viernes, 13 de octubre de 2017

ITALIA, NÁPOLES Y SU ENTORNO


Un nuevo viaje con la Hermandad de Jubilados de los ministerios de Comercio, Economía y Hacienda. En esta ocasión vamos a efectuar un periplo de una semana que nos va a llevar a conocer mínimamente varias atracciones de Nápoles, Pompeya, Herculano, Sorrento, la costa amalfitana y Capri.


Esta vez no nos acompañan los compañeros del Grupo de Viajes de la Hermandad, Jorge y Pilar, Elena y nuestra Vocal de Cultura, Maribel, por diversos motivos. A cambio, mi amigo Pedro, que también es de la partida, y yo, nos vemos acompañados por un grupo de amigos con algunos de los cuales ya hemos entablado una amistad en anteriores excursiones, tales como Maribel, Vocal de Relaciones Institucionales de la Hermandad y su marido Paco, Antonia Mari y Luis, o nuevos conocidos como un matrimonio amigo de los anteriormente citados y del que siento no recordar los nombres.


Antes de comenzar con el relato cronológico de los hechos, indico como siempre las fuentes que he utilizado para narrar la parte cultural de esta historia: el atlas visual Patrimonio de la Humanidad de National Geographic, una guía de Italia de Anaya Touring, los prospectos de alguna de las atracciones visitadas, y por último la Wikipedia.


En cuanto a las fotografías que acompañan mis palabras, todas ellas fueron tomadas con una cámara Leica M9-P y dos objetivos Leica, Elmarit 28mm f/2,8 y Summicron 50mm f/2.

Sin más preámbulos, paso a narrar las vicisitudes de nuestro viaje.

Martes 26 de septiembre de 2017

MADRID

Me levanté a las 05:30 y me recogió un taxi a las 06:15. Llegué al aeropuerto a las 06:40, casi al unísono que mi amigo Pedro. Ambos nos dirigimos al punto de encuentro acordado donde nos saluda Andrés, el director de nuestra agencia de viajes Paso a Paso que vuela con nosotros. A las 07:00 estábamos en el mostrador 918 para facturar.

El vuelo, previsto para las 08:45 despegó a las 09:00 y aterrizamos en Nápoles a las 11:05.

Martes 26 de septiembre de 2017

NÁPOLES

A las 12:00, los 42 expedicionarios salíamos del aeropuerto en nuestro autobús Mercedes al volante del cual se encuentra un experimentado y, yo diría que perfecto conductor y si cabe mejor persona, Giovanni. Efectuamos un corto paseo panorámico donde ya pudimos admirar la bahía de Nápoles con el Vesubio en lontananza y también la isla de Capri.


Nápoles, la tercera ciudad en importancia de Italia (tras Roma y Milán) con tres millones de habitantes, cuyos suburbios se prolongan muchos kilómetros a lo largo del golfo del mismo nombre, ofrece un panorama único con el Vesubio como imponente escenario de fondo.


El centro histórico de Nápoles se remonta a la fundación griega de Parténope, cuyo casco antiguo se amplió con una ciudad nueva (Neápolis). Numerosas culturas del mediterráneo –desde los griegos hasta los Borbones españoles, pasando por los normandos- han dejado su huella en la ciudad, lo que explica el particular microcosmos que, dentro de Italia, representa Nápoles.


En su origen, el barrio español era el cuartel de los virreyes españoles, que gobernaron en Nápoles entre 1503 y 1734.

La historia de la ciudad, en algunos de cuyos lugares parece que el tiempo se haya detenido, se remonta al asentamiento griego del siglo V a.C. Junto a la capilla de San Genaro, la basílica de Santa Restituta, que se halla en el interior de la catedral de San Genaro, del siglo VI, con sus antiguas columnas y el baptisterio adornado con mosaicos del siglo IV, pone de manifiesto la temprana propagación de la fe cristiana en esta región.


A las 13:00 comíamos, entremeses, pasta y calamares con gambas y una tarta de chocolate de postre. Lo hacemos con Maribel y Paco, Luis y Antonia Mari y el otro matrimonio citado. Siempre que Pedro y yo tuvimos ocasión, al ser las mesas de ocho comensales, lo hicimos en la misma compañía. En esta primera comida, y como incidencia reseñable, señalaré que tiré una copa de agua que me mojó en parte el pantalón; es algo que afortunadamente no me suele suceder y que por lo tanto me causó un ligero contratiempo.

