ALEMANIA
EN 8 DÍAS
La verdad es que no sabía
cómo titular este relato. Sé que el título que he encontrado es un tanto
desmesurado, pero a falta de otro mejor, bien puede valer éste; no en vano, a
partir de este viaje puedo decir que he conocido Frankfurt, el río Rin, Colonia,
Dusseldorf, Hannover, Berlín, Potsdam, Múnich y el castillo de Luis II de
Baviera. Por todos estos lugares pasamos emulando aquella película americana de
los años 70 que se titulaba Si hoy es
martes, esto es Bélgica.
La preparación del viaje se
gestó un par de meses antes del inicio del mismo. Desde que nos conocimos el
pasado año en el circuito de las Ciudades Imperiales, Pedro y yo mantuvimos el
contacto y consolidamos la incipiente amistad que había nacido en aquellas
fechas.
Tras evaluar diferentes posibilidades,
entre ellas alguna de la Hermandad de Jubilados de los ministerios de Comercio,
Economía y Hacienda, a la que pertenezco, nos decidimos por una organizada por Viajes El Corte Inglés y operada por Panavisión. El programa que ofrecía,
pensión completa, era atractivo y no tenía mal precio, aunque ciertamente se
encarecía algo al optar ambos amigos por habitaciones individuales.
En cuanto a las
fotografías que adornan este reportaje, todas ellas fueron tomadas con una Leica M9-P y tres objetivos Leica, Super Elmar 21mm f/3.4, Elmarit
28mm f/2.8 y Summicron 50mm f/2,
excepción hecha de las que realizó mi amigo Pedro, con una Canon Eos 60D y un zoom Canon 18-200mm f/3.5-5.6.
La estructura que voy a
seguir a la hora de contar nuestras vicisitudes es la cronológica, de modo que
ya sin más circunloquios, voy al grano.
Martes,
8 de septiembre de 2015
Nuestro vuelo de Iberia
con dirección a Frankfurt tenía prevista su salida del aeropuerto Adolfo Suárez
Madrid-Barajas a las 08:50, de modo que tocó madrugar. Puse el despertador a
las 05:15, a las 06:00 me recogió un taxi y exactamente a las 06:25 llegaba a
la Terminal 4, a la vez que mi amigo Pedro. No coordinando la llegada, ambos
adictos a la puntualidad, lo habríamos hecho mejor.
Tras los trámites de rigor,
algo que no es del todo sencillo en la T4, como tarjetas de embarque y
facturación de maletas, cruzamos las líneas de seguridad y a las 09:10
despegaba nuestro avión, que aterrizó en hora en la ciudad alemana, a las
11:40.
Una vez recogido el
equipaje, en el aeropuerto nos esperaba la que iba a ser nuestra guía durante
los 8 días del tour, Lucía, muy joven, entre 25 y 30 años, a la que
se le veía muy buena voluntad, pero no demasiada experiencia.
Tras depositarnos en el
Hotel Steigenberger, habitación 306
en mi caso, sobre las 12:30, Lucía nos dijo que teníamos el día libre, pues
los servicios de Panavisión, tras la
recogida en el aeropuerto, se iniciaban con la cena de esta noche, de modo que
tras conversación entre varios excursionistas, en concreto 14, nos pusimos de
acuerdo para seguir las someras indicaciones que nos dieron en la recepción del
hotel y desplazarnos en Cercanías al centro de Frankfurt.
FRANKFURT
Aquí se inició la amistad
de Pedro
y nía con dos matrimonios, uno de Gran Canaria, Cuti y Pedro, y el otro vallisoletano, Leo
y Germán.
Gracias a la amabilidad de
una chica joven que se encontraba en el andén, pudimos hacernos entender en
inglés y sacar los billetes oportunos.
Una vez en Frankfurt, dada
la hora, pasadas las dos de la tarde, decidimos ir a comer en primer lugar, y
eso hicimos los dos matrimonios, Pedro y yo. Hubo quien ya solicitó codillo y quien, como yo, se contentó
con un fantástico schnitzel.
Fráncfort del Meno (el río
que la atraviesa) en castellano (en alemán Frankfurt
am Main), es la ciudad más poblada del estado federado de Hesse. Con casi
680.000 habitantes, es también la quinta ciudad más grande del país (tras
Berlín, Hamburgo, Múnich y Colonia). Aunque la capital administrativa de Hesse
es Wiesbaden, Fráncfort tiene una importancia histórica y económica mayor.
En la época actual Fráncfort
es un centro económico y financiero importante en Europa, no en vano es sede de
más de 370 bancos, y los mercados financieros más importantes del mundo compran
y venden aquí a diario sus acciones. La ciudad aloja al Banco Central Europeo
(BCE), al Deutsche Bundesbank, la Bolsa y al Recinto Ferial, sede de
importantes exposiciones, ferias y salones internacionales, entre otras, el Salón
del Automóvil, el más grande en su género, o el de la Feria del Libro, la más
importante del mundo.
Al igual que otras muchas
ciudades alemanas, Fráncfort fue casi totalmente destruída durante la II Guerra
Mundial. Su reconstrucción ha dado lugar a un contraste, muy bien conseguido,
entre las pocas edificaciones clásicas que quedaron en pie tras la II GM y los
nuevos edificios, entre ellos algunos de los rascacielos más altos de Europa.
Por último, citaremos que
la ciudad acoge el mayor número de ciudadanos extranjeros de Alemania,
destacando sobremanera la comunidad turca.
Una vez finalizado nuestro
almuerzo, y durante casi tres horas, pateamos a base de bien el centro de la
ciudad, su catedral y la ribera del
río Meno, absolutamente plagada de ciclistas; ésta, la abundancia increíble de
ciclistas, será una constante durante toda nuestra estancia alemana. Jamás vi
tal proliferación de ciclistas en ningún otro país, tanto en los carriles
expresamente dedicados a ellos, como en aceras y plazas confundiéndose, de
manera muy peligrosa, con el resto de viandantes.
Desde uno de los puentes
que cruzan el río pudimos disfrutar de una espectacular vista de la ciudad.
A las 19:00 horas tomamos
el tren de vuelta, un poco acongojados por nuestra inexperiencia, pero hubo
suerte y llegamos a buen puerto.
A las 20:30, tras
explicarnos Lucia
el programa del día siguiente, pasamos a disfrutar nuestra cena.
Salimos del hotel con la
maleta ya depositada en nuestro autobús, a las 07:30. Al volante del mismo se
encuentra Pedro,
joven cordobés sobre los 30 años, gran conductor. A nuestra guía fija, Lucia,
se ha unido en la mañana de hoy, Rosa María, española, que en visita panorámica
nos va explicando los pormenores de la ciudad.
Finalizamos la visita, que
se complementó muy bien con la que ayer realizamos por nuestra cuenta, con
parada incluida en el centro de la ciudad, junto al Teatro de la Ópera y el Ayuntamiento.
