubiera utilizado la otra alternativa, desarrollar el trabajo por ciudades, se confundirían las fechas… En fin, nada hay completo.

EL COMIENZO DEL VIAJE, AEROPUERTO DE BARAJAS


Miércoles, 11 de septiembre de 2013

Dos despertadores, a falta de uno, me sacaron de la cama a las 5 de la mañana. Aún en noche cerrada, llegué al aeropuerto de Barajas, T4, antes de la hora fijada, 06:30. Allí, una vez abierto el mostrador de Iberia, facturamos nuestro equipaje. Saludé a algunos de los viajeros, con los que ya había coincidido en Puebla de Sanabria, así como a Andrés, de nuestra agencia de viajes, y a Pilar, su ayudante.

El avión despegó en hora, y tras un viaje agradable y sin incidentes, de algo menos de dos horas, aterrizamos en Milán. Allí nos esperaba un hermoso autobús Mercedes-Benz con un napolitano, Mateo, al volante. También se presentó nuestro primer guía, Marco. Nos pusimos en marcha hacia la capital de la Lombardía.


M I L Á N

La capital de la Lombardía, es el núcleo económico y financiero de Italia, además de un centro mundial de la moda y el diseño. Milán me pareció una gran metrópoli, muy extendida, una ciudad viva, en oposición, por ejemplo, a una ciudad-museo, como puede ser Roma. Precisamente por ello, por su carácter humano, tendemos muchas veces a pasar por alto su inmenso patrimonio histórico. Milán es mucho más que una ciudad industrial o la sede de La última cena de Da Vinci.

Este primer día en suelo italiano comenzó con la visita de varios lugares emblemáticos, antes, por supuesto, de poner los pies en nuestro hotel.

Pilar me adjudica el asiento número 2 del autocar, estupendo, justo detrás del conductor, en alto. Me permite una visión perfecta. Es la butaca del pasillo. Junto a mí, en el número 1, Carmina, que será mi “compañera de autobús” durante toda la semana. En la fila de detrás, se aposenta otro matrimonio bien conocido y habitual en todas las excursiones, Jorge, directivo de la Hermandad, nuestro experto en cine y también en viajes, y su esposa Pilar.

CASTILLO SFORZESCO


Este hermoso castillo es el primer lugar que visitamos en territorio italiano. Es una gran fortaleza cuadrada, rodeada de fosos, de unas dimensiones impresionantes –casi 200 metros de lado- que se levantó bajo los Visconti, apellido ilustre muy ligado a esta región.

Independientemente del “continente”, que, como digo, impresiona, el castillo guarda un museo con extraordinarias colecciones de arte. Como no puedo, ni deseo extenderme mucho en la descripción de cada lugar visitado, resaltaré, en esta ocasión, por su originalidad, la Piedad Rondanini, escultura de Miguel Ángel, de la que confieso, era absolutamente ignorante.


Almuerzo en Farinella

A la salida del Castillo efectuamos nuestra primera colación en Milán. Son casi las dos de la tarde. El restaurante, Farinella, está muy próximo al Castillo. Como siempre, al viajar solo, me las tengo que componer para buscar un lugar donde sentarme, y que no “desentone” de las personas que me rodeen. Creo que tuve mucha suerte. Pude ubicarme al lado de un matrimonio, con el que ya había entablado conversación en el autocar (ocupaban la fila siguiente a la mía en el lado opuesto del autobús). Sus nombres, Soco y Juan Antonio. Contiguo a ellos se sentaban Tere y Pili, dos amigas que viajaban juntas. A partir de ese momento, para mi suerte, surgió una especie de complicidad amistosa, de modo que ya, “los cinco”, fuimos compañeros de mesa durante toda la semana.

Aquí, y antes de seguir adelante, deseo hacer una aclaración. Cuando escuché el nombre de Socorro, pensé que ya era casualidad. No es un nombre precisamente común, y de mis dos amigas íntimas, una se llama Celia y la otra, justamente, Soco. Para más casualidad, el primer apellido de “ambas Socos”, también era el mismo. En fin, que quede claro, a partir de ahora, que “la Soco” a la que me refiero, es la esposa de Juan Antonio, los compañeros de viaje en esta bonita aventura.

EL DUOMO. LA CATEDRAL


Nos dirigimos a uno de los monumentos más emblemáticos de Milán, su impactante catedral, que impresiona gracias a la perspectiva que nos ofrece la amplitud de la piazza del Duomo, cuya urbanización, terminada en 1861, permite apreciar la enorme mole de la catedral que la domina.


No voy a garabatear unas pobres palabras sobre uno de los monumentos más conocidos de Italia, obra maestra del gótico flamígero europeo. Impresiona, tanto en su exterior como en su interior.

A cambio, sí voy a relatar unas pocas líneas de vivencias personales. Esta era la tercera ocasión que visitaba Milán y su catedral. Lo hice por primera vez en 1968 en unión de mis padres, mis hermanas gemelas, Marisa y Charo, y mi hermano Paulino.