Acabamos de almorzar sobre las 15:00 horas y luego dimos otra vuelta, esta vez a pie, por Nápoles. Vimos la plaza del Plebiscito, donde se encuentra el

Palacio Real


Su construcción comenzó en 1603 y finalizó hacia la mitad del siglo XIX. Desde 1919 alberga la Biblioteca Nacional. El palacio Real ocupó en el siglo XVII, el lugar del Castel Nuovo como residencia de los virreyes. En su interior pueden verse muebles y pinturas de los Borbones.

Luego continuamos nuestro paseo que nos llevó frente al

Teatro San Carlos

Es el teatro más importante de Nápoles. Inaugurado en 1737, es uno de los más famosos, y en cualquier caso, el más antiguo teatro de ópera del mundo. Por sus dimensiones y estructura sirvió de modelo a los teatros de ópera que siguieron a su edificación.


Carlos III de España, rey de Nápoles y Sicilia, fue el promotor de su construcción, que se hizo en solo 9 meses siendo su arquitecto Giovanni Antonio Medano. En 1816 el teatro se incendió y el rey Fernando I encargó su reconstrucción al arquitecto Antonio Niccolini que llevó a cabo diversas variaciones, infundiéndole su sello personal y neoclásico.


Continuamos nuestro camino hasta las galerías Umberto I. Aquí nos hicimos la primera foto de grupo. Nos dan tiempo libre que Pedro y yo aprovechamos para tomamos un café en una de las terrazas de las galerías A las 17:00 nos recogieron Andrés y nuestra eficiente guía, cuyo nombre hasta ahora no había citado, Fiorella.


A las 18:00 estábamos en el Hotel Naples. Me han dado la habitación 206, amplia y confortable pero sin repisas en el baño.

Hasta la hora de la cena, salí con Pedro a dar un paseo y tomarnos unas tónicas en una terraza.

Cenamos a las 20:30, risotto, una chuleta de cerdo y macedonia de frutas.

 Miércoles, 27 de septiembre de 2017

Desayunamos a las 07:45. Salimos del hotel a las 08:30. Nos dirigimos a Caserta. Vamos a visitar el

Palacio Real de Caserta


Este palacio forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.


En el siglo XVIII, Luigi Vanvitelli creó en Caserta, situada a 40 Km al norte de Nápoles, un complejo palaciego para el rey Carlos de Borbón que podía rivalizar con Versalles en pompa y dimensiones.



El palacio de Caserta, construido entre 1752 y 1775, debía reflejar el poder y la arrogancia de los Borbones, que gobernaron Nápoles desde 1734 a 1860. Por una ironía de la historia, cuando se terminó de construir apenas llegó a utilizarse. Las medidas del edificio superan cualquier dimensión normal: la planta mide 253 por 202 m y sus 1.217 habitaciones se encuentran repartidas entre cinco pisos en 45.000 m2. Los principales atractivos son la escalera de honor, la capilla del palacio y el teatro de la Corte, con los jardines como escenario de fondo.



El palacio realmente impresiona por sus dimensiones y elegancia, aunque la percepción que tuvimos Pedro y yo es que quizás estaba necesitado de un mejor mantenimiento. En el recinto palaciego, tras una media hora de tiempo libre, permanecimos hasta mediodía en que nos dirigimos almorzar en una zona próxima. Igual que la comida de ayer, lo hacemos con Maribel y Paco, Luis y Antonia Mari y el otro matrimonio amigo de ellos. Tomamos dos primeros platos, ambos compuestos de pastas en diferentes modalidades y luego mozarella y berenjenas rellenas con pimientos.



Por la tarde nos dirigimos al centro de Nápoles, casco antiguo, donde visitamos el

Monasterio de Santa Clara


La construcción del complejo monumental se inició en 1310 por voluntad del rey Roberto de Anjou y de su mujer Sancha de Mallorca. Santa Clara se terminó en el año 1340 y se utilizó como iglesia sepulcral de los Anjou.


La ciudadela franciscana está compuesta de dos conventos, uno para las clarisas y el otro para los frailes menores franciscanos. La iglesia presenta sus originales formas góticas.

El claustro, una joya del rococó, sufrió varias transformaciones a lo largo de los siglos. La más importante es la de D.A. Vaccaro, entre 1739 y 1742 realizando dos paseos que al cruzarse lo dividen en cuatro sectores. 64 pilares octogonales flanquean las avenidas bordeadas de azulejos con festones vegetales. Los pilares están unidos por asientos integralmente de mayólica del siglo XVIII sobre cuyos respaldos están representadas escenas de género, rústica, marinera y de la mitología.


