miércoles, 16 de junio de 2021

 

DE NUEVO EN LA BRECHA


La verdad es que no sé cómo comenzar este relato y si seré capaz de sacar adelante algo inteligible, pues después de un año más que largo sin escribir, casi se me ha olvidado hasta cómo es el teclado del ordenador.

Recapitulemos. El 27 de febrero de 2020 los miembros de la Hermandad de Jubilados de los Ministerios de Comercio, Economía y Hacienda estuvimos en una preciosa excursión en Segovia, sin sospechar en lo más mínimo que dos semanas después, en concreto el 14 de marzo, las autoridades competentes (aunque la verdad el adjetivo es bastante discutible) nos confinaron a cal y canto durante tres meses durísimos. Ese fue el comienzo de una pesadilla que aún no ha terminado. El Coronavirus, concretamente el Covid 19, sigue entre nosotros, aunque ya mucho más atenuado tras la campaña de vacunas en que estamos inmersos.

En resumidas cuentas, las actividades de la Hermandad de Jubilados quedaron prácticamente suspendidas, aunque se siguió editando la revista mensual, mérito que hay que atribuir a los responsables de nuestra Asociación, con nuestro presidente Ángel S. Quesada al frente.

Por supuesto quedaron cancelados todos los viajes que habitualmente realizábamos, largos y cortos de un día, y ¡hasta el mes de junio de 2021 no hemos visto la luz!

Yendo al grano, los responsables del grupo de viajes, con la vocal Elena Romero al frente programaron nuestro primer viaje con las debidas precauciones y guardando todas las normas sanitarias en vigor, pues el Covid 19, como ya ha quedado dicho, sigue entre nosotros. Así el número de expedicionarios que íbamos a realizar esta primera excursión tras cerca de año y medio de “parada”, éramos 21 en un autobús de 55 plazas, conducido por un magnífico chofer, como quedaría demostrado a lo largo de nuestro viaje, Pepe. Entre los viajeros, además de Elena Romero, figuraban, Pilar Cerrada, Mari Carmen y su prima Laura, Juan Carmona y su mujer, Mª Victoria Almazán, mi amigo Pedro García Mamolar y quien esto escribe.

La excursión estaba prevista para dos días, miércoles y jueves 9 y 10 de junio, e íbamos a recorrer varios lugares emblemáticos de la provincia de Cuenca, con una primera parada en un conocido pueblo de Madrid.

Antes de seguir adelante, y como hago siempre, indico que las fuentes de que me he servido para la parte cultural de este relato es esencialmente la Wikipedia, así como diversos prospectos de los lugares visitados y lo relatado por los guías que tuvimos.

En cuanto a las fotos, que debido a la “falta de costumbre tras más de un año de paro” solo calificaría de correctas, están todas realizadas con un teléfono móvil Samsung Galaxy A40; eso en cuanto a las mías, pero además, inserto unas instantáneas de dos compañeros de la Hermandad, Pilar Cerrada, cuyas imágenes de la villa romana de Noheda son fantásticas y otra, mejor que la que yo realicé, de Juan Carmona en el patio del monasterio de Uclés.

Miércoles, 9-06-2021

La hora de salida desde nuestra sede en Alberto Alcocer 2 estaba prevista para las 9 de la mañana, pero las ganas eran muchas, de modo que ya a partir de las 08:30 comenzó a afluir la gente.

Nos aguardaba una gran sorpresa, aunque para quien estas líneas escribe, menos, ya que Elena me había dado previamente el “soplo”.

Presencia de Telemadrid

Efectivamente, allí estaba un cámara y un reportero de Telemadrid para grabar con destino al programa 120 minutos de la cadena, las impresiones de los viajeros ante tamaño acontecimiento, pues como tal había que calificarlo después de la inactividad forzosa de un año largo.


El periodista realizó varias entrevistas a algunos de los expedicionarios, cuyo vídeo inserto como muestra en este relato.

A las 09:10 se puso en marcha el autobús en dirección a nuestro primer destino,

Colmenar de Oreja,

a donde llegamos pasadas las 10:30. Nos dio tiempo de disfrutar de un café y dar un ligero paseo por el pueblo que se encuentra a unos 50 Km de Madrid y cuenta con cerca de 8.000 habitantes. Su casco urbano está declarado Bien de Interés Cultural.


Su Plaza Mayor, cuya edificación se inició en 1676, se constituyó en uno de los magníficos ejemplos de las típicas plazas porticadas castellanas cuando se finalizó en 1794. Aquí aprovechamos el bonito lugar para hacernos una de las fotos de grupo.


