CONSUEGRA
Y TOMELLOSO
El jueves 16 del corriente
mes de febrero, me desplacé en unión de mi amigo Pedro a las ciudades de
Consuegra (Toledo) y Tomelloso (Ciudad Real). La excursión estaba organizada,
como en otras ocasiones, por la Hermandad de Jubilados de los ministerios de
Comercio, Economía y Hacienda. Al frente de la misma se encontraban los
miembros del Grupo de Viajes, en concreto Elena, Maribel, Jorge y Pilar, recayendo en esta ocasión en Jorge
y Pilar,
así como Maribel,
los planificadores del viaje, el éxito del mismo, ya que resultó perfecto.
Antes de que se me olvide, y en esta introducción, deseo mencionar que me
produjo gran alegría el encontrarme con otros miembros de la Hermandad con los
que hacía tiempo que no coincidía, como Victoria y Juan, así como Trini.
El autobús partió desde
nuestra sede en Alberto Alcocer a las 09:00 de la mañana con puntualidad suiza.
Recorrimos los 130 Km que separan Madrid de Consuegra en una hora y media.
Durante el trayecto, nuestra Vocal de Cultura, Maribel, nos habló de las
visitas que íbamos a efectuar y en concreto, nos leyó el capítulo del Quijote dedicado a la batalla de Don Quijote con los Molinos de Viento.
A las 10:30 nos
encontrábamos haciendo una parada técnica en la ciudad de Consuegra, y una vez
finalizados los cafés de costumbre iniciábamos la visita propiamente dicha, en
la que íbamos a disfrutar de un recorrido por los Molinos de Viento y el Castillo.
Como hago siempre, indico la
ficha técnica de las fotografías. Todas ellas fueron tomadas con una Leica M9-P y dos objetivos Leica, Summicron 50mm f/2 y Elmarit
28mm f/2,8.
CONSUEGRA
El término Consuegra se
deriva de la antigua ciudad pre-romana de Consabura, que significa “la
confluencia del río Sabo”. Sabo sería el antiguo nombre del río Amarguillo. De
su nombre romano proviene el gentilicio de la ciudad: consaburense.
Consuegra, enclavada en la
provincia de Toledo, cuenta con una población de 10.000 habitantes y su
economía es básicamente primaria, destacando en su agricultura el cultivo del
cereal, la vid y el olivo, así como explotaciones ganaderas. La industria es
sobre todo del textil y la madera. El sector terciario se basa fundamentalmente
en el turismo y la restauración.
Son varios los atractivos
turísticos que depara Consuegra. Desgraciadamente la esclavitud del tiempo nos
iba a circunscribir tan solo a dos de ellos, los Molinos de Viento y el
Castillo, quedándose en el tintero, por ejemplo, la hermosísima iglesia de San Juan
Bautista, de estilo mudéjar construida en el siglo XVI, que se destaca de
manera diáfana en la foto panorámica que incluyo de Consuegra y que está
realizada desde la cima donde se encuentra el Castillo y los Molinos.
Disfrutamos en nuestra
visita, que iniciamos a las 11:00, de un guía estupendo, Javier, previamente contactado
por el Grupo de Viajes de la Hermandad. Javier nos explicó que los Molinos de Viento
funcionaron hasta 1955, y a mediados de los años 60 del pasado siglo, el
Ayuntamiento de Consuegra adquirió los 12 molinos que aún existían, así como el
Castillo y procedió a su restauración.
Los
Molinos de Viento
Los Molinos que aún
existen, alineados todos ellos sobre el cerro Calderico, son 12, como ya hemos
apuntado, datan del siglo XVI y todos ellos tienen un nombre y una
característica concreta: Bolero,
donde se encuentra la oficina de turismo y se conserva el moledero de trigo; Mambrino, Sancho, que conserva la maquinaria del siglo XVI y se usa en la Fiesta del Azafrán; Mochilas, Vista Alegre, Cardeño, donde se aloja una casa
deshabitada; Alcancía, Chispas, Caballero del Verde Gabán, que cuenta con numerosas versiones de El Quijote; Rucio, que presenta una exposición de vinos; Espartero, dedicado a la artesanía toledana y Clavileño.
Visitamos el molino Bolero, y aquí, Javier nos explicó el
funcionamiento de los molinos de una forma muy didáctica. Yo, en concreto, me
enteré, por ejemplo, que la techumbre del molino se gira mediante un gran
travesaño situado en el exterior, orientando las aspas en la dirección del
viento.
Desde el maravilloso
emplazamiento de los molinos, 7 de ellos a un costado del castillo, y los 5
restantes al otro lado, pude realizar unas cuantas fotografías, tanto de los
molinos, como del propio pueblo de Consuegra.
El
Castillo
Una vez finalizada la
visita a los Molinos, efectuamos la del Castillo.
Aprovecho la facilidad que
proporciona la Wikipedia para dar unas pequeñas pinceladas sobre el Castillo de
Consuegra.