El grupo dio un paseo por el precioso claustro mientras Fiorella nos enumeraba la historia del monasterio.

Cuando finalizamos nuestra visita a Santa Clara, nos dirigimos a una atracción que no estaba prevista en un principio en el programa, el

Cristo velado

El Cristo Velado es una escultura en mármol, realizada por Giuseppe Sanmartino que se conserva en la capilla de Sansevero y cuya imagen ha dado la vuelta al mundo por la prodigiosa textura del velo marmóreo que la recubre, maravilla del virtuosismo.

La escultura, cuyas dimensiones son 50x80x180 cm, fue realizada en 1753 y está considerada como una de las obras maestras de la escultura mundial. Entre sus admiradores ha tenido a Antonio Canova que, después de haber intentado adquirirlo en vano, se declaró dispuesto a dar diez años de su vida con tal de ser capaz de realizar tamaña obra maestra.

No es de extrañar la afirmación de Antonio Canova, pues la escultura es realmente impresionante, y parece increíble lo conseguido con el trabajo realizado sobre el mármol por Sanmartino para obtener semejante proeza. En el recinto no se podía hacer fotos, razón por la cual no hay testimonio gráfico de la imagen.

Como colofón del día, fuimos a visitar el museo arqueológico, realmente extraordinario, y cuyas piezas sobresalientes son sin duda alguna los frescos y objetos procedentes de las excavaciones de  Pompeya.

Museo Arqueológico


El museo es uno de los más importantes y antiguos del mundo por la riqueza y el carácter único de su patrimonio arqueológico.


El origen y la formación de sus colecciones se deben a Carlos III de Borbón, que tras ascender al trono del reino de Nápoles en 1734, ordenó realizar las primeras excavaciones de las ciudades que quedaron sepultadas en la erupción del Vesubio del año 79 d.C. El mismo monarca ideó el proyecto del Museo Farnesiano, al trasladar a Nápoles parte de la rica colección heredada de su madre Isabel de Farnesio. Fue su heredero Fernando IV, quien decidió reunir en el edificio actual la colección Farnesio y el repertorio de restos vesubianos, que constituyen los dos núcleos principales del museo.

El edificio, que data de finales del siglo XVI y en un principio estaba destinado a caballeriza, se convirtió en 1616 en sede de la Universidad y a partir de 1777 fue sometido a una larga fase de reformas y ampliaciones dirigidas por los arquitectos Fuga y Schiantarelli.


Las primeras instalaciones se inauguraron durante la Década francesa (1806-1815) y con la vuelta de los Borbones a Nápoles en 1816, el museo adquirió el rango de Real Museo Borbónico. Concebido como una institución de carácter enciclopédico, el edificio albergó diferentes institutos y talleres que posteriormente se trasladaron a otros lugares.


Con la unificación de Italia el museo pasó a ser Nacional. Sus colecciones se han ido enriqueciendo con piezas halladas en excavaciones realizadas en el sur de Italia y otras procedentes de colecciones privadas.

En 1957 la pinacoteca fue trasladada a Capodimonte, por lo que la colección adquirió su distribución actual.


En el museo estuvimos desde las 17:00 a las 19:00 en que el autobús nos trajo de regreso al hotel.

Cenamos a las 20:30, de primero pasta, tortellini, luego emperador con ensalada y de postre una tarta de hojaldre.

Jueves, 28 de septiembre de 2017

Salimos del hotel a las 09:00 de la mañana y fuimos andando hasta la catedral de Nápoles, que vimos en su interior, así como visitamos  la cripta y el tesoro de San Genaro, algo esto último que no estaba incluido en el programa inicial.

Catedral de Nápoles

La catedral de Nápoles presenta una serie de diversos estilos arquitectónicos: al gótico original se le sumó el barroco al ser remodelada por el arquitecto Luca Giordano. En el siglo XIX la fachada fue reconstruida por Enrico Alvino con el estilo gótico original. En la actualidad, la fachada es neogótica, sus puertas góticas del siglo XIV y la sala principal barroca.


La capilla del tesoro, de estilo barroco, posee la estatua de plata del busto de San Genaro, que guarda la cabeza del santo. El tesoro está compuesto por varias donaciones de ricos devotos, entre las cuales sobresale la mitra de plata con piedras preciosas donada por Matteo Treglia. Según un equipo de expertos, con sus 21.000 joyas es hasta más rico que el Tesoro de la Corona Británica.


En la capilla se encuentran las cápsulas que contienen la sangre del santo. Todos los 19 de septiembre, aniversario de su muerte, la sangre se licúa, atrayendo a miles de fieles anualmente.