Además de la Plaza Mayor pudimos ver de pasada en su exterior la Iglesia de Santa María la Mayor. Construida por la Orden de Santiago en el segundo tercio del siglo XIII, fue ampliada durante la segunda mitad del siglo XVI. En 2008 se restauraron las pinturas y se cambió el suelo. Además, desde 2009 cuenta con un vistoso órgano construido por el organista alemán Gerhard Grenzing, donado en su totalidad por la vecina María Pérez García, quien quiso contribuir de esta forma al patrimonio de Colmenar de Oreja.

A las 11:00 entrábamos en el

Museo de Ulpiano Checa


que nos fue mostrado por un guía local. El museo contiene la más amplia colección de la Obra de Ulpiano Checa (1860-1916) nativo de Colmenar de Oreja, en gran parte pintura histórica de finales del siglo XIX, pintura orientalista y obra de género. El edificio, restaurado y ampliado, tiene su acceso por unos cuidados jardines, donde además del busto del pintor, se ubica un monumento a los elementos característicos de la ciudad: la piedra y la tinaja.



El Ayuntamiento de Colmenar de Oreja decidió convertir en 1945 la casa de “los siete patios”, que fue el hogar donde nació el pintor en un museo. En 1950 comenzaron las negociaciones con Carmen y Felipe Checa, hijos del pintor, que aceptaron hacer una donación inicial de veinte obras. El edificio fue restaurado inaugurándose como museo monográfico dedicado al pintor en 1960, año en que recibió nuevas donaciones de Carmen Checa y María Ballester. En 2006 se cerró el museo al público para iniciar una ampliación inaugurándose en 2009.

El museo, como ya he indicado, nos fue mostrado por un guía local, con el cual fuimos recorriendo las diferentes salas y admirando la obra de este pintor, que a mí me recuerda vagamente a los impresionistas.



Ulpiano Checa, que estudió en la Escuela de Artes y Oficios, en 1875 ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Se movió por todo el mundo, tanto Europa y África como América, fue famoso a nivel mundial, recibió numerosos premios y condecoraciones, entre estas últimas la Orden de Carlos III y la Legión de Honor francesa. En 1889 establece su residencia en París, pero sigue viajando alrededor del mundo. Tras estallar la Primera Guerra Mundial, ya enfermo, dejó París para instalarse en Bagnères de Bigorre. En poco tiempo se trasladó a la cercana localidad de Dax, donde fallece el 5 de enero de 1916. Por expreso deseo del pintor, sus restos mortales fueron trasladados a Colmenar de Oreja, donde fue sepultado el 20 del mismo mes.


Para todo aquel que esté interesado en ampliar su conocimiento sobre este pintor, cuya obra a mí en concretó me encantó, les indico la página de Wikipedia donde figura un amplio artículo sobre él

https://es.wikipedia.org/wiki/Ulpiano_Checa

Nuestra visita al museo finaliza cerca ya del mediodía, y nos dirigimos a la próxima localidad a visitar, donde llegamos a las 12:50 horas.

Uclés

Uclés es un municipio del noroeste de la provincia de Cuenca, que en 2017 contaba con 219 habitantes. Su atracción fundamental es su famoso monasterio.

Monasterio de Uclés


El edificio actual del Convento de Uclés, Cabeza de la Orden de Santiago, vino a reemplazar a un intrincado conjunto de construcciones compuesto por el castillo, la iglesia y las numerosas dependencias en las que residían los frailes de la Orden desde la lejana edad de 1174 cuando el rey Alfonso VIII donó la fortaleza a la recién creada Caballería de Santiago.


Se construye sobre parte de la antigua fortaleza árabe y todavía queda en él un lienzo de la antigua fortaleza. Durante la Guerra Civil Española fue hospital republicano y después convertido en cárcel.


La construcción del actual monasterio se inició en 1529 bajo el reinado de Carlos I, comenzando por el ala este, que es de estilo plateresco. Las trazas originales son de Enrique Egas. En el último cuarto del siglo XVI comenzó la construcción de la iglesia de estilo herreriano. Avanzado el siglo XVII continuaron las obras de las alas oeste y sur, para proseguir luego las del patio y la escalera principal. La obra finalizó en 1735, reinando Felipe V, elevándose un cuerpo la nave oriental y terminándose la portada principal, que es de estilo churrigueresco.


El monasterio fue declarado Monumento Nacional el 3 de junio de 1931. Quedó bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. En 2003 se amplió la protección a su entorno.


