lunes, 16 de noviembre de 2015

BUENDIA, LA RUTA DE LAS CARAS


El pasado 31 de octubre fue mi último día en activo como funcionario del Estado tras 44 años de servicio. Once días después, en concreto el 11 del actual mes de noviembre efectuaba una excursión con la Hermandad de Jubilados de los ministerios de Comercio, Economía y Hacienda. Aunque miembro de la Hermandad desde hace ya tres años, con la que he compartido viajes en otras ocasiones, esta ha sido la primera vez que lo realizo como jubilado “de verdad”.

En cuanto a las fotografías de esta narración, indico para los curiosos, como tengo por costumbre, la ficha técnica de las mismas: todas ellas fueron realizadas con una Leica M9-P y dos objetivos Leica, Elmarit 28mm f/2,8 y Summicron 50mm f/2,0.


La excursión de la que vamos a hablar (en esta ocasión va a ser un relato breve) había sido preparada conjuntamente por los grupos de Senderismo y de Viajes de la Hermandad. En mi caso concreto, la relación la he mantenido siempre con el grupo de Viajes y sus miembros activos, Jorge y Pilar, Elena y Maribel.

En esta oportunidad, para ser la última expedición del año 2015, los dos grupos han aunado fuerzas para realizar un desplazamiento que en esta ocasión trataba de compaginar el senderismo con la cultura turística propia del grupo viajero. Antes de seguir con la narración, debo decir que la expedición fue un completo éxito, en cuya preparación, como ya he dicho participaron todos los miembros del grupo de Viajes y Senderismo, pero en esta ocasión tengo que hacer una mención especial de Jorge y Pilar, que se desplazaron previamente a nuestro lugar de destino a fin de atar cabos y completar cualquier posible eventualidad. Ellos son los “responsables” del almuerzo, del que daré cuenta al final del relato.
La ocasión me parecía pintiparada para seguir en contacto con mi amigo Pedro, de modo que tras mi sugerencia, se unió a la expedición.


A las 09:15 de la mañana, con un retraso de 15 minutos a causa de la incorporación tardía de una viajera, partió nuestro autobús desde la sede de la Hermandad en Alberto Alcocer 2. Tomamos la autopista A-2 y tras una hora y media de viaje arribamos a Buendía, provincia de Cuenca. Hicimos una primera “parada técnica” en un restaurante bar, en cuyos alrededores pude contemplar alguna que otra casa horadada en la piedra y, además, un antiguo lavadero, mantenido en muy buenas condiciones.


De nuevo en el autobús, y tras unos 3 Km de marcha, llegamos a nuestro punto de destino, una ruta senderista cercana a los 2 Km con una dificultad baja.

La ruta de las caras




El lugar, un hermoso pinar, se encuentra en la ribera del pantano de Buendía. Aquí, aprovechando las condiciones especiales de la naturaleza, en concreto de la roca arenisca presente en el entorno, los escultores Jorge Maldonado y Eulogio Reguillo, realizaron entre 1992 y 2007 una serie de obras escultóricas, hasta un total de 18, que dan al lugar un aspecto casi mágico.




Las esculturas van desde símbolos, como la Moneda de la vida, la Cruz Templaria o la Espiral del Brujo, hasta auténticas figuras humanas como Krishna, Maitreya, Arjuna o bien vírgenes como la de la Almudena o la Virgen de los Desamparados, para finalizar en lo alto de un promontorio con una gigantesca calavera.



Los pormenores de todas las tallas nos fueron descritos, con precisión y destreza, por un joven guía, Alberto, que nos acompañó durante todo el recorrido y seguiría con nosotros hasta finalizar la excursión en el centro de la población.


El grupo, unos con más destreza (con seguridad, los senderistas) y otros con mejor voluntad que facultades, acorde con los años que la mayoría de nosotros acarreamos a nuestras espaldas, recorrió el lugar y disfrutó del maravilloso ambiente y el increíble día, 20 grados y sin una sola nube en el cielo, que nos deparaba un noviembre casi insólito.