Todos estos pormenores nos fueron profusamente explicados por nuestra estupenda guía Fiorella. Sobre las 10:30 finalizamos nuestra visita y nos dirigimos, de nuevo a pie, hasta el hotel, donde nos esperaba nuestro autobús. Nos dirigimos a la

Zona arqueológica de Cuma


Cuma es una antigua ciudad de la Magna Grecia, actual Campania, cercana a Nápoles. Estuvo situada a unos 10 Km del cabo Miseno, y de su existencia solo subsisten algunas ruinas. Cerca de la actual Cuma están las ruinas de la ciudad antigua. Debajo de estas ruinas existen varias cuevas y cuenta la leyenda que una de ellas es la sede donde se alojaba la famosa Sibila de Cuma. En la Antigüedad se la consideró como la más importante de las diez sibilas conocidas.

Estuvimos paseando por estos interesantísimos lugares durante cerca de una hora. El sitio, sinceramente, impresionaba y creo que la visita estaba plenamente justificada. Fiorella nos explicó muy bien todo lo relacionado con la historia de Cuma.


Finalizada la visita nos dirigimos a comer en un lugar próximo. Es una  especie de terraza cercana al mar en la que el calor hace muy difícil una cómoda estancia. Afortunadamente, gracias a las buenas gestiones de Andrés, se abren las cortinas de plástico que recubrían las paredes y se hace así posible una mejor permanencia en el interior del recinto. Yendo a las viandas que consumimos, tomamos de primero entremeses, luego espaguetis y para finalizar pescado blanco. De postre una pequeña tarta, y uvas y plátano en rodajas.

Después de la comida nos dirigimos a Pozzuoli donde visitamos el anfiteatro Flavio.

Anfiteatro Flavio de Pozzuoli


Este anfiteatro fue construido a finales del siglo I, en tiempos del emperador romano Vespasiano, de la familia de los Flavios. Fueron seguramente los mismos arquitectos que construyeron el Coliseo de Roma que data también de la época de Vespasiano.


El anfiteatro de Pozzuoli, fue el tercer anfiteatro por su amplitud (podía alojar unos 40.000 espectadores) inferior solo al Coliseo romano y al anfiteatro de Capua.


Aquí estuvimos hasta las 16:00 en que el autobús nos trasladó a la siguiente atracción, la cartuja de San Martín, pero en el camino sucedió un incidente realmente pintoresco. Creo que este es el lugar adecuado para decir que el tráfico en Nápoles es realmente caótico, siendo más que habitual los atascos monumentales. Ahora bien, para nuestra sorpresa, no presenciamos altercados, algaradas ni manifestaciones ruidosas de cláxones en protesta. Parece que los napolitanos se resignan a un caos conocido. Pues bien, en su marcha, nuestro autobús se vio atrapado en una calle durante 45 minutos de reloj, debido, al parecer, a un coche mal aparcado. En ningún momento elevó alguien la voz ni hubo aspavientos. Finalmente, vino la policía municipal y pudimos continuar nuestro camino.

Cartuja de San Martín


Situada en la colina de Vomero, domina la ciudad y la bahía. Se inauguró en 1325. Su corazón es la iglesia de estilo gótico, con frescos y pinturas barrocas en las capillas, naves y presbiterio. Bustos de mármol de Vaccaro y unos magníficos suelos y paredes de mármol diseñados por Fanzago.




Aquí permanecimos una hora de 17:15 a 18:15. Impresionante la iglesia, a la que no se permite entrar por restauración, y solo se puede ver desde la puerta. Visitamos el claustro y una exposición de belenes napolitanos. La rigen los franciscanos.


Desde los jardines de la cartuja hay unas maravillosas vistas de Nápoles, algo que aprovecho para realizar alguna que otra fotografía.


Hablando de fotografías, algo que hasta ahora no había comentado, y creo que este lugar puede valer para hacerlo, en este viaje, y no sabría decir las razones, he encontrado más dificultades que nunca para realizar mis fotos, ya que casi nunca hallaba el terreno diáfano. Mis compañeros, lógicamente sin intención, siempre se introducían en el campo visual de mi cámara… Por todo ello, las fotos que acompañan este reportaje, creo que son dignas y adecuadas, pero particularmente no es la vez en la que he quedado más satisfecho de mis tomas.