En 1979, durante mi destino en Ginebra (1976-1981) volví a Milán, en unión de mi esposa Eloísa, y de nuestros hijos Mariano y Marisa. No he podido resistir la tentación de incluir en este artículo dos fotografías realizadas por mi esposa en el techo de la catedral milanense. En una de ellas aparecen Mariano y Marisa, 5 ½ y 4 años en esa época. En la otra imagen, el protagonista es el autor de estas líneas, todavía con pelo en la cabeza, revuelto por el viento que soplaba en esos momentos. Sorprende, y así se lo comenté a Soco y Juan Antonio, cuando subimos a esta terraza, al día siguiente por la tarde, la soledad en la que me encuentro (que yo recordaba perfectamente) en contraposición a la ingente multitud que hoy en día visita este lugar, y que impide, materialmente, el poder tomar alguna fotografía que merezca la pena.

PIAZZA DEL DUOMO


Como ya he mencionado, frente a la catedral, la inmensa piazza del Duomo, majestuosa, con la estatua ecuestre de Vittorio Emanuele II. Paseamos por ella y nos deleitamos con su belleza.

GALERÍA VITTORIO EMANUELE II



¿Qué puedo decir de este templo comercial? Fue inaugurado en 1877 y tiene forma de cruz, coronada por una bóveda de vidrio y acero, 50 metros de altura, donde podemos encontrar los nombres más “ilustres” en lo que a tiendas se refiere, así como cafés y restaurantes. Una maravilla, que si por un lado se abre a la piazza del Duomo, por el otro desemboca en otro lugar emblemático, la Scala.

TEATRO ALLA SCALA



Con seguridad el teatro de ópera más famoso del mundo, construido entre 1776 y 1778. Si en su exterior, su fachada neoclásica, obra de Piermarini,  no nos dice nada especial, su interior impresiona, además de por sus dimensiones, -hasta 3.600 espectadores puede albergar-, por sus armoniosas líneas. Pudimos apreciar, no solo la grandiosidad del recinto, sino también su más que interesante museo, donde, entre los muchos objetos relacionados con las artes líricas, destacaban, en mi opinión, los pianos utilizados por Liszt y Verdi, así como numerosos carteles originales de “premieres” con el gran Arturo Toscanini como protagonista, así como retratos de las divas María Callas y Renata Tebaldi.


Mientras derramaba mi mirada por el amplio vestíbulo, tintinófilo empedernido como soy, no pude dejar de acordarme de la gran Castafiore, el ruiseñor milanés…

Tiempo libre

Cuando terminamos la visita al teatro de la Scala, tuvimos tiempo libre, citándonos a las 18:15 junto a la estatua de Vittorio Emanuele II, en la piazza del Duomo. Yo utilicé mi tiempo, ¡cómo no! para disparar mis cámaras.

STARHOTEL RITZ

A las 18:30 llegamos a nuestro hotel, de cuatro estrellas. A las 18:40 estoy en la habitación 328, confortable. Tiene un baño estupendo con mucho espacio para dejar las cosas.

Recuerdo que nuestra primera cena en Milán fue en el restaurante del hotel, y, de nuevo, nos sentamos juntos “los cinco”.

Tras la colación, y el cigarrillo nocturno en el exterior del hotel, en unión de Tere, también fumadora, ya en mi habitación, descargué en el pequeño ordenador portátil las fotos digitales tomadas ese día. Esta fue una operación que realicé todas las noches. Vale más prevenir…

Jueves, 12 de septiembre de 2013

Tras el desayuno, efectuado en el bufé del hotel, nos ponemos en marcha para visitar una preciosa ciudad:

B É R G A M O

Bérgamo está formada por una parte baja, comercial, y una alta, la que visitamos, donde se encuentran los principales monumentos de una ciudad con mucha historia, que fue ligur, gala, romana, lombarda, veneciana y austriaca antes de convertirse en italiana, y que presume, con orgullo, de haber dado al mundo un papa, el papa Roncalli, Juan XXIII, nacido en Sotto il Monte, Bérgamo.


Tenemos como guía a Paola, una estupenda profesional, que frisa los 50 años, y que enriqueció nuestros conocimientos culturales con muchísima amenidad y buen gusto.

PIAZZA VECCHIA


Comenzamos nuestra visita, a pie, en la llamada piazza Vecchia, corazón de la vida administrativa y política de Bérgamo y de toda la provincia. Su especial configuración hace que parezca más amplia de lo que en realidad es. En medio se yergue una fuente del siglo XVIII, típicamente veneciana. A pocos metros de este lugar, desembocamos en otra preciosa plaza.

PIAZZA DEL DUOMO

Aquí, lo primero que llama la atención es la maravillosa fachada de la Cappella Colleoni, adosada a la Catedral, la Basílica de Santa Maria Maggiore. A nuestra diestra, el Battisterio.

BAPTISTERIO


El Battisterio, levantado originalmente en 1340 dentro de la basílica de Santa María Maggiore, dejó de tener su utilidad cuando el rito del bautismo se transfirió a la Catedral, de modo que en 1660 fue desmontado y ubicado en un patio, donde permaneció dos siglos hasta que en 1898 encontró su actual emplazamiento definitivo. Solo abre sus puertas en ocasión de bautizos.

CAPPELLA COLLEONI


La Capilla Colleoni, adosada a la catedral, fue mandada levantar por  Bartolomeo Colleoni para convertirla en su propia tumba. Para la realización de la obra, encomendada en 1470 a Giovanni Antonio Amadeo, el famoso condotiero no dudó en ordenar la demolición de un ábside de la basílica.

Espectacular su fachada, de exuberante fuerza decorativa y cromática. No menos impresionante es su interior, con la tumba de Colleoni, así como de una de sus hijas. Lo reducido del espacio y la vigilancia del mismo, no me permitieron hacer ninguna fotografía, pese a que lo intenté. Una lástima.