Fruto del largo periodo durante el cual se ejecutaron las obras, pueden apreciarse en el monasterio cuatro estilos arquitectónicos: plateresco, herreriano, barroco y churrigueresco, lo que le convierte en un lugar ideal para realizar un repaso de historia del arte. El ala este del monasterio, de la primera mitad del siglo XVI, se ejecutó en estilo plateresco. La iglesia que ocupa el ala norte, y fue finalizada en 1602, es de estilo herreriano. EL resto del monasterio, erigido durante el siglo XVII es de estilo barroco y culmina con su fachada de estilo churrigueresco atribuida a Pedro de Ribera.


La última foto que realicé en este lugar fue a las 13:37, dirigiéndonos a continuación a Belmonte, municipio de Cuenca con 1.870 habitantes en 2020, para efectuar nuestro almuerzo y realizar en esta localidad las dos últimas visitas del día, el Castillo y la Colegiata de San Bartolomé.

Belmonte


Realizamos nuestra colación en el restaurante La Muralla. Había menú del día con tres variedades a elegir de cada plato. Como cada comensal hizo su elección, me limitaré a decir que yo pedí de primero gazpacho, bastante bueno y de segundo calamares a la americana, simplemente correctos. De postre unas buenas natillas. Agua y vino. Eran cerca de las 16:15 cuando llegamos a

El castillo



El estilo del castillo es el gótico-mudéjar del siglo XV. Su construcción se inició en 1456 con don Juan de Pacheco. Es muy probable que el arquitecto encargado de diseñar las trazas fuera Hanequin de Bruselas, que trabajó en la Colegiata, y que las continuara Juan Guas, que está confirmado que trabajó para Pacheco en el monasterio del Parral en Segovia. Además, su estilo es muy parecido al de Manzanares el Real en Madrid y al de Mombeltrán en Ávila, obras de Juan Guas.


No se sabe cuándo finalizó su construcción. Se han dado como fechas probables entre 1470 y 1474, sugiriéndose que las obras se remataron rápidamente en 1474 ante la inminencia de guerra civil.


Durante la guerra civil (1475-1480) el castillo albergó al marqués, don Diego López Pacheco, quien hubo de desplazarse desde Alarcón para evitar una sublevación. Es falsa la leyenda que dice que aquí estuviera presa Juana la Beltraneja y que se escapara por la ventana norte del oratorio. Según la relación de castillos en los que estuvo custodiada por don Diego López Pacheco, que nos dan los cronistas de la época, estuvo en Madrid, Escalona y Trujillo, pero no en Belmonte.


Por enlaces matrimoniales el castillo pasa a la casa de Montijo y, en el siglo XIX, lo heredó la condesa de Teba, Eugenia de Montijo, que se convertiría en emperatriz de Francia al casarse con Napoleón III. Ella lo mandó restaurar encargándole las obras al arquitecto Sureda, quien las realizó siguiendo los gustos de la época. Todo el exterior del patio de armas es obra suya, así como la escalera principal y todas las chimeneas de yeso. También se restauraron varias de las techumbres. Las obras duraron desde 1857 a 1870 y terminaron con la caída del imperio francés, prosiguiendo su restauración su sobrino-nieto, el duque de Peñaranda, Hernando Carlos Fitz-James Stuart y Falcó junto con el empeño del pueblo de Belmonte para conseguir su rehabilitación.



Todo lo que llevo escrito nos fue muy bien explicado en una película documental muy instructiva que visionamos antes de la visita al castillo, donde entre otros muchos lugares interesantes, pudimos ver las dependencias de Eugenia de Montijo.

Finalizamos la visita al castillo aproximadamente a las cinco y media de la tarde, dirigiéndonos a continuación a visitar la Colegiata, cuyo recorrido iniciamos ya sobre las 18:00 horas.

La Colegiata de San Bartolomé


Dispusimos en la Colegiata de un guía que nos fue explicando los pormenores de la construcción del templo, y con él fuimos recorriendo las diferentes capillas.


La construcción, gótica, es del siglo XV y se eleva sobre una anterior iglesia visigótica. Destaca la sillería del coro, del siglo XV, tallada con historias bíblicas por Enrique Egas y procedente de la catedral de Cuenca, de donde se trajeron en el siglo XVIII; es la primera sillería de coro tallada con imágenes de toda la península ibérica.



Posee un órgano del siglo XVIII utilizado todavía para algunas celebraciones y conciertos de música sacra. En la pila bautismal fue bautizado Fray Luis de León, nacido en Belmonte en 1527 ó 1528. Algunos retablos de los siglos XVI y XVII son interesantes.


La visita a la Colegiata se alargó sobremanera, pero el guía, de oratoria más bien cansina, no cejaba en su empeño de mostrarnos todo el templo con todo lujo de detalles, pese a que se le dijo que íbamos con el tiempo muy ajustado.