Abandonada la cartuja, llegamos al hotel a las 19:15 y cenamos poco después, a las ocho de la noche, de primer plato sopa minestrone y de segundo un cordon bleu acompañado de verduras; de postre fruta: melón, piña y kiwi

Viernes, 29 de septiembre de 2017

Salimos de Nápoles a las 09:00 con las maletas en el autobús. Nos dirigimos a Pompeya
POMPEYA



Las zonas arqueológicas de Pompeya y Herculano, vestigios de las erupciones del Vesubio en el año 79, ilustran de manera impresionante la cultura y la vida cotidiana de los romanos.



En el terreno que se halla por debajo del cono volcánico, las excavaciones, que se iniciaron en el siglo XVIII, están sacando a la luz las ruinas de las poblaciones que reposan bajo una capa de lava que alcanza los 7 m de profundidad en Herculano. Hasta la actualidad, solo se han excavado 2/3 partes del área. De momento, el visitante de Pompeya puede pasear por el foro enmarcado por templos, termas y teatros, tabernas y viviendas, y en este lugar, donde antaño vivieron decenas de miles de personas, es fácil formarse una idea de la vida cotidiana romana.



Las pinturas murales y los esgrafiados son especialmente impresionantes. Se han descubierto casas de patricios como la llamada casa del Fauno o la de los Vettii, así como letrinas, comercios, panaderías y alimentos, como panes y utensilios de uso cotidiano, como vajilla y objetos de escritorio. Al enfriarse la lava legó para la posteridad perfectos vaciados en molde de personas y animales que quedaron sepultados.



No puedo dejar de viajar con el pensamiento 20 siglos atrás e imaginarme lo que era una ciudad maravillosa, viva…


La visita resultó muy didáctica y pudimos apreciar en nuestro recorrido todos los lugares citados en el párrafo anterior. Aquí, realizamos una fotografía del grupo donde se vislumbra el Vesubio al fondo de la imagen.


Permanecimos en las ruinas de Pompeya hasta las 12:30, hora en la que nos dirigimos a comer. En esta ocasión degustamos entremeses, de segundo lasaña y luego fritura de calamares con gambas; de postre fruta y además una tarta.


Hacia las 15:00 horas salimos hacia la costa sorrentina por una sinuosa carretera con vistas espectaculares. Nos detenemos en un lugar de la carretera desde el que podemos apreciar un hermoso panorama.


SORRENTO

Sorrento es un municipio italiano localizado en la ciudad metropolitana de Nápoles. Cuenta con unos 17.000 habitantes en 10 Km2. Es un popular destino turístico y sus lujosos hoteles han atraído a famosas personalidades, como por ejemplo, Enrico Caruso y Luciano Pavarotti.


El centro histórico de la ciudad muestra todavía el trazado octogonal de las calles de origen romano, mientras hacia el monte está rodeada de murallas del siglo XVI. Se encuentran la catedral, reedificada en el siglo XV, con fachada neogótica, y la iglesia de San Francisco con un notable fresco del siglo XIV.


A Sorrento llegamos sobre las 16:00 horas. Visitamos la iglesia de San Antonino, patrono de Sorrento, y luego el claustro de San Francisco. A continuación nos dirigimos a un parque a orillas del mar desde el que podemos apreciar unas hermosas vistas.


A las 17:00 nos dan tiempo libre hasta las 18:25. Paco, Luis, Pedro y yo nos sentamos en una terraza donde nos atienden dos cubanas muy simpáticas, Julieta y Ana. Lo pasamos muy bien. Mientras, Maribel y Antonia Mari iban de compras para unírsenos con posterioridad.


Salimos de Sorrento a las 18:30 y llegamos a Herculano a las 19:45. Nos alojamos en el Hotel Miglio d’oro Park Hotel. Me dan la habitación 510, una auténtica suite.

Cenamos a las 20:30. Según la carta que teníamos impresa sobre la mesa, saboreamos de primero Mezze maniche pasta con algas y de segundo plato Tortilla de pescado de arenques de temporada; de postre chocolate suave. La verdad es que la cena resultó muy satisfactoria, pero el segundo plato, de tortilla nada de nada, allí no había huevo por ningún lado; no obstante estaba bueno. En cuanto al postre, francamente sabroso.


Durante la cena, Andrés nos anuncia una visita nocturna a Herculano que no estaba prevista en el programa. Las ruinas están próximas al hotel y es una auténtica oportunidad. Algo más de la mitad de los expedicionarios se apuntó a la cita, que según me comentaron los asistentes a la misma (quien escribe estas líneas estaba materialmente “reventado” y excusé la invitación) resultó todo un éxito, pues además, tuvieron como guía al director de la excavación.