BASÍLICA DE SANTA MARIA MAGIORE



La catedral es una enorme basílica comenzada en el siglo XII y que no fue terminada hasta el XIX. Aúna los estilos románico, renacentista y barroco. Una vez que se traspasa su puerta de entrada, el visitante queda sorprendido por su riqueza interior.  Realmente impresionante. De entre todas las maravillas que la basílica contiene, me llamó poderosamente la atención un increíble confesionario barroco de Andrea Fantoni.


La catedral también es el lugar donde reposan los restos de Gaetano Donizetti.

Los expedicionarios comimos en Bérgamo, y tras el almuerzo tuvimos un poco de tiempo libre, que algunas de las señoras (mayoría abrumadora,  al igual que ocurrió en la excursión a Puebla de Sanabria) emplearon en adquirir algunos recuerdos en las bonitas tiendas del lugar.


M I L Á N

Después de comer regresamos a Milán. Nos dejan tiempo libre por la tarde. He hablado con Juan Antonio y Soco para subir al techo de la catedral, que cierra a las 18:00. Pensábamos que tendríamos tiempo de sobra, pero hay un gran atasco de entrada en Milán, de modo que cuando el autobús nos deja junto a la Vía Dante, son las 17:20. Trotamos materialmente para llegar a la Catedral a tiempo.

DUOMO (Catedral). Subida al techo.

Sacamos las entradas para el ascensor, 12 € por cabeza. Somera inspección de los carabinieri en mi mochila, que contiene las dos cámaras.

Ya en lo alto, como ya dejé escrito ayer, la gran cantidad de visitantes, hace casi imposible el tomar fotos.
                                   

Soco, que comprende perfectamente la “sencilla complejidad” de la Leica, me toma un par de fotos para el recuerdo.

Al regreso, nos sentamos en una terraza de la peatonal y señorial Vía Dante y nos tomamos unas cervezas.

Nos recoge el autobús junto al Castillo Sforzesco, en el mismo lugar donde nos dejó.

Cena en PORCA VACA

Fantástica cena. Nos sentamos “los cinco” en la última mesa del piso superior. El plato de pasta, con marisco, realmente espectacular. Vino blanco y tinto, todo incluido. La mejor colación de todo el viaje.


Viernes, 13 de septiembre de 2013

Hoy tocaba levantarse temprano para desplazarnos a la capital del Piamonte. A las 07:30 nos pusimos en marcha hacia


T U R Í N

La verdad es que hasta hoy, había sido injusto con esta hermosa ciudad, aunque creo que mi caso no es único. Habitualmente, cuando se menciona esta capital, lo primero que nos viene a la mente es la industria, la FIAT y los Agnelli. Turín es mucho más.

A mí, particularmente, me pareció señorial, con sus largas calles paralelas, los hermosos soportales que abrazan sus imponentes plazas, nostálgica en sus cafés históricos, suntuosa en los vestigios dejados por los Saboya. Un descubrimiento.


Comenzamos nuestra visita, muy de mañana, poco después de las nueve, en el corazón histórico de la ciudad desde 1584, la piazza Castello. Allí, entre otros edificios se encuentran dos de los lugares que vamos a visitar, el Palacio Real y el Palazzo Madama.

PALACIO REAL


Para la visita del palacio nos dividimos en dos grupos de 25. Ocupo plaza en el primero, con guía cubana, realmente “muy cubana”, que divagaba abundantemente, y de la que lo mejor que puedo decir, es que ciertamente, era muy amable.


Muy “normalito” por fuera, realmente espectacular por dentro, este imponente palacio, construido por Carlo di Castellamonte, fue la mansión de los Saboya durante dos siglos, entre 1646 y 1865.



Las fastuosas estancias se suceden en el interior: sala del trono, comedor de gala, sala de baile con capacidad para 2.000 personas, la espectacular armería real… Suelos de marquetería, arañas de cristal y estucos, muestran una sucesión de estilos, barroco, rococó y neoclásico, evidencia viva del esplendor de la Casa de Saboya.

Como ya dejé dicho al principio de este relato, en el apartado de “Las fotografías”, prohíben hacer fotos, de modo que todas las que el benévolo lector ve, son “robadas”, razón por la cual, alguna de ellas, sino todas, habrían podido ser mejoradas en condiciones normales. No es disculpa, sino pura realidad.


PALACIO MADAMA


Antigua mansión de los príncipes d’Acaja, rama piamontesa de los Saboya en el siglo XIV, el Palazzo Madama debe su nombre y aspecto actual a las consortes reales Cristina de Francia y María Juana Bautista de Saboya-Nemours, que le dieron la actual configuración en los siglos XVII y XVIII. Desde 1934 alberga el Museo Civico d’Arte Antica.  El edificio se encuentra en restauración, por lo cual tan solo pudimos admirar su imponente escalera monumental.

CATEDRAL DE SAN JUAN BAUTISTA



Levantada entre 1491 y 1498, representa el único vestigio de arquitectura renacentista en Turín. En su austero interior se encuentra la Capilla del Santo Sudario, donde se custodia el Sindone o Sábana Santa. Nuestro grupo pudo disfrutar de la visión de un documental acerca de la histórica reliquia, en español.

PLAZA DE SAN CARLOS (Piazza San Carlo)


La Via Roma, bordeada de tiendas de prestigiosos nombres, enlaza la Piazza Castello con esta preciosa plaza, un gran rectángulo totalmente despejado, rodeado por hermosos palacios con arcadas, donde los escaparates de lujo se alternan con los históricos cafés.