En el lugar donde se alza
hubo un asentamiento celtíbero, probablemente carpetano. Hay historiadores que
sostienen que fue el emperador Trajano quien construyó la fortaleza, aunque
la primera documentación existente data la construcción del Castillo durante el
Califato de Córdoba en el siglo X.
En 1083 el rey Alfonso VI
se hace con el Castillo como dote en su matrimonio con la reina Zaida,
aunque vuelve a perderlo, pasando de unas manos a otras en los años siguientes.
En 1097, luchando contra los Almorávides muere en el castillo Don Diego Rodríguez,
hijo del Cid
Campeador. En 1098 las tropas cristianas son derrotadas de nuevo,
desposeyendo Alfonso
VI a la población del título de ciudad que hasta entonces ostentaba.
En 1099 los musulmanes se retiran definitivamente de Consuegra saqueando la
villa.
En 1183 fue cedido por Alfonso VIII
a la Soberana Orden Militar de San Juan de Jerusalén, con el fin de afianzar
las fronteras con los musulmanes, siendo cabeza del Gran Priorato de la Mancha.
Posee una doble línea de
murallas, tres torreones, una torre albarrana y un adarve exterior.
Durante la Guerra de la
Independencia Española, en 1809, fue tomado por las tropas francesas, quienes
establecieron en él una guarnición, que duró hasta la rendición francesa en
1812.
En 1962, el Castillo, que
como parte de la desamortización de Mendizábal de 1836 había pasado a manos
particulares, es cedido al Ayuntamiento, que en 1985 comenzó un periodo de
rehabilitación, con la creación de la Escuela Taller, cuyos trabajos aún
continúan hoy.
Visitamos el Castillo de
una forma pormenorizada, recorriendo todas sus estancias, en algún caso con
cierta peligrosidad y casi siempre con “dificultades técnicas”, tales como
subida y bajada de escaleras.
A las 13:00 horas llegó a
su fin nuestra visita a Consuegra e iniciamos el camino hacia Tomelloso, donde
estaba programado nuestro almuerzo y una visita al museo de Antonio López
Torres.
TOMELLOSO
Tomelloso, gentilicio
tomellosero, se encuentra a 189 Km de Madrid y cuenta con 37.000 habitantes.
Está situado al noreste de la provincia de Ciudad Real y en el centro
geográfico de la región natural de La Mancha, siendo el municipio con mayor
población de la comarca.
Tradicionalmente, gran
parte de la población laboral de Tomelloso se dedicaba a la agricultura, siendo
especialmente significativo a lo largo de su historia el cultivo de la vid,
aunque se han producido cambios importantes.
Durante mucho tiempo se
prestó más importancia a la cantidad de sus vinos que eran mayoritariamente
utilizados para la destilación de alcoholes, mientras que en la actualidad,
bodegas y cooperativas tienen como objetivo prioritario la calidad, se utilizan
las últimas tecnologías en su elaboración y se abren nuevos mercados tanto en
España como en otros países. No obstante, este sector ha perdido fuerza en
beneficio de los sectores industrial y de servicios, de tal forma que en la
actualidad, Tomelloso se ha convertido en un gran pueblo industrial, donde
destacan las industrias metalúrgicas, textil y de alimentación (derivados de la
uva, industria quesera, cárnicas, etc.).
Antes de seguir adelante
no puedo reprimir una pequeña digresión. En mis años jóvenes siempre asocié Tomelloso
al jefe de su policía municipal, Manuel González, alias Plinio, y su fiel
colaborador, el veterinario Don Lotario. La feliz creación de Francisco
García Pavón, tomellosero de pro, hizo mis delicias lectoras en
novelas como El reinado de Witiza, El rapto de las sabinas, Las hermanas coloradas, o Una semana de lluvia.
Llegamos a Tomelloso poco
después de las 14:00 horas, y a las 14:30 estábamos sentados los 48
expedicionarios en dos grandes mesas del restaurante
Marquinetti.
Nuestro
almuerzo
Debo confesar que nuestra
colación fue realmente atípica. ¿Quién podía sospechar que íbamos a comer, en
pleno corazón de La Mancha, en una pizzería ganadora de varios premios a nivel
mundial? Pues eso es lo que hicimos fenomenalmente. La elección de Marquinetti fue todo un acierto que hay
que atribuir a nuestro compañero del Grupo de Viajes, Jorge. Tanto los entrantes que
disfrutamos, típicamente italianos, como las tres variedades de pizzas que degustamos,
elaboradas con una masa sensacional, así como los postres fueron realmente
insuperables.
Tras los cafés e
infusiones, y una larga sobremesa, a las 17:00 horas bien pasadas iniciamos
nuestro camino a pie para visitar nuestra última atracción del día.