Sábado, 30 de septiembre de 2017

Desayunamos y salimos ya con las maletas en el autobús, para visitar la

COSTA AMALFITANA


La región de Amalfi, con su impresionante costa escarpada, sus profundos barrancos y sus peñascos sobre un mar azul celeste, constituye una de las mayores bellezas naturales de Italia.

Esta sección de la costa se abre con una carretera panorámica, repleta de sinuosas curvas, desde la cual se disfruta de una vista sobrecogedora del golfo de Salerno.


Positano se encuentra entre los asentamientos más antiguos de Italia y fascina por sus casitas enjalbegadas y sus vistosos palacios, que se amoldan a las escarpadas rocas.

Hemos parado en la zona de Positano con unas vistas increíbles. La carretera es demencial. Vamos en dos minibuses ya que el autobús habitual, una gran Mercedes, no puede circular por estas carreteras.

Paramos luego en Amalfi, donde hemos visto la catedral y hemos comido, pasta de primero y emperador con ensalada.


Amalfi fue en el siglo IX, una de las repúblicas marítimas más poderosas del Mediterráneo y obtuvo una riqueza inmensa gracias al comercio con Oriente. Las Tavole Amalfitane, hasta hoy custodiadas en el ayuntamiento, contienen el primer código de derecho marítimo fijado por escrito. Desde el siglo XIII las reliquias del apóstol San Andrés, cuya tumba se encuentra en la catedral, de origen románico y posteriores añadidos barrocos, velan por el bienestar de la ciudad. El hermoso claustro, llamado del Paraíso, se construyó entre 1266 y 1268.

Catedral de Amalfi

De la época en que Amalfi, entre los siglos IX y XI, junto con Pisa, Venecia y Génova, fue la República marítima más importante, nos habla la catedral, construida en estilo arábigo-normando. Su actual revestimiento barroco, llevado a cabo gracias al arzobispo Michele Bologna data del siglo XVIII y prácticamente ha borrado las primitivas obras de estilo románico.


Los mármoles polícromos, el techo artesonado con telas que exaltan la figura de San Andrés, ofrecen un espectáculo fascinante y que llena el espíritu.



Luego hemos seguido nuestro camino hasta Ravello que se encuentra algo oculta entre las montañas y sorprende por sus obras maestras arquitectónicas. Según parece, el jardín de aire oriental de villa Rufolo, que visitamos, inspiró al compositor alemán Richard Wagner ciertos motivos de su ópera Parsifal, compuesta en parte en este lugar.



Ya en el Hotel Villa Le Zagare, en Gragnano, por la tarde noche, me dan la habitación 111, que por mediación de Andrés me acaban cambiando por la 121 ya que la primera era francamente deficiente.

Cenamos una sopa de primero y un surtido de carnes de segundo, una chuleta de cordero, filete de pavo e hígado de ternera.

Domingo, 1 de octubre de 2017

Nos levantamos muy temprano, nos han llamado a las 06:30 (yo ya estaba despierto) y Pedro y yo hemos ido a desayunar a las 06:55.

Hemos salido del hotel a las 07:45 para coger un barco en Castelmare a las 08:25 en dirección a Capri. Hicimos una parada en Sorrento y luego hemos llegado a Capri sobre las 09:30.

CAPRI


En la bahía de Nápoles se sitúan tres islas, Capri, Ischia y Prócida. La isla de Capri está localizada en el mar Tirreno, en el lado sur del golfo de Nápoles, frente a la península Sorrentina. Tiene una superficie de algo más de 10 Km2, un perímetro aproximado de 17 Km y unos 12.000 habitantes. Ha sido un lugar de célebre belleza y centro vacacional desde la época de la antigua república romana. Administrativamente, la isla pertenece a la ciudad metropolitana de Nápoles, en la región de Campania.


Han sido numerosos los personajes que han recalado en Capri: Lenin, Gorki, Marguerite Yourcenar, Curzio Malaparte, Axel Munthe, la reina Victoria de Suecia


En la isla de Capri se sitúa la maravillosa mansión del médico Axel Munthe que la hizo famosa en su libro La historia de San Michele. Ésta ocupa el emplazamiento que tuvo la villa del emperador Tiberio que dio a conocer la isla con sus orgías.


En el centro hemos cogido dos minibuses que nos han llevado subiendo hasta Anacapri. En los tiempos en que Axel Munthe levantó San Michele, no existía carretera, y para llegar hasta Anacapri desde Capri había que subir una escalera fenicia de 777 peldaños, tal como afirma Axel Munthe en su libro. En Anacapri hemos dado un paseo viendo las fantásticas vistas de Capri desde lo alto, y en concreto de la zona de Marina Grande, y luego hemos visitado la villa San Michele, donde he realizado todas las fotos que he podido. Para mí ha sido el momento más emocionante del viaje. Aquí tengo que hacer un paréntesis y explicar el porqué de mi emoción.