Finalmente, cuando iniciamos nuestro viaje hacia Tarancón, donde íbamos a pernoctar, eran casi las siete y media de la tarde.

Tarancón

Llegamos a Tarancón, a unos 80 Km de Madrid, 15.505 habitantes en 2020, a las 20:25 horas, con solo 5 minutos de margen para nuestra cena, programada a las ocho y media en el hotel.

Los recepcionistas del Hotel Ansares, que ese es el nombre del establecimiento, 4 estrellas, actúan diligentemente y nos proporcionan las llaves de nuestras habitaciones con inusitada rapidez. A mí me corresponde la habitación nº 3, situada en el piso de entrada. Todos, según me entero, estamos alojados a ras del suelo para mayor comodidad de la expedición. Este es el lugar para decir que el hotel, inaugurado en plena pandemia, agosto de 2020, es fantástico, fuera de serie, con unas habitaciones de auténtico lujo. Enhorabuena a la organización.

La cena consistió en ensalada de verduras con pimientos, tomates y atún, muy bien aliñada, riquísima; secreto ibérico con patatas fritas y de postre, una tarta de queso o kirsch con bola de helado de fresa. Agua y vino.

Jueves, 10-06-2021

Desayunamos todos sentados alrededor de la misma gran mesa que utilizamos en la cena, a las ocho de la mañana. Al abandonar el hotel, en recepción, dije que había consumido una botella de agua mineral de la nevera. Me dijeron que ¡era cortesía de la casa! Poco después de las ocho y media estaba la expedición al completo en el interior del autobús para dirigirnos al lugar que íbamos a visitar en la mañana de hoy.

Noheda

Noheda es una pedanía en el término municipal de Villar de Domingo García, provincia de Cuenca, con 12 habitantes censados en 2015. Aquí vamos a visitar la famosa Villa romana.


Cuando llegamos a la finca donde se encuentra la villa romana eran poco más de las diez de la mañana y hasta las 10:30 no comenzaban las visitas, programadas de antemano y con un pequeño número de visitantes autorizado para cada cita. Nuestra expedición, que coincidió con otros visitantes que también habían hecho sus reservas previas, realizó el recorrido en tres grupos diferentes, de modo que teniendo en cuenta que cada visita tenía una duración de unos 45 minutos, echamos toda la mañana en esta atracción, tal como estaba programado.

Villa romana de Noheda


La villa romana de Noheda es un yacimiento arqueológico localizado junto a la localidad de Noheda, en el término municipal de Villar de Domingo García. Según algunas fuentes correspondería a la población romana Urbiaca. Se encuentra en un terreno en ligera pendiente delimitado al sur por el arroyo Chillarón y más al sur se sitúan los cerros de La Muela y El Castillejo, mientras que al norte se ubica el monte de Sacedoncillo y al oeste la carretera nacional N-320.

El descubrimiento de la villa romana de Noheda se produjo en 1984 de forma fortuita. Durante la realización de labores de labranza por parte de la familia Lledó, propietaria de las tierras, quedó al descubierto un pedazo de mosaico. No obstante, no se llevó a cabo ningún tipo de exploración intensiva hasta 2005.


A instancias de su descubridor, José Luis Lledó Sandoval, se inició una primera campaña de excavación en diciembre de 2005 a cargo del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), y posteriormente se han realizado campañas sistemáticas de excavación a cargo de la Consejería de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que han permitido descubrir hasta el momento una amplia serie de habitaciones y estancias de la vivienda, además de la zona de termas de la villa.

Después de las gestiones realizadas por el gobierno autonómico de Castilla-La Mancha para la adquisición de los terrenos, se estimó que el yacimiento podría ser visitable por el público en 2015. Sin embargo, debido a los enfrentamientos entre administraciones y litigios por la titularidad de los terrenos, dicha apertura no pudo llevarse a cabo hasta julio de 2019.


El yacimiento arqueológico está compuesto por los restos inmuebles de una villa romana. En particular, se han documentado varias habitaciones de lo que sería parte del edificio suntuario del complejo rural tardo romano. La primera sala documentada tiene planta cuadrangular y presenta tres de sus lados rematados por sendas exedras, mientras que al oeste se ubica el acceso o entrada. Esta sala tricora tiene una superficie de unos 300 m2 y está pavimentada con mosaicos, mientras que el zócalo de las paredes está decorado con opus sectile y la parte superior con pintura mural.