EL
CRUCERO POR EL RIN
A las
11:00 el autobús se dirigió hacia nuestro siguiente punto de la agenda: el
crucero por el río Rin, que iniciamos en un precioso pueblecito, que visitamos
antes de nuestra partida, Bacharach.
A las
12:00 estábamos todos situados en nuestro barco,
donde almorzamos, y tras
la colación, pudimos deambular a nuestro antojo, disponiendo de una fantástica
visión en la cubierta superior de la embarcación, desde donde se vislumbra un
paisaje de ensueño entre viñedos, construcciones típicas y algún que otro
castillo.
El crucero finalizó sobre
la una y media, y una vez desembarcados, y de nuevo en nuestro autobús, tomamos
el camino de Colonia.
Arribamos a Colonia sobre
las 16:00 horas. ¿Qué se puede decir de esta ciudad, donde destaca por encima
de todo su catedral?
Colonia (en alemán Köln), con un millón de habitantes, es
la cuarta ciudad más grande de Alemania, y la más poblada dentro del Eatado
federado de Renania del Norte-Westfalia, aunque Dusseldorf es la capital del
Estado. Fundada en el año 38 a.C. como Oppidum
Ubiorum (Ciudad de los Ubios), fue posteriormente declarada colonia romana
con el nombre de Colonia Claudia Ara
Agrippinensium en alusión a la emperatriz Agripina, esposa del emperador Claudio
y madre de Nerón.
Colonia se asienta a
orillas del río Rin. En tiempos del Sacro Imperio Romano Germánico, fue
residencia del Arzobispo de Colonia, uno de los principales cargos
eclesiásticos por aquel entonces: era Príncipe del Imperio y ejerció en
numerosas ocasiones el cargo de Canciller.
Durante la II GM, Colonia
fue duramente bombardeada por los aliados, ya que era una importante zona
industrial. La ciudad quedó destruida en un 80%, quedando solo en pie de forma
milagrosa la catedral gótica, dañada solo levemente, aunque muchos de sus
vitrales antiguos no sobrevivieron a las vibraciones causadas por los
bombardeos.
Llegamos a Colonia a las
16:00, y a pie nos dirigimos hacia la catedral, donde pese a la falta de
perspectiva (¡qué suerte tiene Milán!) y las obras que se realizan en la misma,
quedamos sobrecogidos admirando la belleza del templo gótico, incluido en la
lista de Patrimonio de la Humanidad en 1996. Comenzó a construirse en 1248,
interrumpiéndose las obras por un largo periodo, hasta que fue concluida en
1880 con el patronazgo del Emperador de la recién unificada Alemania. En la
catedral se encuentra el Relicario, donde se dice están los restos de los tres
Reyes Magos, transportados desde la catedral de Milán en 1164.
Pedro
y yo, tras tomarnos un café y un té en un establecimiento de los llamados
“pijos” (8,65 € nuestra consumición), situado frente a la catedral, con unos
baños estratosféricos, visitamos el interior de la seo, tan imponente como el
exterior. Realmente impresionante por su altura, su belleza, sus vidrieras…
Quedamos extasiados durante cerca de media hora.
Antes de finalizar el
epígrafe dedicado a Colonia, uno de cuyos hijos más ilustres fue Konrad Adenauer,
primer canciller de la República Federal de Alemania tras la II GM, hay que
decir que nada más descender del autobús y vislumbrar la catedral, Lucía
nos dio un paseo por el centro de la ciudad, entre cuyos lugares visitamos el
local de la que se precia ser la más antigua perfumería en el mundo.
En este punto tengo que
hacer una consideración. Los 50 expedicionarios éramos manejados en un solo
grupo (el pasado año, por ejemplo, en el viaje a las Ciudades Imperiales
organizado también por Viajes El Corte
Inglés y operado por Special Tours,
se dividía el grupo en dos de 25 excursionistas, todos con su correspondiente
pinganillo que nos unía a nuestra guía respectiva) por Lucía, de modo que como ésta iba
a una velocidad, en mi opinión, inadecuada por su rapidez, la expedición se iba
alargando de tal forma, que ya, no solo los últimos de la fila, sino incluso
los del centro, no podíamos oír nada de las explicaciones de Lucía.
Cuando se detuvo, no pude reprimirme y, creo que con palabras bien escogidas y
educadamente, le dije que consideraba que no todo el mundo podía seguir el
ritmo impuesto por ella. Se disculpó diciendo que trataba de que dispusiéramos
del mayor tiempo posible libre. Lo cierto es que a partir de este momento, Lucía
fue con más calma.
A las 17:45 regresamos
todos al autobús y salimos hacia Dusseldorf, a donde llegamos a las 18:30.
DUSSELDORF
La visita de esta bonita
ciudad se puede decir que fue esporádica, pero pienso que muy productiva.
Dusseldorf (en alemán
Düsseldorf), capital de Renania del Norte-Westfalia, tiene una población de
590.000 habitantes. La ciudad está atravesada por el Rin, es el núcleo de un
área metropolitana y el centro económico de Alemania Occidental.
La primera mención escrita
de la ciudad (llamándola Düsseldorp) se remonta a 1135. Posteriormente a las Guerras
Napoleónicas la ciudad tuvo un periodo de pobreza del que no se empezó a
recuperar hasta la mitad del siglo XIX, experimentando un gran desarrollo
económico impulsado por la revolución industrial. Durante el transcurso de la
II GM, la ciudad, como tantas otras de Alemania, fue prácticamente reducida a
escombros. Otro dato a tener en cuenta es que tras el final de la contienda
solo quedaban 249 judíos en la localidad de los más de 5.000 que había en 1936.
La ciudad no ha dejado de
progresar económicamente, adaptándose a las nuevas necesidades, pasando de ser
la sede de la industria pesada de Alemania a una urbe de servicios en la que
3.000 empresas internacionales (entre las que se encuentran más de 400 agencias
de publicidad) tienen actualmente su sede europea.
El río Rin, que atraviesa
Dusseldorf, ofrece una vía de transporte importante, pues gran parte de su
recorrido es navegable, lo que permite transportar mercancías hasta o desde
Holanda.
El histórico casco antiguo
está salpicado con más de 260 bares y restaurantes y el espíritu alegre se
respira en sus terrazas. Los museos, teatros, salas de conciertos y galerías
complementan la parte lúdica de Duseldorf con actos artísticos y culturales.
Todos estos datos nos
fueron comentados por Lucía en el paseo que nos dio por el centro
del casco antiguo, donde tras la charla, nos dejó tiempo libre hasta las 20:00
horas que quedamos citados en el punto de encuentro.
Durante el tiempo libre de
que dispusimos, Pedro
y yo, investigamos por nuestra cuenta en los entresijos del casco antiguo, y
pudimos constatar, pese a lo temprano de la hora, alrededor de las 19:00,
absolutamente repletos muchos de los establecimientos de comidas que ornaban
las calles así como las orillas del río Rin, lugar éste, donde desde los
escalones emplazados frente al río, contemplamos la puesta de sol.