La historia de San Michele


Hace 50 años, exactamente en 1967, quien escribe estas líneas era un joven estudiante de 20 años. Paseaba en unión de mi padre a la búsqueda de algún libro en la librería del edificio que tenía Galerías Preciados en la calle de Arapiles, junto a nuestra casa de la calle Vallehermoso. Al pasar por un expositor, mi padre me señaló un libro y me dijo: “cómpralo, te gustará, es una maravillosa historia”. Hice caso a la sabiduría de mi padre, sin dudarlo. El libro era una edición en rústica, que por supuesto aún poseo, de la Historia de San Michele. Nunca le estaré suficientemente agradecido a mi padre. Sin su recomendación, seguramente yo jamás habría conocido un libro extraordinario.

 
Desde esa ya lejana fecha de 1967, la obra se convirtió en mi favorita, en mi libro de cabecera, y, a fuer de ser excomulgado, afirmo que lo pongo a la cabeza de los aproximadamente 3.000 volúmenes de mi modesta biblioteca. Mi obsesión con esta obra me ha llevado a la búsqueda y adquisición de ediciones antiguas que luego he encuadernado, entre ellas, una primera edición española de 1935 con una preciosa dedicatoria. Siempre que he tenido ocasión, he ofrecido el libro en regalo. De ello pueden dar fe mis hijos, mis amigas Celia y Soco, o mi colaboradora en mis últimos años activos en el ministerio, Carmen entre otros amigos.


La historia de San Michele es teóricamente una autobiografía, pero es mucho más. Si es una autobiografía es una autobiografía que no se parece en nada a las habituales. Su autor, médico sueco doctorado muy joven en París, no fue solo un médico de moda en París y Roma de fines del siglo XIX y principios del XX, fue un intelectual amante de las personas y de los animales, cultivado hasta el grado máximo, conocedor profundo de varios idiomas, que tocaba el piano y el violín, entre otras muchas aptitudes y que casi edificó con sus propias manos San Michele. A los 18 años conoció Capri y se propuso que algún día viviría allí. Cuando las circunstancias se lo permitieron, huyó de las altas esferas en que se movía en París y Roma para refugiarse en Capri y adquirir con sus ahorros y gran esfuerzo los terrenos donde había estado la morada de Tiberio, y edificar la villa que vemos hoy en día, San Michele, ornada de antiguos vestigios romanos por doquier y modestos muebles que componían lo que fue su vivienda.



La historia de San Michele nos cuenta la relación del protagonista con los campesinos y pescadores de Capri, con la alta sociedad de París y Roma y con los humildes y desheredados, el cólera en Nápoles, las Hermanitas de los Pobres, Laponia, Billy el mono zambo, sus perros, el santuario de los pájaros… Podría seguir escribiendo sin parar sobre el mismo tema, pero entonces no acabaría nunca, y ya estamos muy cerca del final de nuestro viaje. Para acabar este párrafo, unas líneas de lo que se escribe en la solapa del libro de una de las ediciones que poseo:



Axel Munthe (1857-1949), reconocido médico y poeta, nos narra en esta apasionante novela autobiográfica sus hazañas como médico y su decisión de emprender, durante un viaje a la isla de Capri, la reconstrucción de la capilla y de la villa de San Michele de las ruinas tiberianas. El autor nos habla del contacto con la naturaleza y de su relación con los habitantes de la isla, pero también de la historia de Italia, de mitología y sobre las hazañas de los viajeros durante los siglos XVIII y XIX.


Se trata de un documento literario y humano, con esa extraña sencillez de pensamiento que con frecuencia es atributo del genio. Desde su publicación en 1929, este libro se ha convertido en un clásico inolvidable”.


Desde los jardines de San Michele se pueden admirar unas maravillosas vistas de Capri, en concreto de Marina Grande.


Hemos bajado de Anacapri en dos minibuses, y a las 12:30 nos hemos dirigido a comer. De primero un risotto y raviolis, de segundo fritura de calamares y gambas y de postre, una tarta.



Luego, Fiorella nos ha llevado paseando por Capri hasta los Jardines de Augusto desde donde se veían los famosos farallones que tantas veces vislumbraba con la imaginación cuando leía y releía La historia de San Michele.