Aprovechamos la ocasión del emplazamiento para hacer unas fotografías del grupo, que pese a la insistencia de los organizadores, no aparece completo. Siempre resulta difícil lograr “lo imposible”, es decir conseguir que posen a la vez 50 excursionistas.


Antes de abandonar el lugar no podemos dejar de hablar de la presa de Buendía, construida en 1958 en el cauce del río Guadiela. Tiene 80 m de altura con una capacidad de 1.639 Hm3 y está unida a Entrepeñas por un canal subterráneo. En su época fue la mayor reserva artificial de agua en Europa.

Buendía


De nuevo en el autobús nos desplazamos hasta el centro de Buendía, donde en primer lugar visitamos la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. El templo, que data de los siglos XV-XVII, se encuentra en la Plaza Mayor frente al Ayuntamiento, es de estilo gótico, totalmente en sillería, con ventanas abocinadas y planta rectangular de 1.000 m2. Sus tres naves, a idéntica altura están sustentadas por 8 columnas cilíndricas. El interior de la iglesia, desgraciadamente sufrió daños irreversibles durante nuestra Guerra Civil.


Una vez visitada la iglesia y contemplada la Plaza Mayor y el Ayuntamiento, nos desplazamos al Museo del Carro, interesante sitio donde pudimos contemplar carruajes de diferentes épocas, datando el más “joven” de la exposición, de 1962. Terminada la visita, continuamos hasta el cercano pueblo de Alcocer, provincia de Guadalajara, donde llegamos cerca ya de las 15:30.

Almuerzo en Alcocer

Aquí, en el establecimiento Casa Goyo efectuamos un refrigerio que me va a ser difícil de calificar. Mi buen amigo Gonzalo, que tiene la mala costumbre de leer estos relatos, me dice que últimamente paso casi sobre ascuas en los pormenores de nuestras colaciones. Pues bien, aquí doy un detalle más que pormenorizado de nuestro almuerzo: entrantes compuestos de torreznos, un morteruelo realmente magnífico y un revuelto de huevos y gambas, al que siguió una sopa de cocido y una pierna de cordero asada. La comida quedó rematada con un extraordinario flan casero con nata dispuesto en bandejas, y que pese a nuestra buena voluntad no pudimos finalizar, acabando los restos en diversos contenedores que más de un expedicionario se llevó a casa. Todo ello regado con un excelente vino de rioja y finalizado con café e infusiones.

Como anécdota, debo relatar que el establecimiento, de gran capacidad, estaba repleto, pues además de otros comensales y los 50 miembros de nuestra expedición, se encontraban presentes una veintena de oficiales de la Guardia Civil de Tráfico que debían de celebrar algún evento. Los miembros de la Benemérita fueron oportunamente aplaudidos por la concurrencia.

Tras una larga sobremesa, a las 17:30 iniciábamos el camino de regreso a Madrid, arribando a la capital a las 19:30.


Mi amigo Pedro y yo, tras despedirnos de los expedicionarios, nos dirigimos a la boca de Metro de Cuzco con dirección a nuestras respectivas casas. Yo arribaba a la mía poco antes de las 20:30.

Aquí finaliza un relato que esta vez, en contra de lo habitual, es corto, pero no por ello su contenido descrito fue menos exitoso que en otras ocasiones. Un día perfecto rematado por un almuerzo excepcional.

Juan José Alonso Panero

Las Rozas de Madrid, a 14 de noviembre de 2015




3 comentarios:

  1. Acabo de descubrir gracias a tu relato un interesante sitio para visitar. Como siempre, excelentes fotografías que dan buena idea de lo que en él podemos encontrar.
    Un abrazo.

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  2. Buenas Tardes, soy Alberto el guía del grupo aquel día muchas gracias a todos por lo bien que me lo hicisteis pasar Muchas gracias a todos un fuerte abrazo!!!

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  3. Estimado Juan José,

    Soy un escritor estadounidense trabajando en un libro en inglés sobre Leopoldo Panero, Felicidad Blanc, y sus tres hijos. Si estuviese dispuesto, me encantaría hablar con usted. Mi correo electrónico es: amshulman@gmail.com

    Muchas gracias.

    Un saludo cordial,
    Aaron Shulman

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