Por último, un dato
obtenido de la Wikipedia: son
famosos, al igual que los de Colonia, los carnavales de Dusseldorf, y, debido a
esta fiesta, la ciudad está hermanada con el Puerto de la Cruz (Tenerife),
intercambiándose cada ciudad una delegación para participar en sus carnavales
desde el año 1972.
Jueves, 10 de septiembre de
2015
Salimos a las 08:30 de
Dusseldorf con destino final Berlín y parada intermedia en Hannover.
Perdemos
un pasajero
Cuando llevábamos una hora
exacta de viaje noto un movimiento inusitado en el autobús. A mis espaldas oigo
decir que “no está la Lluisa”. Un run run continuo, así como las
idas y venidas de Lucía con el móvil en mano acaban
confirmándonos, que aunque parezca mentira nos hemos dejado un pasajero en
Dusseldorf.
Los acontecimientos
posteriores nos harán comprender las peculiaridades de la pasajera (que viajaba
sola, sin acompañante), que nos “olvidamos” en el hotel, pero ello, con tener
su importancia, no excusa en modo alguno la responsabilidad de Lucía,
que todavía a la hora en que redacto estas líneas no comprendo cómo hizo el
recuento de pasajeros antes de iniciar la marcha.
Afortunadamente, los
medios actuales de comunicación permitieron conectar con la pasajera olvidada y
el caso se iba a resolver con un taxi que la depositaría en Hannover, donde
Lucía se encargaría de recogerla.
Hecha la calma en el
interior del autobús, continuamos la marcha hacia nuestro siguiente destino,
donde llegamos a las 12:00.
Hannover es la capital del
estado federado (Bundesland) de Baja
Sajonia y de la región de Hannover, con una población de un millón de
habitantes en su área metropolitana.
Durante la II GM, Hannover
fue un importante centro de transporte y de fabricación de armamento, por lo
que a partir de 1940 fue blanco de los bombardeos aliados, que afectaron, entre
otros, a las zonas residenciales y a las vías de comunicación. Durante la
guerra murieron cerca de 6.700 personas. La destrucción de edificios llegó al
90% en el centro de la ciudad. Después de la contienda, la Aegidienkirche, iglesia de
Santa Águeda, no se volvió a reconstruir y sus ruinas quedaron como
monumento a las víctimas de la guerra y la tiranía.
A pocas manzanas al
sur-oeste se encuentra el casco antiguo de la ciudad (Altstadt), donde se pueden ver edificios antiguos en la
Kramergasse, el imponente Antiguo
Ayuntamiento, Altes Rathaus,
construido en el siglo XV y la iglesia
del Mercado, Marktkirche,
edificada entre 1349 y 1359, en ladrillo y estilo gótico. Siguiendo hacia el
sur, se llega al Nuevo Ayuntamiento
y al Maschsee,
un lago artificial que es popular destino de excursión y lugar de fiesta en
verano.
Hannover posee en la
actualidad el recinto ferial más grande de Alemania, Deutsche Messe Hannover,
que cuenta con 1.000.000 de m2 y 27 recintos cubiertos. Una de las tantas
ferias que se celebran aquí es la Informática conocida como CeBIT, el
acontecimiento anual más relevante para la industria informática en Europa, que
recibe cada marzo a unos 500.000 visitantes.
Ya en esta ciudad, Lucía
nos “abandona” en el centro, junto a la iglesia del Mercado, dejándonos tiempo
libre hasta las 13:15 en que regresó con la expedicionaria perdida al punto de
encuentro.
Por nuestra cuenta
visitamos el casco antiguo, realmente bonito, aunque, como la inmensa mayoría
de las ciudades alemanas, reconstruido después de la II GM tras la destrucción
sufrida por los bombardeos.
Admiramos
las ruinas de la iglesia de Santa Águeda,
así como la Marktkirche, o iglesia
del Mercado, que habíamos elegido como punto de encuentro.
Ya
todos reunidos, continuamos la visita hasta el Ayuntamiento, realmente grandioso y bonito, donde pudimos
contemplar varias maquetas de la ciudad, antes de la destrucción, después y ya
reconstruida.
Almorzamos en Hannover, y
a las 16:00 salíamos hacia Berlín. Hasta ahora, el tiempo climatológico nos
había respetado, pero camino de Berlín hubo momentos en que la tormenta de agua
fue espectacular. Durante el trayecto, Lucía nos puso una película muy a
propósito para el lugar al que nos dirigíamos: Good Bye Lenin, de 2003, con protagonismo para la caída del Muro de
Berlín.
Llegados a este punto no
puedo dejar de mencionar otro par de películas íntimamente unidas a la capital
germana, la maravillosa comedia de Billy Wilder Un, dos, tres, de 1961, y La
vida de los otros, de 2006, donde la tristemente famosa policía de la
Alemania del Este, la Stasi, tiene
todo el protagonismo. Las tres películas merecen una visión o revisión. Pero
antes de finalizar este párrafo, sería injusto si no mencionara otro film
maravilloso que con seguridad todos los que me lean habrán visto más de una
vez: Cabaret, cinta de 1972 dirigida
por Bob
Fosse y protagonizada por Liza Minelli, Michael York y Joel Grey.
Arribamos a Berlín, con
tiempo ligeramente lluvioso, a las 19:30. Me dan la habitación 328 (la mejor de
todo el tour) de un Holiday Inn francamente confortable cuyo único problema, al
igual que el resto de hoteles donde pernoctamos, es que se ubicaba fuera del
mapa de la ciudad.
Tras la “captura” de mesa
para los seis (los dos canarios, los vallisoletanos, Pedro y yo), de la que solíamos
encargarnos Pedro
y yo, aunque en alguna ocasión fue a la inversa, cenamos en amor y compaña a
las 20:15.
Viernes,
11 de septiembre de 2015
Salimos del hotel a las
08:30. Llevamos de guía a Andrés, argentino, que en mi opinión hablaba más de
la cuenta. Un buen guía, al menos es lo que pienso, debe limitarse a narrar la
historia y los hechos conocidos de los monumentos y lugares que se visitan, sin
dar su opinión personal y por lo tanto subjetiva de unos hechos con los cuales
se puede o no estar de acuerdo. Dicho en cristiano, Andrés se metió en más de
un jardín, y no hubo ningún problema porque nadie quiso contestar a sus
opiniones, alguna de ellas muy sesgada.
BERLÍN
Berlín es la capital de
Alemania, una de las tres ciudades estado junto a Hamburgo y Bremen, y uno de
los dieciséis estados federados alemanes. Se localiza al noreste de Alemania, a
escasos 70 Km de la frontera con Polonia. Por la ciudad fluyen los ríos Spree,
Havel, Panke, Dahme y Wuhle. Con una población de 3,4 millones de habitantes,
Berlín es la ciudad más poblada del país, y la quinta aglomeración urbana entre
los países de la UE.