Diseñada por Carlo di Castellamonte, en su centro se levanta la estatua ecuestre de Manuel Filiberto erigida en 1838. En el lado Sur de la plaza, se encuentran las iglesias gemelas de San Carlo y Santa Cristina.

Alto para comer

Hacemos un alto en nuestras visitas, para degustar el almuerzo de hoy. Como siempre, en torno a una gran mesa, nos reunimos “los cinco”.

PALACIO CARIGNANO

Tan solo vislumbramos este palacio en su exterior. La maravillosa fachada ondulante, realizada por Guarini en 1679, es sin duda su obra maestra. Fue construida con un “material pobre” (ladrillo), método de construcción típico de Emilia-Romaña, cuna de este arquitecto.

El edificio, alberga en la actualidad el Museo del Risorgimento, donde, entre otras estancias, se visita la Sala del Parlamento Subalpino. Aquí, entre 1848 y 1860, pronunciaron discursos Cavour, Garibaldi, Verdi y Manzoni.

MUSEO EGIPCIO

Nuestra primera visita de la tarde fue para este extraordinario museo,  catalogado como el mejor del mundo, después del de El Cairo. Al menos, eso es lo que dicen los turineses, y seguramente no van descaminados, ya que el museo es una auténtica maravilla. Igual que para la visita de la mañana, al palacio real, formamos dos grupos, intercambiando ahora las guías. A nuestro grupo, en esta ocasión, le asignan a Valentina, una graciosa treintañera italiana, que al menos se centraba mucho mejor que la cubana en las salas y objetos que nos describía.


Aproveché para adquirir en la tienda del museo varios recuerdos para regalar, a familiares y amigas.

CAFÉ TORINO


A la salida del Museo Egipcio, tenemos tiempo libre. En la plaza de San Carlo, en los soportales, nos sentamos a tomar unos helados en uno de los famosos cafés de la zona, el Torino, con decoración de principios del siglo XX, intacta.

MOLE ANTONELLIANA

Antes de abandonar Turín, admiramos en su exterior la famosa Mole Antonelliana. Su enorme cúpula cuadrangular, rematada por una flecha, es un símbolo de Turín. Destinada en principio a sinagoga, fue levantada por el arquitecto Alessandro Antonelli, aunque la finalizó, en 1888 su hijo Costanzo. Desde el año 2000, sus 3.200 metros cuadrados acogen un extraordinario Museo del Cine.

Regresamos a Milán, casi a las 21:00 horas, con el tiempo justo para pasar por las habitaciones y descender luego al comedor del hotel para reponernos del día con una reparadora cena.

Sábado, 14 de septiembre de 2013

Hoy tocaba de nuevo, en la mañana, Milán, en concreto la fantástica Pinacoteca de Brera, y tres iglesias famosas.

M I L Á N

A primera hora, creo que no eran aún las 9 y media, visitamos, con Marco de nuevo como guía, la

PINACOTECA DE BRERA

Aquí, antes de entrar al recinto del museo, nos hacemos la foto de grupo en el patio exterior, delante de la estatua en bronce de Napoleón, desnudo.

En el museo, francamente excepcional, no dejan hacer fotos. Hago algunas. En la tienda del museo, compro algunos recuerdos, imanes y una preciosa bolsa del cuadro “El Beso”, de Francesco Hayez. En su día, 1859, el lienzo, por lo “atrevido” del motivo, causó sensación. La reproducción que incluyo la he obtenido de Internet.


Cuando abandonamos la Pinacoteca de Brera, iniciamos las que serán nuestras tres últimas visitas en Milán. Nos dirigimos a uno de los puntos emblemáticos de la capital de Lombardía:

SANTA MARIA DELLE GRAZZIE


En una recoleta plaza, donde se encuentra el antiguo convento de los dominicos, siglo XV, tenemos ante nuestros ojos la iglesia, revestida en su exterior de ladrillo. En su interior podemos apreciar el genio del arquitecto Bramante, con una imponente cúpula considerada una obra maestra del renacimiento milanés.


Pero sin duda alguna, esta iglesia es famosa porque en el antiguo refectorio del convento se encuentra el más que renombrado fresco de Leonardo da Vinci, La última cena, que una vez más, en mi tercera visita a Milán, no puedo ver. Las dificultades para obtener el correspondiente permiso, debido a las contadas visitas diarias que se autorizan, son enormes. Me resigno.

SANT’ AMBROGIO


Nuestra siguiente cita es Sant’Ambrogio. La basílica se encuentra en una gran plaza dominada, al fondo, por sus dos emblemáticos campanarios, uno de ellos, actualmente, totalmente recubierto debido a su restauración. Está considerada como una de las obras maestras del románico europeo. Se estima que San Ambrosio, obispo de Milán, puso su primera piedra en el año 386, aunque su actual configuración data de los siglos XI y XII. Podemos considerar casi un milagro, el hecho de que la basílica haya sobrevivido al paso de los siglos y las guerras.


En el momento de nuestra visita, tenía lugar la ceremonia de una boda, de modo que tan solo pudimos echar una somera mirada a su interior.