Eran cerca de las 15:00 horas cuando nos han dado tiempo libre hasta las 16:30.


Pedro y yo nos tomamos dos capuchinos en el hotel Quisisana, el más antiguo de Capri, 7 euros por capuchino, pero estuvimos sentados muy a gusto en la terraza del hotel mientras veíamos pasar por delante de nosotros a muchos de los compañeros de viaje.

Ya en el punto de encuentro a las 16:30 hemos ido andando para coger de nuevo dos minibuses que nos han llevado hasta el embarcadero, donde hemos tomado el barco de regreso a las 17:45.

Atracamos en Castelamare cerca de las 19:00 horas y llegamos al hotel sobre las siete y media.

Cenamos en el hotel de primero espaguetis con tomate y albahaca y de segundo un rollo de carne envuelto en beicon.

Lunes, 2 de octubre de 2017

Pedro y yo desayunamos a las 08:00. Salimos del hotel con las maletas hechas y depositadas en el autobús a las 09:30.

Hoy vamos a hacer dos visitas que no estaban previstas en el programa inicial, Herculano, que además complementa la visita guiada que efectuó parte de la expedición por la noche del pasado viernes, y el museo de Capodimonte. Además, el almuerzo de este día, que tampoco entraba en el programa inicial, nos fue regalado también por Andrés.

HERCULANO



En Herculano se han conservado hileras de casas junto a las extensas termas e instalaciones de baño. Las excavaciones comenzaron en 1748. Desde entonces se han descubierto calles completas junto con edificaciones. Especialmente impactante son los esqueletos que pudimos ver en varias zonas, de aquellos desdichados que quedaron atrapados por la erupción del volcán cuando trataban de huir de la misma. Hoy día, los arqueólogos concentran principalmente su atención en mantener el buen estado de las ruinas, sin desatender, no obstante, nuevas investigaciones.



En Herculano, que me encantó, más aún si cabe que Pompeya, estuvimos desde las 10:30 hasta el mediodía. Luego fuimos a comer a un hotel de 4 estrellas. También esta comida, como ya he dicho, fue regalo de Andrés. La compartimos Pedro y yo con los compañeros de la Hermandad de Granada. Tomamos de primero entremeses, de segundo un risotto y luego un pescado blanco con costra y ensalada muy rico. De postre un roscón borracho. Acabamos sobre las tres de la tarde.



Museo de Capodimonte


Este palacio del siglo XVIII, fue residencia de verano de los reyes de Nápoles y las Dos Sicilias. Actualmente alberga la colección artística del Museo y Galería Nacional de Capodimonte que exhibe obras de Bellini, Botticelli, Caravaggio, Goya y Tiziano entre otros grandes pintores.


A las 16:20 llegamos al museo de Capodimonte que vimos durante una hora, pues no teníamos más tiempo al tener que ir al aeropuerto. El museo merecía la pena, pudimos disfrutar de la visión de una gran cantidad de obras, donde el rey Carlos, nuestro Carlos III, era protagonista de muchas de ellas.


Salimos del museo a las 17:00 horas y en 20 minutos estábamos en el aeropuerto, facturando enseguida.

El avión tenía prevista su salida a las 19:20, pero lo hizo a las 20:00 horas. Llegamos a Madrid a las diez de la noche. Con la salida de maletas sobre las 22.30 cogía un taxi en dirección a Las Rozas. Poco después de las 11 de la noche estaba en casa.

El viaje ha resultado estupendo, la organización de Andrés muy buena y generosa con visitas no incluidas en el programa. La guía Fiorella, aunque con muchos modismos italianos, era buena y ágil.

La visita a San Michelle fue lo que esperaba. No podía pensar en un idílico lugar de principios del siglo XX. Tenía que ser consciente de la cantidad de turistas que ahora viajamos y así fue, pero a fin de cuentas, pude ver la casa y hollar el mismo suelo que Axel Munthe.

Por último, tengo que hablar de dos temas, siempre importantes, en un viaje de este tipo. En primer lugar hay que decir que las comidas, si las comparo con otras expediciones realizadas, y ya son unas cuantas, tanto con otras agencias (Viajes El Corte Inglés, por ejemplo) como con la propia Hermandad, han estado muy por encima de la media habitual. Un diez para Andrés.

La otra cuestión de la que quiero hablar y con la que cierro este relato es del tiempo climatológico, que fue espectacular, todos y cada uno de los días, con temperaturas medias que oscilaron entre los 20 y los 25 grados. Mejor imposible.

Juan José Alonso Panero


Las Rozas, 12 de octubre de 2017