Fundada en 1237, Berlín
fue sucesivamente capital del reino de Prusia (1701-1918), de la República de
Weimar (1919-1933) y del Tercer Reich (1933-1945). Después de la II GM, la
ciudad fue dividida; la parte este se convirtió en la capital de la República
Democrática Alemana, mientras que la región oeste de la ciudad, devino en un
enclave de la República Federal de Alemania en el interior de la Alemania
Oriental. Berlín es una ciudad mundial y un centro cultural y artístico de
primer nivel. Es una de las ciudades más influyentes en el ámbito de la UE. En
2009 recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.
En 1948, los tres sectores
occidentales que estaban bajo control respectivo de Estados Unidos, Francia y
Reino Unido, se reunifican en el marco de la República Federal de Alemania
(RFA), a lo que la Unión Soviética replicó con el bloqueo de Berlín Oeste y la
creación de la República Democrática Alemana (RDA) en 1949, con capital en
Berlín Este. Este bloqueo fracasó gracias al puente aéreo mantenido por las
fuerzas occidentales desde la RFA.
En 1961, la RDA construyó
el denominado Muro de Berlín para
separar las dos partes de la ciudad, y de hecho para aislar Berlín Oeste de la
RDA, con el fin de acabar con la emigración de alemanes del este hacia el
oeste. El muro, que contaba con un total de 144 Km, fue uno de los símbolos más
conocidos de la llamada Guerra Fría y de la partición de Alemania. Muchas
personas murieron en el intento de superar la dura vigilancia de los guardias
fronterizos de la RDA cuando se dirigían al sector occidental. EL número exacto
de víctimas está sujeto a disputas y no se conoce con seguridad. Las cifras de
las diferentes versiones oscilan entre 86 y 238 muertos.
El muro de Berlín cayó el
9 de noviembre de 1989, al aceptar el gobierno de la RDA la libre circulación
de los ciudadanos entre las dos partes de la ciudad. Casi un año después
desapareció la RDA, anexionada de hecho por la RFA, que en 1990 traslado su
capital de Bonn a Berlín (aunque el gobierno no efectuaría la mudanza hasta
1999), dando con ello ingreso en la CEE a la población de la desaparecida
república.
Tras esta introducción
“cultural”, diré que en la mañana de hoy hicimos una visita panorámica de
Berlín. Nos detuvimos en dos o tres lugares emblemáticos, como parte de los
restos del tristemente célebre Muro de
Berlín, (aquí no pude dejar de rememorar las históricas palabras del
presidente Kennedy
en 1963: “Ich bin ein Berliner”) así
como en la Puerta de Brandemburgo,
junto a la cual pudimos admirar el famoso Hotel Adlon. La Puerta de
Brandemburgo es la única puerta restante de la muralla de Berlín del siglo
XVIII, se convirtió en una vecina involuntaria del Muro de Berlín durante la
Guerra Fría y en el telón de fondo del célebre discurso de Ronald Reagan en 1987 a favor del
derribo del Muro. Hoy en día es el símbolo alegre de la reunificación alemana.
También vislumbramos el Parlamento, con la promesa de Lucía
de detenernos en la visita que haremos en la noche de hoy.
Recorrimos la
impresionante Küfurstendamm, la
calle principal de la zona oeste, poblada a ambos lados de la calzada por los
nombres de marcas comerciales más conocidos a nivel mundial. También la
espectacular Unter Der Linden (bajo
los tilos, sería su exacta traducción), que partiendo de la Alexanderplatz, en la zona este de la
ciudad, recorre 1,5 Km hasta la Plaza de
París, donde se encuentra la Puerta
de Brandemburgo. A lo lejos, la avenida ya con otro nombre, 17 de Junio, se
vislumbra la Columna de la Victoria.
Con este recorrido
matutino finalizaba lo que podríamos llamar visita regular de Berlín (además de
la nocturna que realizaríamos en la noche de hoy), pese a que íbamos a
permanecer dos días enteros en la capital de Alemania. En la agenda de Panavisión figuraban tres visitas
opcionales: la ciudad de Potsdam en la tarde de hoy, y mañana, visita a la isla
de los museos y al barrio judío. Pedro y yo nos apuntamos a las tres
opcionales.
A las 12:00 estábamos
todos almorzando, -hoy tocaba Codillo-, a fin de que los expedicionarios que
íbamos a ir a Potsdam pudiéramos salir a la hora prevista.
POTSDAM
Potsdam, 150.000
habitantes, es la capital del estado federado de Brandemburgo ubicada en las
cercanías de Berlín, junto al río Havel.
Potsdam fue fundada
probablemente en el siglo VII como un pueblo eslavo llamado Poztupimi, centrado en un castillo. Una
posible traducción del nombre podría ser bajo
los robles. En 1573 aún era una pequeña ciudad de mercado de 2.000
habitantes. Después de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), Potsdam había
perdido casi la mitad de la población.
La fortuna de Potsdam
cambió radicalmente cuando fue elegida en 1660 como residencia de caza de Federico
Guillermo I, elector de Brandemburgo, el núcleo del poderoso estado
que más tarde se convertiría en el Reino de Prusia.
Más tarde, la ciudad fue
residencia de la familia real prusiana. Los majestuosos edificios de las
residencias reales se construyeron principalmente durante el reinado de Federico el
Grande. Uno de estos es el Palacio
de Sans Souci (en francés, “sin preocupaciones”) en 1744, famoso por sus jardines
e interiores rococó.
Berlín fue la capital
oficial de Prusia y más tarde del Imperio Alemán, pero la corte permaneció en
Potsdam, donde se asentaron muchos funcionarios gubernamentales. En 1914, el
emperador Guillermo
II firmó la Declaración de Guerra en el Neues Palais. En 1918, al
final de la Primera Guerra Mundial, la ciudad perdió su estatus de “segunda
capital” de Alemania cuando Guillermo II abdicó.
Del 17 de junio al 2 de
agosto de 1945, se celebró la Conferencia de Potsdam en el Palacio Cecilienhof.
Los victoriosos líderes aliados Harry S. Truman, Winston Churchill y su sucesor Clement Attle,
así como Stalin, se reunieron para decidir el futuro de Alemania y la Europa de
posguerra en general. EE.UU. y la URSS tuvieron notables enfrentamientos por el
control de Berlín. Por ello se dividió la capital alemana en cuatro sectores.
La conferencia acabó con el Acuerdo y la
Declaración de Potsdam.
Visitamos en primer lugar,
y en su exterior solamente, el Palacio
Cecilienhof, donde como ya ha quedado transcrito, se firmó el Acuerdo de
Potsdam.
Subimos de nuevo al
autobús para dirigirnos a la visita siguiente. Al descender del mismo y
adentrarnos en los jardines de Sans Souci, tenemos un nuevo episodio
protagonizado por Lluisa, que a mitad de marcha decide “regresar
al autobús”. Afortunadamente, alguien se da cuenta, y el guía, Andrés,
le hace saber a Lluisa
que el autobús ya no se encuentra en el lugar donde nos depositó, sino que nos
esperará en otro sitio cuando finalice la visita guiada que realizaremos al
palacio. A punto de nueva catástrofe.
Realmente hermosos los Jardines de Sans Souci, y muy interesante
la visita efectuada al interior del palacio,
que realizamos con ayuda de audioguías.