SAN LORENZO MAGGIORE


La basílica de San Lorenzo fue nuestra última visita en Milán. Sus cimientos datan del siglo IV, época en que Milán fue la capital del Imperio Romano, y se construyó siguiendo el modelo del Santo Sepulcro de Jerusalén. Su cúpula, tras venirse abajo, tuvo que ser reconstruida en 1573. Su interior, aunque sobrio, presenta un aspecto imponente.

Comemos de nuevo en Farinella, temprano, sobre las 13:00, y una hora más tarde estábamos en camino hacia Pavía.


P A V Í A


Nos dirigimos en primer lugar al monasterio cartujo, situado a unos 10 kilómetros de la ciudad. Tenemos como guía a Simone, un chico joven, con un español espectacular, y no solo instruido, sino hasta con cierta gracia para imbuirnos de una forma muy amena de las maravillas que vamos a “degustar”.

CARTUJA DE LAS GRACIAS (CERTOSA DE PAVÍA)

Es este uno de los monumentos más representativos del arte lombardo. Iniciado al borde del 1400 por Gian Galeazzo Visconti como mausoleo familiar, fue terminado por los Sforza, otro de los ilustres apellidos lombardos, sucesores de los Visconti.

La imponente fachada de la iglesia, iniciada en 1450 y terminada un siglo más tarde, es una obra maestra del Renacimiento.


Impresionante por fuera, también lo es por dentro, donde no dejan hacer fotos (me las arreglo para obtener una). La prohibición se extiende, incluso a los dos claustros, el pequeño y el grande, de modo y manera, que las que figuran en este relato, pese a que no lo parezca, son también “robadas”.

Gracias a las buenas relaciones de Simone con la comunidad de Cartujos, y tras una discreta gestión, nuestro grupo, pudo visitar en exclusiva, el refectorio, realmente interesante, ya que tal vez era la pieza más “viva” de la cartuja.

Como curiosidad, apuntar que la entrada al recinto era gratuita, y solo se pedía “la voluntad”. Creo que nuestro “capitán”, Andrés, fue generoso con la Comunidad.

CASTILLO DE LOS VISCONTI


Ya en Pavía, nos dirigimos a lo que queda del Castillo de los Visconti, construido enteramente con ladrillos en el siglo XIV. Lo que no se ha convertido en ruinas, es decir, lo poco que queda en pie, alberga hoy en día las colecciones municipales. Aquí, en este lugar emblemático, Simone nos instruye sobre la batalla de Pavía.

PLAZA MAYOR

Finalizada la visita al Castillo, se nos concede un tiempo libre, algo más de 30 minutos, antes de regresar a Milán. Nos sentamos a tomar unas cervezas en la plaza mayor, denominada Piazza Della Vittoria, rodeada por soportales con acogedores cafés. En uno de sus lados se alza el Broletto, antiguo Ayuntamiento, del siglo XII. Es este un lugar con mucho ambiente, con seguridad el más animado de la ciudad.


Un apunte antes de finalizar. La diferencia abismal de precios entre Milán o Turín y Pavía. El importe de nuestras consumiciones, muy bien servidas y con aperitivos, fue infinitamente más bajo, sobre la mitad de precio, que en Milán o Turín.

Terrible caída

Cuando regresamos a nuestro hotel, en Milán, son casi las 21:00. Vamos con el tiempo justo para cenar, a esa hora, de nuevo en PORCA VACA. Subimos a nuestras habitaciones para ir al baño. Quedo con Juan Antonio en vernos en el vestíbulo.

Cuando llego a la puerta de mi habitación, no encuentro mi llave, de modo que desciendo al vestíbulo, y mientras una señorita me atiende en recepción, para darme una nueva llave (tarjeta), un americano, tiene una caída estrepitosa. Retumba el hotel. Al encontrarme de espalda, no veo la caída, pero sí la cara de horror de la recepcionista, y siento el ruido sordo, como un terremoto. La víctima, de gran estatura, se ha debido resbalar al descender las escaleras de entrada, y ha caído a plomo. Queda en el suelo en posición fetal, sin movimiento alguno. Se aproximan dos samaritanos a recogerlo. Luego, Juan Antonio me diría que él era uno de ellos. En ese momento, en el fragor del suceso, no me di cuenta. Finalmente, parece que todo quedó en un gran susto y no hubo ningún hueso roto.

15 de septiembre, domingo

Nos levantamos muy temprano, desayunamos a las 07:30, y a las 08:30, tras abandonar el hotel, con nuestras maletas en las bodegas del autobús, salimos hacia la región de los lagos.

El trayecto es agradable, aunque poco a poco el tiempo, hasta ahora magnífico, comienza a cambiar. Las nubes que adornan el cielo, grises en un principio, cambian a un tono casi negro. Cuando arribamos a Stressa, cae un diluvio sobre el maravilloso Lago Mayor, que apenas vislumbramos.


S T R E S S A en el Lago Mayor

Al igual que ocurrió en Milán el día de nuestra llegada, hoy no estaba previsto ir al hotel hasta la tarde. Quien firma estas líneas, había tomado la precaución de incluir un impermeable en su maleta, pero no tuve la intuición de tenerlo a mano, en mi mochila. No fui el único, de modo que cuando bajamos del autobús, antes incluso de ir al baño, en unión de Soco y Juan Antonio, bajo un auténtico diluvio, nos dirigimos a una tienda próxima donde nos hacemos con unos paraguas. Quise comprar un impermeable, pero no tenían. Consideré que los 10 euros que pagué por el paraguas, eran a fondo perdido. De hecho, el día de nuestra marcha, se lo dejé como “regalo” a Mateo, en el autobús.