Museo
de Antonio López Torres
Si la elección de Marquinetti
fue toda una sorpresa, el museo de Antonio López Torres no le va a la zaga. Antes
de seguir adelante, debo confesar que, casi con toda seguridad como el resto de
los viajeros, todos sabíamos y habíamos oído hablar del famoso Antonio López,
de segundo apellido García, sobrino de nuestro Antonio López Torres, pero de
éste último, estoy casi seguro, la inmensa mayoría desconocíamos hasta de su
existencia. Probablemente, la fama, más que merecida, alcanzada por Antonio López
García, ha opacado la figura, enorme, de su tío, que fue profesor de
su sobrino en sus inicios en la pintura.
¿Quién fue Antonio López
Torres (1902-1987)? Fue un pintor realista nacido en Tomelloso. Para
plasmar una sucinta biografía, me sirvo del brillante folleto sobre el Museo
que lleva su nombre editado por el Exmo. Ayuntamiento de Tomelloso.
Nuestro pintor empieza
desde muy joven a dibujar y pintar los temas que le rodean, sintiendo desde
niño la necesidad del contacto directo con la naturaleza: “No me gustaba
dibujar copiando; me gustaba dibujar interpretando”, comentaría años después.
Animado por el pintor Don Ángel Andrade comienza la carrera de Bellas
Artes en 1925, primero en Ciudad Real, trasladándose un año después a la
Escuela Central de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, donde acaba sus
estudios en 1931, obteniendo el título de Profesor de Dibujo.
Realiza su primera
exposición en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en 1935. En el año 1940
obtiene la Beca “Conde de Cartagena”, convocada por la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando, para ampliar estudios en Italia, pero la situación
bélica mundial le obliga a disfrutar la misma en Palma de Mallorca.
Dedica su vida a la
pintura compaginando la docencia, como Profesor en distintas Escuelas de Arte y
Oficios, con su labor artística, y en 1972, año de su jubilación, liberado ya
de sus obligaciones académicas, se instala definitivamente en Tomelloso
alcanzando entonces la plenitud de su pintura. Supo plasmar en sus cuadros,
como muy pocos consiguen, la luz, el espacio aéreo y la temperatura.
Muere en su Tomelloso
natal, el 15 de noviembre de 1987, un año después de la inauguración del Museo
que lleva su nombre.
En cuanto al Museo en sí,
surge tras el deseo expreso de Antonio López Torres de donar su obra al
pueblo de Tomelloso. El Ayuntamiento de la ciudad asume el compromiso de
construir un Museo que albergue la obra donada por el pintor. El proyecto es
encargado a los arquitectos Don Fernando Higueras y Don José Benito Román. El 19 de
abril de 1986, el dramaturgo Don Francisco Nieva, gran amigo y admirador de López Torres,
pronuncia el discurso de inauguración del Museo que lleva su nombre.
El Museo alberga la
colección permanente de la obra del insigne pintor de Tomelloso, con un total
de 65 óleos y 41 dibujos que se distribuyen en dos salas. Esta instalación
cuenta además con una amplia sala para exposiciones temporales y un Auditorio
con un aforo de 250 localidades.
Los componentes de la
excursión comenzamos la visita al Museo sobre las 17:30 y fuimos introducidos
en los secretos del mismo, así como en la vida de Antonio López Torres por una
excelente guía, que nos indicó, entre otras cosas, que las obras expuestas en
este Museo son una parte muy importante de la pintura que elaboró Antonio López
Torres, que siempre fue reacio a introducirse en los circuitos
comerciales del arte, y que prefirió regalar sus obras antes que vender su
producción. Por ello, atesoró una parte muy importante de lo que pintó y dibujó
durante su vida, y que hoy podemos admirar en este Museo.
Recorrimos el Museo en sus
dos plantas, la de entrada con los dibujos, y la superior con los óleos.
Realmente insuperable la obra de nuestro pintor. Como nos dijo Maribel,
nuestra Vocal de Cultura en la Hermandad, a Antonio López Torres también se
le conoce como “el Sorolla de secano”. Espléndido, maravilloso.
Dejo en mi relato alguna fotografía de su obra, que en cualquier caso no hace
honor a la realidad, pero animo a mis lectores a una visita, por cierto
gratuita, del Museo. No se arrepentirán.
A las 18:30 iniciamos
nuestro regreso a Madrid a donde arribamos cerca ya de las 21:00 horas. Con
suerte en los enlaces de la línea 10 de Metro y la estación de Cercanías de
Príncipe Pío, a las 21:45 estaba en casa, satisfecho y muy contento de la
estupenda excursión que habíamos disfrutado.
Juan José Alonso Panero
Las Rozas de Madrid, 20 de
febrero de 2017
Da gusto leer tu blog con todo tipo de detalles.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarFelicidades hermano. Como de costumbre, magnífico trabajo. En su día visité Tomelloso solo por conocer el pueblo de Plinio. Desconocía la existencia de ese magnífico museo. Habrá que volver.
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