A las
17:45, finalizado el recorrido, nos dirigimos al centro de Potsdam, donde
pudimos admirar su bonita catedral.
Ya en Berlín a las 18:30 recogimos a los expedicionarios que no se habían
desplazado a Potsdam.
BERLÍN de nuevo, esta vez
en visita nocturna
Hoy tocaba cenar pronto, a
las 19:30, ya que íbamos a realizar la visita nocturna de la ciudad.
Para esta visita hemos
cambiado de guía. Viene con nosotros Jorge, un chico joven, sudamericano, muy
educado y correcto, que “ejerce solo de guía”.
Recorremos varias de las
avenidas que ya habíamos visitado en la mañana. Sorprende, que la iluminación
de las mismas, es muy tenue. Berlín es una ciudad menos “luminosa” que Madrid.
Nos detenemos en primer
lugar frente al Parlamento. Solo
algún que otro grupo de visitantes nos acompaña, en comparación con la ingente
proliferación de autobuses estacionados en la mañana.
Desde 1999 es de nuevo
sede del parlamento federal. En su reconstrucción, solo se dejaron los muros
exteriores; el interior es totalmente nuevo. Su cúpula de cristal, de reciente
construcción ya en este siglo, es obra de Norman Foster. Impresiona el edificio en la
noche, con su suave iluminación.
Seguimos
nuestro recorrido con nueva parada en la Puerta
de Brandemburgo, con una visión muy diferente a la que tuvimos en la mañana
de hoy. La percepción nocturna de la famosa puerta es quizás más cálida que la
diurna.
Otro lugar por el que
pasamos en nuestro recorrido nocturno fue el “famoso” Checkpoint Charlie, uno
de los puntos de acceso para extranjeros en el Berlín Este y de escape
clandestino de algunos habitantes de la RDA. Actualmente junto al Checkpoint Charlie se sitúa un museo
dedicado a la historia del muro y a aquellos que de diversos modos intentaron
atravesarlo.
Nuestra visita nocturna
finalizó en un lugar espectacular, un centro comercial impresionante que me
cuesta describir, y del que inserto un par de fotografías que quizás pueden
decir más que mis palabras. Me refiero al Sony
Center. Aquí nos tomamos unas exquisitas cervezas, no quedando claro si fue
por cuenta de Panavisión o del
bolsillo de Lucía.
Fue un digno colofón a un bonito día.
Sábado,
12 de septiembre de 2015
La isla de los museos es
el mayor cofre del tesoro de Berlín en arte, escultura y objetos distribuidos
por cinco grandes museos que en conjunto se convirtieron en Patrimonio Mundial
de la UNESCO en 1999.
Salimos del hotel a las
09:00 horas. El programa mañanero de hoy incluía la visita a la isla de los museos y en concreto el
paso por dos de ellos, el egipcio,
magnífico, con el colofón del busto de Nefertiti
(lamentablemente, y para evitar aglomeraciones, no se permitía la toma de
fotografías), y el Antikensammlung
(Colección de antigüedades clásicas), donde a falta del Altar de Pérgamo, cerrado por restauración, pudimos
admirar la gigantesca y maravillosa Puerta
del Mercado de Mileto, en la actual Turquía, del siglo II. Hubo un tiempo
en que mercaderes de todo el mundo conocido llegaban a la antigua metrópoli
comercial griega, punto de unión entre Asia y Europa, a través de esta puerta.
Llevábamos una buena guía,
Gabriela,
también argentina, joven, 30 años en sus propias palabras. Supo manejar muy
bien, con “mano de hierro en guante de seda” la fracción que le tocó en suerte.
En esta ocasión, la única en todo el tour, el grupo de excursionistas quedó
dividido en dos, ya que así lo exigía la organización de los museos.
Las visitas terminaron a
las 13:15 horas, en que nos dirigimos a almorzar al mismo lugar que ayer. Hoy
había un par de opciones para elegir, de modo que me quedé con un Schnitzel,
bueno, pero no tanto como el de Frankfurt.
Tras el almuerzo nos
dirigimos hacia la catedral, Berliner Dom, protestante, donde a las
16:00 horas nos esperaba otra guía, también argentina, de nombre Eli,
que nos iba a guiar a la tercera visita opcional de la ciudad de Berlín, la del
barrio judío.
Eli nos paseó por espacio de
dos horas entre patios umbríos, pintorescos, nunca mejor dicho, tal como se
puede apreciar en las fotografías que inserto, y calles en las que al igual que
en Praga, se podían ver placas de metal en las aceras, conmemorativas de
aquellas personas de la etnia judía que fueron asesinadas única y
exclusivamente por mor de su raza.
Nos mostró también Eli
el cementerio viejo (hoy en día
cerrado), a cuyas puertas se encuentra un grupo escultórico, pasamos junto a
edificios que aún muestran en sus carnes la firma de balas de la II GM, y
finalizamos la visita frente a la Gran
Sinagoga.
A las 18:15 había
terminado el programa opcional, de modo que Cuti y Pedro, Leo y Germán, Pedro y yo, nos dedicamos a
pasear e investigar por los alrededores hasta las 20:00 horas en que habíamos
quedado los expedicionarios con Lucía junto a la catedral.
Caminamos junto al río
Spree, al lado de la catedral, donde
pude hacer alguna bonita fotografía, y nos introdujimos en una zona muy animada
junto a la iglesia de San Nicolás;
aquí adquirí unos imanes de Berlín con destino a la familia y amigas.
Yo, hoy, en concreto esta
tarde, no me encontraba muy bien. Ya ayer en la noche había hecho su aparición
un incipiente catarro que hoy se había mostrado en su peor día. Incluso estuve
pensando en tomar un taxi cuando acabó la visita al barrio judío e irme al
hotel, pero como no tenía fiebre, me pude mantener en pie y acompañar a mis
amigos a tomar unas consumiciones (de todo hubo, café, coca cola, cervezas…)
sentados en un café junto al río Spree.
Cuento ahora nuestro
regreso al hotel. El día de hoy era libre para Pedro, nuestro chófer, (en
realidad, el día no conllevaba ninguna actividad que estuviera incluida en el
programa normal, excepción hecha de la comida) y por lo tanto nuestro regreso
al hotel corría de nuestra cuenta por nuestros propios medios. No obstante, Lucía,
tras los acontecimientos ocurridos (pérdida de la Lluisa en Dusseldorf, mi llamada
de atención en Colonia, conato de nueva pérdida de la Lluisa en Potsdam) debió de
pensarlo mejor y dijo que ella nos ayudaría a regresar a los que así lo
quisiéramos, que al parecer fuimos todos.
Mi benévolo lector puede
hacerse una idea de lo que supone manejar a un grupo de 50 personas para
regresar en un Metro del que se desconoce todo, al hotel, con trasbordo
incluido, previa adquisición de los tickets adecuados, y elección de las líneas
correctas. Lucía
se había reforzado para la ocasión con Pedro y Ana, una chica española que no sabemos de
dónde salió.