Tras pasar por los baños, la expedición se pone en marcha, bajo la lluvia. Tenemos una buena guía, Claudia, cercana a los 40.

ISLA BELLA


Nos dirigimos en barco a la Isla Bella, donde visitamos el

PALACIO DE LOS BORROMEO

Francamente interesante. No permitían hacer fotos en el interior. Es la cuna de San Carlos Borromeo, que tal como nos lo describe Claudia, no fue precisamente un santo, con los estándares de hoy en día.

El palacio, de estilo barroco lombardo, se compone de numerosos salones, sala de música, salón de baile, sala de los espejos… La parte de abajo del palacio, las grutas, reacondicionadas para habitarlas en verano haciendo frente al calor, son espectaculares.

Realmente primorosos los jardines, como puede apreciarse en las fotografías.

ISLA DE LOS PESCADORES


Nos trasladamos a continuación a esta isla, que conserva su encanto original. Aquí almorzamos. Poco después de las 16:00 horas, y tras una nueva travesía en barco, llegamos a nuestro hotel, en Stressa.

HOTEL LA PALMA


Me adjudican la habitación 109, con pequeña terraza, que da en parte al lago y en parte a la que denominaré “La casa encantada”, un palacete abandonado, al que acompaña, en idéntica situación, otro, a pocos metros del primero. Produce lástima el ver esas mansiones, que en su día debieron de ser magníficas, en su actual estado de casi ruina.


La habitación es confortable. El baño, moderno, no tiene espacio en la repisa superior, al contrario que el de Milán.

JARDÍN BOTÁNICO VILLA TARANTO

Estaba prevista hoy la subida al Monte Motarone, pero el tiempo meteorológico hacia inviable la visita. No obstante, se decidió aprovechar la tarde, pese a la ingente lluvia que no cesaba.

Se nos citó poco después de las cuatro, en el vestíbulo del hotel, a aquellos “valientes” que decidiéramos desplazarnos al Jardín Botánico de Villa Taranto. Se “rajó” la mitad del personal. Cuando el autobús se puso en marcha, éramos 26.

Así pues, de 17:00 a 18:30, con Claudia como guía, realmente experta en botánica, visitamos en Pallanza, este precioso lugar.


Llovió durante todo el tiempo, unas veces más fuerte y otras menos. Llevé el impermeable, mucho más manejable, y dejé el paraguas en el hotel. Hice solo un par de fotos. Imposible sacar las cámaras con la que caía. Cuando regresé al hotel, el fondo de la mochila, aunque impermeable, estaba húmedo. Las cámaras, afortunadamente, estaban a salvo. Tuve que utilizar el secador del baño para recomponer la mochila.

Cena en el hotel

La dirección del hotel nos adjudica mesas, redondas, de entre 10 y 12 comensales, para los tres días que vamos a permanecer en el mismo. La mesa en que nos sentemos esta noche, será la misma para los días sucesivos, tanto en el desayuno como en la cena.

Los cinco habituales elegimos la primera, nada más entrar al comedor.  La mesa se completa con Gloria y su nuera, Arancha, más las “malagueñas”. A mi izquierda se sentará Cristina. A mi derecha, Tere.

16 de septiembre, lunes

De nuevo nos acompaña un tiempo espléndido. Salimos hacia el lago de Como. En la capital recogemos a nuestra guía, Alexandra.


C O M O y su lago

Probablemente, el lago de Como, situado en su totalidad en Lombardía, es el más variado de todos los lagos italianos, con preciosos pueblecitos, villas de ensueño, jardines umbríos y pequeños puertecitos, teniendo su punto más interesante, sin lugar a dudas, en la intersección de los tres brazos que dan forma al lago, con el maravilloso pueblo de Bellagio como protagonista.

C O M O


Descendemos del autobús, y nos dirigimos, paseando, hacia la plaza del Duomo donde se encuentran el Broletto y la Catedral. Inmediatamente me vienen al recuerdo las fotografías de 1979, con mi esposa Eloísa y mis hijos, Mariano y Marisa, en este mismo lugar. Las comparo con las que he realizado ahora. Todo sigue igual, con dos excepciones: la fachada de la Catedral se encuentra ahora mucho más limpia, y en la trasera del edificio, en 1979, había habilitado un aparcamiento, afortunadamente, desaparecido en la actualidad.

BROLETTO


Es el antiguo Palacio Comunal, adosado a la Catedral. Data del siglo XIII, con soportales en la planta baja y hermosas ventanas triples en la parte superior.

CATEDRAL


Su construcción se inició a finales del siglo XIV. Su maravillosa fachada, decorada con profusión a partir de 1484, es obra de los hermanos Rodari. El sobrio interior es de estilo gótico, y la decoración, básicamente renacentista.


Al regreso, en dirección al autobús, Alexandra nos señala una casa  donde nació Cósima Wagner, hija de Franz Liszt, que casó con Richard Wagner.



T R E M E Z Z O

VILLA CARLOTA


Dejamos Como y unos kilómetros más adelante, nos apeamos del autocar en Tremezzo. Junto al lago visitamos esta villa, del siglo XVIII, con un emplazamiento admirable, en alto. Interesante su interior, con una atractiva colección de estatuas. Aquí, tampoco permiten hacer fotos. Son realmente bonitos los jardines exteriores, sin lugar a dudas, lo más atrayente de la visita.