El programa decorativo musivario descubierto consta de una escena principal figurada que representa un cortejo nupcial y varias secundarias entre las que destacan una escena báquica, además de diversos paneles con decoración geométrica y vegetal. Al noroeste de la sala tricora se ha documentado una estancia de dimensiones más reducidas y planta octogonal cuyo zócalo interior presenta restos de la decoración vegetal estucada.


En el entorno de estas salas se han documentado otras habitaciones anexas en las que se han recuperado otros restos de pinturas y estucos decorativos. Además se han registrado otro tipo de elementos estructurales y conducciones, así como numerosos elementos muebles entre los que destacan varias esculturas de mármol blanco.


La mayoría de los expedicionarios salimos realmente impresionados de la visita efectuada y dimos por bueno el tiempo que gastamos en el lugar al tener que hacer la visita en tres grupos escalonados, de manera que cuando abandonamos los yacimientos eran cerca de la una y media y nos dirigimos ya a efectuar nuestro almuerzo del día de hoy, que realizamos en el próximo pueblo de Chillarón, en el restaurante Los Ángeles. También aquí había menú del día y una considerable cantidad de opciones a elegir. Por lo que a mí respecta, pedí de primero un revuelto de morcilla, muy bueno y luego albóndigas en su salsa, plato simplemente correcto. De postre un corneto de limón. Agua y vino.

Finalizado el almuerzo nos dirigimos al siguiente punto a visitar:

Recinto arqueológico de Segóbriga


El parque arqueológico de Segóbriga es un importante yacimiento celta y romano situado en torno al llamado cerro de Cabeza de Griego en la localidad de Saelices. Bien de Interés Cultural declarado Monumento Nacional el 3 de junio de 1931.


Pese a que la ciudad se encuentra en ruinas, su estado de conservación es más que aceptable, en comparación con otros restos ubicados en la península. Su visita proporciona una idea de cómo se desarrollaba la vida cotidiana en una ciudad de la antigüedad.


Iniciamos nuestra visita a este lugar poco después de las cuatro de la tarde. En primer lugar vimos un documental muy interesante sobre el recinto arqueológico, y luego, con una estupenda guía al frente de la expedición, Alicia, nos dirigimos a efectuar un recorrido por el parque.


Aquí hay que hacer constar que a las cuatro y media de la tarde, cuando comenzamos nuestro recorrido, el sol caía a plomo y la temperatura era bastante superior a los 30 grados. Alicia nos dijo que el recorrido que íbamos a efectuar era de unos 3 Km ida y vuelta, algo que a priori y con las condiciones climatológicas reinantes nos echó a temblar a más de uno.


Durante el transcurso de nuestro recorrido, poco a poco se fueron produciendo “deserciones”; la mía tuvo lugar aproximadamente a mitad de recorrido, al llegar al teatro y anfiteatro. Le pregunté a Alicia si aún quedaba mucho y me dijo que “un poco y cuesta arriba”, de modo que no lo pensé, como el retorno se producía por el mismo lugar, me di media vuelta.

Antes que yo, ya se había producido el abandono de Mª Victoria, y a la vez que yo, lo hicieron Elena, Mari Carmen y mi amigo Pedro.


Cuando llegamos a las instalaciones del recinto, me bebí una botella de 0,5 L que me supo a gloria.

Ya con toda la expedición reagrupada, cerca de las seis de la tarde abandonamos el lugar para dirigirnos al último punto a visitar en nuestro viaje.

Quesería en Saelices

Aquí aparcó el autobús junto a la quesería y la mayoría de expedicionarios se bajó para efectuar alguna compra. Yo permanecí en el autobús.

Regreso a Madrid

A las 18:25 poníamos rumbo hacia Madrid. Con una ligera parada en Tarancón para recoger las llaves extraviadas en el hotel y felizmente encontradas de una compañera, llegamos a la capital de España a las 19:50.

Durante el viaje estuve intercambiando mensajes de Whatsapp con mis hijos Marisa y Mariano, y ambos me decían que me venían a recoger. Aunque yo les dije que cogería un taxi, insistieron, y al final, poniéndose de acuerdo entre los dos hermanos, fue mi hijo Mariano el que me recogió con su Tesla Model 3. Una media hora más tarde estaba felizmente en mi casa de Las Rozas.

¿Qué puedo decir como colofón? Pues que todos regresamos cansados pero muy satisfechos de un viaje estupendo que nos ha sabido a todos a gloria, y deseando reincidir cuanto antes. De nuevo hay que felicitar a Elena, nuestra vocal de Viajes y cabeza visible del grupo en la expedición.

Las Rozas, 15 de junio de 2021

Juan José Alonso Panero

 

 

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