La verdad es que al final
todo fue bien, y tras muchas risas y algún que otro susto, el grupo acabó
haciendo su entrada triunfal en el hotel pasadas las nueve de la noche.
Domingo,
13 de septiembre de 2015
En la mañana de hoy me
encontré bastante recuperado, en relación con la tarde de ayer, del catarro.
Salimos muy temprano de
Berlín, a las 07:30, ya que teníamos por delante 525 Km hasta Múnich, que haríamos
con alto intermedio sobre los 300 Km en Núremberg, a fin de visitar esta
ciudad.
Previa dos paradas
“técnicas” durante nuestro recorrido, arribamos a Núremberg sobre las 13:00
horas.
NÚREMBERG
Núremberg (en alemán, Nürnberg) es una ciudad de la región de
Franconia, en el estado de Baviera, a orillas del río Pegnitz con 510.602
habitantes en el año 2010. La ciudad es conocida desde el año 1050. SU casco
histórico le confiere un atractivo especial, al estar rodeado por la muralla
medieval construida en 1325.
La
ciudad de Núremberg es muy conocida, entre otras cosas, por su impresionante
mercado navideño que durante cuatro semanas en que tiene lugar es visitado por
más de dos millones de personas de muchas partes del mundo. El nombre de
Núremberg también se asocia a los juicios desarrollados contra los
nacionalsocialistas al final de la II GM.
Entre 1050 y 1571 la
ciudad fue visitada periódicamente por los emperadores del Sacro Imperio Romano
Germánico, incluido el emperador Carlos V (rey Carlos I de España), en
particular por tener que celebrarse allí las Dietas Imperiales, asambleas muy
importantes dentro de la estructura administrativa del imperio.
En 1868, el compositor Richard Wagner
escribió la ópera Los maestros Cantores
de Núremberg, como homenaje a la ciudad, reflejando los principales
caracteres y personajes del Núremberg de Alberto Durero, oriundo de la ciudad.
Después de muchas décadas
de crecimiento económico e industrial, al comienzo del siglo XIX la ciudad
experimentó una gran crisis. En 1806, con el Sacro Imperio Romano Germánico
casi en estado de disolución, Núremberg pasó a formar parte de Baviera,
perdiendo su carácter de ciudad libre imperial. El nuevo Estado Libre de
Baviera se hizo cargo de las deudas. A partir de ese momento, la ciudad comenzó
a disfrutar de un nuevo desarrollo económico.
Por su significado
histórico-cultural en el germanismo, en el siglo XX la ciudad fue elegida por Adolf Hitler
como sede para los congresos del Partido Nacionalsocialista. Se consideraba a
Núremberg como la “ciudad joya” o ciudad tesoro de Alemania. Hitler
quiso apropiarse de la simbología especial de Núremberg en la Edad Media, como
ciudad en la que el Emperador, después de haber sido elegido, debía celebrar su
primera Dieta Imperial.
La mayoría de la población
de Núremberg, a diferencia de otras ciudades de Alemania, no se identificaba
con la ideología y los ideales nazis. Pero el régimen y sus representantes
locales hicieron todo lo posible para presentar a Núremberg ante el mundo, como
“la ciudad más alemana” de todo el país.
A las concentraciones del
Partido Nazi, celebradas anualmente entre 1927 y 1938 acudían cientos de miles
de militantes y simpatizantes del NSDAP (Partido Nacionalsocialista Obrero
Alemán) de todo el país así como invitados especiales del extranjero, como
activistas nazis y representantes diplomáticos.
Las celebraciones
realizadas durante el congreso nazi de 1934 fueron filmadas por Leni
Riefenstahl en su película propagandista El triunfo de la voluntad. En ese mismo año, el arquitecto del
régimen, Albert
Speer diseñó la tribuna desde la cual Hitler ofrecía sus más
importantes discursos para fortalecer el carácter antisemita de Alemania y el
III Reich.
Llegamos a esta preciosa
ciudad sobre las 13:00 horas. Lucía nos dio un paseo de una hora por sus
adoquinadas calles que serpenteaban entre puentes y ríos.
En 1525 las autoridades de
Núremberg deciden que la ciudad adopte la reforma protestante, según las
propuestas de Martín
Lutero. En la ciudad existen 28 iglesias, tanto católicas como
protestantes, predominando la confesión luterana.
Visitamos la gran plaza
donde se ubica la catedral de Nuestra
Señora, católica. La famosa fuente
que aquí se encuentra, lamentablemente, estaba cubierta al estarse restaurando.
También visitamos en su
exterior las iglesias de San Sebaldo,
de 1225, que contiene obras de Adam Kraft y la de San Lorenzo, de 1260, de estilo gótico.
Nos explicó Lucia
que Núremberg sufrió la misma suerte que otras importantes ciudades de Alemania
y quedó destruida en un 90% como consecuencia de la II GM.
Comimos a las 15:00 horas
y tras el almuerzo teníamos tiempo libre hasta el momento de volvernos a subir
al autobús, a las 17:45. Este tiempo lo empleamos Cuti y Pedro, Leo y Germán y Pedro y yo, en pasearnos por las
maravillosas calles de la ciudad, donde aunque uno no lo quisiera, se respiraba
el ambiente que en tantas películas del periodo nazi hemos podido ver. Nos
sentamos en un café al aire libre y disfrutamos comentando lo bonito que era el
lugar.
A las 18:00 horas arrancó
nuestro autobús con destino a Múnich, pero previamente hicimos una pequeña
parada junto a los edificios donde tuvieron lugar los Juicios de Núremberg tras la II GM.
Poco antes de llegar a
Múnich, a donde arribamos a las 20:00 horas, nuestro autobús pasó junto al
Allianz Arena, el estadio del Bayern.
Ya en el hotel, me dan la
habitación 305, confortable, aunque no tan buena como la del hotel de Berlín.
Para no ser menos que los otros establecimientos, éste también se encuentra
“fuera del mapa” de la ciudad.
Cenamos a las 20:30 horas
un menú ya configurado, sin posibilidad de elegir, pero se puede decir que era
bastante aceptable.
Mañana saldremos a las
07:50 para realizar la visita panorámica de Múnich y por la tarde, la gran
sorpresa, pues no estaba prevista en el catálogo, visita al castillo de Luis II de
Baviera en excursión opcional a la que tanto Pedro como yo nos hemos
apuntado.
Lunes,
14 de septiembre de 2015
Hoy el día era apretado, de
modo que tocaba levantarse temprano para una vez cumplido el trámite del
desayuno, salir del hotel a las 08:00. Llevamos de guía a Rosa, española afincada en
Alemania desde hacía 30 años, pero sin ningún modismo o deje extranjerizante,
sin los vicios lingüísticos propios de quien lleva viviendo toda una vida fuera
de su país. Sin duda la mejor guía de todo el tour.
MÚNICH
Múnich, en alemán München,
es la capital y la mayor y más importante ciudad del estado federado de
Baviera, con 1.350.000 habitantes. Se encuentra sobre el río Isar, al norte de
los Alpes Bávaros. Fue sede de los Juegos Olímpicos de 1972.