B E L L A G I O

Desde el embarcadero, en Tremezzo, nos dirigimos en barco, hacia un maravilloso pueblecito, radicado en un lugar estratégico del lago: Bellagio.


Disfruta este pueblo de un emplazamiento único, admirable. En el entorno de la comarca, Bellagio es tan famoso por su paisaje, de una belleza sublime, como por la amabilidad de sus gentes.

Almorzamos en el Hotel Metropole, con una maravillosa vista del lago. Al finalizar nuestra comida, damos un agradable paseo por el pueblo.


De vuelta hacia Tremezzo, en el barco, realizo la que considero mi foto más lograda de este viaje. No sé precisar si es la mejor. Para un “padre” es difícil hacer distingos entre sus hijos, pero en cualquier caso, creo que es una preciosa imagen, con la estela del barco en primer plano y Bellagio, que sin duda es el verdadero protagonista, al fondo.

S T R E S S A


De regreso en Stressa, ya tarde, cerca de las 19:00 horas, no resisto  la tentación de tomar unas fotos del increíble Hotel des Îles Borromees, 5 estrellas, auténtico lujo anclado en la Belle Epoque, que cumple 150 años. También este hotel dispone de una “suite Hemingway”, donde residió el famoso escritor americano. Muy cerca se encuentra el nuestro, Hotel La Palma. Cenamos en él a las 20:30.

17 de septiembre, martes

Precisamente, desde la terraza de nuestro hotel, con unas vistas espectaculares, realizo hoy, muy de mañana, fotografías de las islas, y de la piscina del hotel al borde del lago. Hice caso a mi amiga Celia, e introduje un bañador en mi equipaje. Lamentablemente, no dispuse de tiempo para disfrutar de esa maravillosa piscina. Al menos, me dije, he traído el bañador. Si no lo hubiera hecho, me habría dicho que había perdido una oportunidad única. En cualquier caso, no me queda esa frustración; si no me bañé “en el lago”, fue porque no quise. Habría sido a cambio de perder otra atracción, pero en esta vida no se puede tener todo. Como dice la güera, siempre hay que renunciar a algo.


Hoy, de nuevo tenemos como guía a Claudia, con la que nos dirigimos hacia un lugar que no pudimos visitar el domingo, como estaba previsto, a causa de la lluvia torrencial.

MONTE MOTARONE


Efectuamos la subida a la cima del Motarone, en dos etapas, primero en teleférico y luego en telesilla. Lo hacemos en dos grupos de 25. Algunas excursionistas, pocas, no se atreven con el telesilla, y se quedan a esperar, descansando, en el refugio existente en la terminal del teleférico. Desde allí ya hay una buena vista.


Una vez en lo alto de la montaña, el espectáculo que se vislumbra es grandioso, con los Alpes nevados a un lado, Monte Rosa incluido, y los siete lagos, al otro, con Stressa a nuestros pies. Deslumbrante.


O R T A  y su lago

De nuevo en nuestro autobús, siempre bajo las expertas manos de Mateo, gran chófer y aún mejor persona, ponemos rumbo al lago de Orta. Disfruta este lago, separado del Mayor por el Monte Motarone, de un clima muy suave. Es uno de los lagos lombardos más pequeños, pero también uno de los más bellos.

ORTA SAN GIULIO

Nuestra primera parada es en el pueblo de Orta, en concreto en el Hotel Bussola, donde efectuamos el almuerzo. Disfruto con un dálmata de 2 años, muy parecido a nuestro Sancho, tanto en sus manchas, casi perfectas, como en su tamaño, el máximo de su estándar.

SACROMONTE


Subimos al Sacromonte de Orta -20 capillas con frescos dedicadas a San Francisco- en tren miniatura. “Trenino” es el nombre que le dan en italiano.


Aquí, desde la altura del Sacromonte, realizo varias fotografías de la isla de San Giulio. Una de ellas, ha quedado realmente bonita. Entre ésta, y la de Bellagio, he dudado para encabezar este artículo.

ISLA DE SAN GIULIO


Desde Orta, nos desplazamos en barco hasta la Isola di San Giulio, una encantadora isla de 300 metros de largo por 150 de ancho. Visitamos la basílica de San Giulio, fundada probablemente en el siglo IV por San Julio, que alberga en su interior, frescos del siglo XVI de la escuela de Gaudenzio Ferrari.


Regresamos en barco a Orta San Giulio, turística localidad de intrincadas y empinadas callejuelas, enclavada en un paraje bellísimo. En su plaza Mayor, se encuentra el Palazzoto, Palacio Comunal, del siglo XVI con frescos de la época.



Volvemos al hotel sobre las 18:00 horas, de modo que hoy, disponemos de un pequeño y reparador descanso hasta la hora de nuestra cena, las 20:30. Al término de la misma, y tras fumar un cigarrillo Tere y un servidor, en los jardines exteriores del hotel, hacemos una breve tertulia, ya en el interior, “los cinco”, y nos vamos a descansar a hora prudencial. Mañana es nuestro último día. Hay que levantarse pronto y con el equipaje hecho.


18 de septiembre, miércoles


L U G A N O y su lago

Abandonamos el hotel de Stressa muy de mañana, a las 08:30. Nos dirigimos a Lugano y su lago, en Suiza.

Cruzamos la frontera sin mayor problema. A la entrada de Lugano, recogemos a nuestra guía, Patricia, sobre los 40 años. Nos da su filiación personal completa: padre suizo italiano y madre argentina, perfectamente bilingüe, casada y con dos hijos 12 y 10 años. Como guía, resulta muy buena.

PARQUE SAN MICHELE


Tras una subida realmente difícil, por una carretera con curvas muy cerradas, donde se pone a prueba, una vez más, la excelencia de Mateo como conductor, realizamos nuestra primera visita en Lugano, parque de San Michele, en alto, que nos proporciona unas vistas maravillosas. Desde él, se vislumbra, abajo, la ciudad, y en frente, el Monte San Salvatore. Recuerdo 1979, cuando estuvimos en su cima, tras subir en teleférico.


CIUDAD


Ya en el centro de la ciudad, damos un paseo por la misma, muy “suiza”, pese al “espíritu italiano”. Mis casi seis años de vida en la Confederación Helvética, me permiten emitir esta opinión. Aquí, igual que en Ginebra, están presentes las dos cadenas de supermercados suizas por antonomasia, MIGROS y COOP.


Tras deambular por calles con soportales y unas tiendas magníficas, con nombres bien conocidos en los escaparates, llegamos a la

IGLESIA DE SANTA MARÍA DE LOS ÁNGELES


Visitamos esta antigua iglesia conventual, cuya construcción se inició en 1499, que conserva dos de los más bellos frescos de Bernardino Luini (1475-1532). A la salida, con tiempo libre por delante, hasta las dos y media, damos un pequeño paseo junto al lago. Soco, “mi fotógrafa oficial” me hace una bonita foto con la Leica. Ha captado a la perfección las “peculiaridades” de la cámara.


A la hora del almuerzo, la única comida no incluida en el “paquete” del viaje, seguimos los consejos de Patricia, y entramos en un gran complejo, MANOR, (supermercado, cafetería, gran almacén…). Es la una, hora muy suiza de comer, de modo que pese al gran tamaño del comedor, “selfservice”, nos las vemos y deseamos para conseguir un espacio que nos permita estar juntos a “los cinco”.

Aprovecho el complejo para comprar unos recuerdos para familiares y amigos.

A las 14:30, con una puntualidad muy suiza, está toda la expedición en la plaza donde nos recoge nuestro autobús, para regresar al aeropuerto de Milán, Malpensa.

Regreso a casa

Llegamos al aeropuerto poco después de las 16:00 horas. El vuelo, IB3255, tiene prevista su salida a las 19:05. Lo hace a las 19:15.

A las 21:10, 20 minutos antes de lo previsto, aterriza nuestro Airbus en Barajas. Me despido de unos y otros, con las prisas propias de quien está deseando llegar a casa. Según abandono la sala 10, me espera un taxi del servicio de Las Rozas que dejé apalabrado una semana atrás. A las 22:30 abría la puerta de casa.

EPÍLOGO

Cuando llego al final de mi relato y repaso lo que he escrito, me doy cuenta de que, más o menos, y con mis limitaciones de rigor, he compuesto una especie de diario de viaje al que he añadido unas fotografías para adornarlo. Constato que casi no hablo de la “condición humana”. Me explico.

Este viaje ha sido importante para mí. He sabido integrarme y he compartido mi tiempo y mis inquietudes con varias personas, con unas más que con otras. En concreto, la incipiente amistad que he iniciado con el matrimonio formado por Soco y Juan Antonio, así como con Pili y Tere, espero y deseo que tenga su continuación.


Hemos hablado, en mayor o menor medida, de nuestras familias, de nuestros amigos, de nuestras vivencias. Nos hemos dado cuenta, en las tertulias mantenidas, que, en más de un caso, compartimos aficiones y hasta conocidos. Así, por ejemplo, Soco quedó gratamente sorprendida de mi admiración por Lorenzo Silva desde que leí la primera novela de la peculiar “pareja” de la Guardia Civil, Bevilacqua y Chamorro, En el lejano país de los estanques… aunque más sorprendidos quedaron mis nuevos amigos, cuando mencionaron a Leopoldo Mª Panero, y les comenté que era primo hermano mío… De ahí a hablar de mi familia solo hay un paso, así que salió a relucir la saga al completo, desde la admiración que yo siento por mi tío Leopoldo Panero, para mí (difícilmente objetivo) uno de los grandes poetas españoles del siglo XX, así como de mi tía, Felicidad Blanc, a la que tuve gran cariño, y mis primos, desde Michi, con el que pude compartir tiempo y alguna comida antes de su fallecimiento en 2003 y entierro en Astorga, hasta Leopoldo María o Juan Luis, a quien no volví a ver desde 1976, en que coincidimos, precisamente en Astorga, en la casa de nuestros abuelos. Poco después se estrenó El desencanto… y se produjo una importante “quiebra” en las relaciones familiares.

La vida está llena de coincidencias inesperadas. ¿Quién me iba a decir a mí, cuando hablaba con mis nuevos amigos, que nada más aterrizar en Madrid, al llamar a mi hija Marisa desde el taxi que me llevaba a casa, una de las primeras noticias que me dio, fue el fallecimiento de mi primo Juan Luis, acecido el día anterior? Sic transit...

En fin. Con estas pocas palabras finales, quiero dejar por escrito mi compromiso de que esa incipiente amistad comenzada en este precioso viaje, siga “viajando” desde ahora en adelante, cada vez con más cercanía.


Juan José Alonso Panero
Las Rozas de Madrid, a 1 de octubre de 2013