Su nombre, München, deriva de Munichen, del alto alemán antiguo, que significa “en el lugar de
los monjes”. El nombre de la ciudad viene de los monjes benedictinos que la
fundaron; de ahí que en su escudo haya un monje. Los colores oficiales de la
ciudad son el negro y el oro, los del Sacro Imperio Romano Germánico.
A comienzos del siglo XIX
la capital, al igual que el resto de Baviera, pasa a formar parte de la
Confederación del Rin, fomentada por Napoleón I. Tras el derrumbamiento del Imperio
Napoleónico, Baviera se unió a la Confederación Germánica.
Durante los reinados de Maximiliano I,
Luis I,
Maximiliano
II, Luis
II y la regencia del príncipe Leopoldo, la arquitectura y las artes en la
ciudad florecieron como nunca.
Después de la victoria
alemana en la Guerra Franco-Prusiana, liderada por Otto Von Bismarck, Baviera y con
ella Múnich, pasaron a integrarse en el Imperio Alemán.
Al terminar la Primera
Guerra Mundial, Múnich se convirtió en el foco de los principales movimientos
que rechazaban las condiciones de paz que el Tratado de Versalles imponía a
Alemania. En este contexto se llevó a cabo en 1923 el “putsch de Múnich”, levantamiento dirigido por Adolf Hitler.
En 1938, los
representantes de Francia, el Reino Unido y Alemania firmaron los Acuerdos de
Múnich, por los que se cedían los Sudetes checos a Alemania.
En el transcurso de la II
GM, Múnich fue gravemente dañada. Sin embargo, en las décadas posteriores al
conflicto, se ha reconstruido cuidadosamente.
“Entre el arte y la
cerveza, Múnich es como un pueblo acampado entre colinas”, escribió Heinrich Heine
hace más de 150 años. Entre la fiesta de la cerveza y la ópera, la Hofbraühaus y la Pinacoteca, la BMW y el FC Bayern München, Múnich combina tradición bávara y frenética
actividad.
La zona centro de la
ciudad se puede cruzar desde la Estación Central de Ferrocarriles (Hauptbahnhof) en dirección este, pasando
por Karlplatz y Karlstor (Puerta de Carlos) que entre 1319 y 1791 sirvió de puerta
de entrada a la ciudad amurallada. Luego se continúa por la zona peatonal y
comercial hasta la Plaza de María
(Marienplatz) que desde la fundación de la ciudad es el centro geográfico y
social. La preside el Nuevo Ayuntamiento
(Rathaus) de estilo neogótico con
su famoso carillón.
La ciudad cuenta con
varios parques entre los que se destaca el Jardín
Inglés (Englischer Garten). También son importantes el Palacio Real de Múnich (Residenz)
en el centro neurálgico de la ciudad, así como el Palacio de Nymphenburg, antigua residencia de verano de los reyes
de Baviera.
Por último, hablando de
Múnich no podemos olvidarnos de la mundialmente conocida fiesta de la cerveza,
la Oktoberfest,
que tiene lugar a finales de septiembre y comienzos de octubre y atrae
visitantes de todas las partes del mundo.
La primera visita que
realizamos en la mañana, o por mejor decir, la primera parada que efectuó el
autobús, fue en el Nymphenburg o Palacio de las Ninfas, espléndido tanto
en su complejo de edificios como en sus jardines. Como ya se ha dicho fue la
residencia de verano de los reyes de Baviera. Aquí nació Luis II.
El tiempo climatológico
deja de ser favorable casi por primera vez, aunque la llovizna que cae tampoco
es un gran impedimento, pero sí molesta algo.
Tras pasearnos en el
autobús por la ciudad, pasando por lugares conocidos y alguno, como la sede de
los Juegos Olímpicos de 1972, emblemático, por los tristes acontecimientos que
allí ocurrieron, acabamos desembocando en la famosa Marienplatz. Eran las
10:30 y nuestra guía, Rosa, nos dio tiempo libre hasta las 11:45.
En unión de nuestros
amigos canarios y vallisoletanos, Pedro y yo nos paseamos por el centro de la
ciudad, haciendo una primera parada en la Marienplatz,
donde a las 11:00 pudimos disfrutar de la acción del famoso carillón del Ayuntamiento. Luego,
visitamos la catedral gótica de Nuestra
Señora (Frauenkirche), uno de los
iconos de la ciudad, con sus dos torres de 99 metros de altura que resultan
visibles desde varios kilómetros a la redonda, gracias a una ley que impide
construir edificios más altos que la catedral en el casco urbano y parte de las
afueras.
Hoy tocaba comer temprano,
ya que los expedicionarios que nos desplazábamos a visitar el castillo de Luis II
de Baviera teníamos un largo trecho que recorrer, de modo que tras reunirnos
todos en el punto de encuentro a las 11:45, a las 12:00 estábamos comiendo en
una típica taberna muniquesa y poco después de la una del mediodía, salíamos en
nuestro autobús los 22 expedicionarios que nos habíamos apuntado a la excursión
opcional del castillo de Luis II de Baviera.
SCHLOSS
NEUSCHWANSTEIN
Poco después de las 15:00
horas llegamos a los pies del castillo, pero había que realizar una subida
intrincada de unos 2 Km, algo que hicimos en un pequeño autobús que nos recogió
en el lugar donde nos había dejado el nuestro. Mientras esperábamos al nuevo
transporte, Pedro
y yo conversando con nuestra guía Rosa, sacamos la conclusión, tal vez
equivocada, que el vehículo que nos subió hasta el castillo era una especie de
autobús “pirata”, que, eso sí, nos permitía “librarnos” de las grandes colas
que se formaban junto a los autobuses de línea regular, tal como pudimos
apreciar.
El castillo de Neuschwanstein está situado en el estado
federal de Baviera, cerca de Füssen. Su construcción fue ordenada por Luis II
de Baviera, el “rey loco”, en 1866. Es el edificio más fotografiado en Alemania
y uno de los destinos turísticos más populares en ese país, con 1,4 millones de
visitantes anuales. Durante la temporada alta, entre junio y agosto, tiene
hasta 10.000 visitantes diarios, habiendo acogido en 2013 al que hizo el número
60 millones. Se dice que fue elegido por Walt Disney como modelo para el diseño del
castillo de la Bella Durmiente de Disneyland.
Combina eclécticamente
varios estilos arquitectónicos y su interior alberga múltiples piezas de
artesanía no menos fantásticas. Su diseño no es funcional, sino estético,
siendo en buena medida el producto de la mente de un escenógrafo teatral. Por
dentro, además de continuas referencias a leyendas y personajes medievales como
Tristán e Isolda, contiene una completa red de luz eléctrica, el primer
teléfono móvil de la historia (con una cobertura de seis metros), una cocina
que aprovechaba el calor siguiendo reglas elaboradas por Leonardo da Vinci y vistas a los
paisajes de los Alpes Bávaros, incluyendo una cascada que el monarca podía
contemplar desde su habitación.
El fin de Neuschwanstein era servir a Luis II
como escenario teatral habitable, un templo de amistad dedicado a la vida y
obras del compositor Richard Wagner, quien sin embargo nunca lo
visitó.
Una vez terminado, el
castillo tenía unos 200 cuartos interiores incluyendo habitaciones para
visitantes y sirvientes, al igual que para logística y servicio. Acabados y
equipados había solamente quince, y salones. En los pisos inferiores del palacio
están las oficinas y los aposentos de servicio, lo mismo que las piezas donde
hoy se alberga la administración del castillo. En los pisos superiores se
encuentran las habitaciones de estado y pompa del rey. El edificio delantero
contiene en su tercer nivel las estancias residenciales, y un piso más arriba
está la “sala de los cantores” (Sängersaal).
La altura superior del edificio trasero está ocupada casi en su totalidad por
la “sala del trono” (Thronsaal). En
total, la superficie disponible en ambos edificios asciende a 6.000 m2.
Cuando bajamos del autobús
recorrimos un sendero desde el que disfrutamos una vista espectacular, no solo
del castillo, sino del paisaje que desde allí se podía disfrutar. Algo muy
parecido a un sueño.
Nuestro grupo tenía comprometida
la visita al interior a las 16:45, así que hasta esa hora, Pedro y yo estuvimos
curioseando, paseando y tomando fotografías de los lugares en que se podían
hacer.
Con puntualidad germánica,
a la hora establecida, iniciamos el recorrido interior del castillo, en el cual
estaba prohibido realizar fotografías. El tour, efectuado con audioguía,
resultó muy interesante. Visitamos desde las habitaciones de servicio, hasta
las cocinas del castillo, espectacular, pasando por la habitación de Luis II,
su capilla privada, y sobre todo un par de salas que destacaban sobre el resto,
la del trono y la sala de los cantores.
Al finalizar el recorrido,
y desde uno de los balcones del palacio, pudimos admirar una vista realmente
excepcional. La fotografía que inserto es prueba documental de lo que escribo.
Acabada la visita en las
cocinas del castillo, donde casi daban ganas de ponerse a guisar, tal es la
visión realmente actual que la misma produce, a las 17:45, Pedro y yo iniciamos la bajada
de los casi 2 Km a pie (esta vez no había autobús “pirata”) y llegamos al punto
donde nos esperaba nuestro chófer Pedro a las 18:10. Podríamos decir que la
visita de Neuschwastein ha sido la
guinda del pastel de nuestra excursión alemana, no solamente por su importancia
en sí misma, sino porque, además, no estaba prevista en modo alguno, ni en la
agenda normal, ni como opcional.
A las 18:15 arrancó
nuestro autobús, que hizo el camino de vuelta flanqueado por un precioso
paisaje, los Alpes Bávaros. A las 20:30 recogimos en Múnich a los
excursionistas que allí se habían quedado y a las 21:00 estábamos todos cenando
en nuestro hotel, de nuevo menú fijo, y de nuevo, aceptable.
Martes, 15 de septiembre de
2015
Hemos quedado con Leo
y Germán
a las 09:00 para desayunar. Luego teníamos dos opciones: o irnos al centro de
Múnich o quedarnos por los alrededores del hotel. Aunque nuestro avión tenía
prevista su salida a las 19:15, un taxi, pagado por Panavisión, nos iba a
recoger en el hotel a las 16:15, de modo que dado que nuestro hotel se
encontraba en las afueras de Múnich, estimamos más adecuado el quedarnos dando
un paseo y comiendo en las inmediaciones del mismo.
Ya en el aeropuerto de
Múnich, nuestro paso por el sistema de seguridad fue especial. No se salvaba
nadie, absolutamente la alarma saltaba a cada uno de los pasajeros, y lo peor
era que la infraestructura del aeropuerto era francamente deficiente, ya que no
había lugar alguno en donde recomponer todos los adminículos de los que había
habido que desprenderse para pasar por los arcos de seguridad, de modo que la
circulación era lentísima. Francamente, no entiendo cómo en una ciudad como
Múnich, en un país de primer nivel mundial como Alemania, no existe una
infraestructura adecuada al respecto como en cualquier aeropuerto moderno.
Aterrizamos en Madrid con
tiempo lluvioso a las 22:00 horas. A las 22:30 podíamos recuperar nuestras
maletas. Yo, poco después de las once de la noche estaba en casa.
PUNTO
FINAL
Antes de terminar este
relato quisiera hacer un par de consideraciones.
La primera se refiere
exclusivamente a este viaje. Mi valoración, aunque hubo algún aspecto negativo,
como ya ha quedado expresado en mi narración, es que fue positivo. Puedo decir,
con todas las limitaciones que se quiera, que he conocido Alemania, donde antes
jamás había puesto el pie, todo ha ido bien, las ciudades que hemos visitado me
han encantado, todas ellas, cada una con lo suyo, desde la grandiosidad
tranquila de Berlín hasta la maravilla de una joya como Núremberg, sin que
ninguna de las otras capitales visitadas desmerecieran en absoluto, desde el skyline de Frankfurt a la maravillosa
catedral de Colonia, la pausada y preciosa Hannover, la bulliciosa Dusseldorf o
la industriosa Múnich… Luego, hay que hablar de los alemanes, y también aquí mi
valoración es positiva. En todo momento, pese a no hablar el idioma, fuimos
atendidos más que amablemente, en inglés e incluso en español.
La segunda consideración
es de carácter personal y va dedicada a dos amigas a las que hace mucho que no
menciono en mis relatos, Celia y Soco o Soco y Celia.
Celia se ha ido a vivir a Irlanda junto a su
marido e hijos, según ella para tres o cuatro años. Espero y deseo que ahora
que se encuentre algo más tranquila pueda dedicarle algún minuto a leer mis
relatos, tal como hacía cuando comencé a escribirlos. Aquí, en público, güera,
te deseo todo lo mejor, te lo mereces, a ti, a Fernando, a David y a mi tocayo Iván.
Soco, en esta ocasión, es un caso especial, ya
que estuvo destinada como becaria en varias de las oficinas comerciales de
España en Alemania, en concreto en Berlín, Dusseldorf y Bonn. Desde esas
fechas, su amor por Germania lo demuestra día a día, y raro es el año en que no
efectúa una visita a su “segundo país”. Por ello, espero que cuando lea este
relato, sea benévola conmigo y sepa perdonarme aquellos puntos en los que no
esté de acuerdo. A ella van también dedicadas mis pobres palabras. Punto final.
Juan José Alonso Panero
Las Rozas de Madrid, a 22
de septiembre de 2015
Hola Juan José. Soy amiga de Ketty y hace tiempo que estoy buscándola. ¿Me podrías dar sus co ordenadas por favor? Muchas gracias.
ResponderEliminarMi mail es pilarbarrientosa@hotmail.com
ResponderEliminarNo sé a qué Ketty te refieres, pues no figura ninguna Ketty en mi relato. ¿Me lo puedes aclarar? Gracias por haber entrado en mi Blog
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