martes, 21 de febrero de 2017

CONSUEGRA Y TOMELLOSO


El jueves 16 del corriente mes de febrero, me desplacé en unión de mi amigo Pedro a las ciudades de Consuegra (Toledo) y Tomelloso (Ciudad Real). La excursión estaba organizada, como en otras ocasiones, por la Hermandad de Jubilados de los ministerios de Comercio, Economía y Hacienda. Al frente de la misma se encontraban los miembros del Grupo de Viajes, en concreto Elena, Maribel, Jorge y Pilar, recayendo en esta ocasión en Jorge y Pilar, así como Maribel, los planificadores del viaje, el éxito del mismo, ya que resultó perfecto. Antes de que se me olvide, y en esta introducción, deseo mencionar que me produjo gran alegría el encontrarme con otros miembros de la Hermandad con los que hacía tiempo que no coincidía, como Victoria y Juan, así como Trini.

El autobús partió desde nuestra sede en Alberto Alcocer a las 09:00 de la mañana con puntualidad suiza. Recorrimos los 130 Km que separan Madrid de Consuegra en una hora y media. Durante el trayecto, nuestra Vocal de Cultura, Maribel, nos habló de las visitas que íbamos a efectuar y en concreto, nos leyó el capítulo del Quijote dedicado a la batalla de Don Quijote con los Molinos de Viento.

A las 10:30 nos encontrábamos haciendo una parada técnica en la ciudad de Consuegra, y una vez finalizados los cafés de costumbre iniciábamos la visita propiamente dicha, en la que íbamos a disfrutar de un recorrido por los Molinos de Viento y el Castillo.


Como hago siempre, indico la ficha técnica de las fotografías. Todas ellas fueron tomadas con una Leica M9-P y dos objetivos Leica, Summicron 50mm f/2 y Elmarit 28mm f/2,8.

CONSUEGRA


El término Consuegra se deriva de la antigua ciudad pre-romana de Consabura, que significa “la confluencia del río Sabo”. Sabo sería el antiguo nombre del río Amarguillo. De su nombre romano proviene el gentilicio de la ciudad: consaburense.

Consuegra, enclavada en la provincia de Toledo, cuenta con una población de 10.000 habitantes y su economía es básicamente primaria, destacando en su agricultura el cultivo del cereal, la vid y el olivo, así como explotaciones ganaderas. La industria es sobre todo del textil y la madera. El sector terciario se basa fundamentalmente en el turismo y la restauración.

Son varios los atractivos turísticos que depara Consuegra. Desgraciadamente la esclavitud del tiempo nos iba a circunscribir tan solo a dos de ellos, los Molinos de Viento y el Castillo, quedándose en el tintero, por ejemplo, la hermosísima iglesia de San Juan Bautista, de estilo mudéjar construida en el siglo XVI, que se destaca de manera diáfana en la foto panorámica que incluyo de Consuegra y que está realizada desde la cima donde se encuentra el Castillo y los Molinos.


Disfrutamos en nuestra visita, que iniciamos a las 11:00, de un guía estupendo, Javier, previamente contactado por el Grupo de Viajes de la Hermandad. Javier nos explicó que los Molinos de Viento funcionaron hasta 1955, y a mediados de los años 60 del pasado siglo, el Ayuntamiento de Consuegra adquirió los 12 molinos que aún existían, así como el Castillo y procedió a su restauración.

Los Molinos de Viento




Los Molinos que aún existen, alineados todos ellos sobre el cerro Calderico, son 12, como ya hemos apuntado, datan del siglo XVI y todos ellos tienen un nombre y una característica concreta: Bolero, donde se encuentra la oficina de turismo y se conserva el moledero de trigo; Mambrino, Sancho, que conserva la maquinaria del siglo XVI y se usa en la Fiesta del Azafrán; Mochilas, Vista Alegre, Cardeño, donde se aloja una casa deshabitada; Alcancía, Chispas, Caballero del Verde Gabán, que cuenta con numerosas versiones de El Quijote; Rucio, que presenta una exposición de vinos; Espartero, dedicado a la artesanía toledana y Clavileño.




Visitamos el molino Bolero, y aquí, Javier nos explicó el funcionamiento de los molinos de una forma muy didáctica. Yo, en concreto, me enteré, por ejemplo, que la techumbre del molino se gira mediante un gran travesaño situado en el exterior, orientando las aspas en la dirección del viento.


Desde el maravilloso emplazamiento de los molinos, 7 de ellos a un costado del castillo, y los 5 restantes al otro lado, pude realizar unas cuantas fotografías, tanto de los molinos, como del propio pueblo de Consuegra.

El Castillo


Una vez finalizada la visita a los Molinos, efectuamos la del Castillo.

Aprovecho la facilidad que proporciona la Wikipedia para dar unas pequeñas pinceladas sobre el Castillo de Consuegra.


En el lugar donde se alza hubo un asentamiento celtíbero, probablemente carpetano. Hay historiadores que sostienen que fue el emperador Trajano quien construyó la fortaleza, aunque la primera documentación existente data la construcción del Castillo durante el Califato de Córdoba en el siglo X.


En 1083 el rey Alfonso VI se hace con el Castillo como dote en su matrimonio con la reina Zaida, aunque vuelve a perderlo, pasando de unas manos a otras en los años siguientes. En 1097, luchando contra los Almorávides muere en el castillo Don Diego Rodríguez, hijo del Cid Campeador. En 1098 las tropas cristianas son derrotadas de nuevo, desposeyendo Alfonso VI a la población del título de ciudad que hasta entonces ostentaba. En 1099 los musulmanes se retiran definitivamente de Consuegra saqueando la villa.


En 1183 fue cedido por Alfonso VIII a la Soberana Orden Militar de San Juan de Jerusalén, con el fin de afianzar las fronteras con los musulmanes, siendo cabeza del Gran Priorato de la Mancha.

Posee una doble línea de murallas, tres torreones, una torre albarrana y un adarve exterior.


Durante la Guerra de la Independencia Española, en 1809, fue tomado por las tropas francesas, quienes establecieron en él una guarnición, que duró hasta la rendición francesa en 1812.

En 1962, el Castillo, que como parte de la desamortización de Mendizábal de 1836 había pasado a manos particulares, es cedido al Ayuntamiento, que en 1985 comenzó un periodo de rehabilitación, con la creación de la Escuela Taller, cuyos trabajos aún continúan hoy.


Visitamos el Castillo de una forma pormenorizada, recorriendo todas sus estancias, en algún caso con cierta peligrosidad y casi siempre con “dificultades técnicas”, tales como subida y bajada de escaleras.


A las 13:00 horas llegó a su fin nuestra visita a Consuegra e iniciamos el camino hacia Tomelloso, donde estaba programado nuestro almuerzo y una visita al museo de Antonio López Torres.

TOMELLOSO

Tomelloso, gentilicio tomellosero, se encuentra a 189 Km de Madrid y cuenta con 37.000 habitantes. Está situado al noreste de la provincia de Ciudad Real y en el centro geográfico de la región natural de La Mancha, siendo el municipio con mayor población de la comarca.

Tradicionalmente, gran parte de la población laboral de Tomelloso se dedicaba a la agricultura, siendo especialmente significativo a lo largo de su historia el cultivo de la vid, aunque se han producido cambios importantes.

Durante mucho tiempo se prestó más importancia a la cantidad de sus vinos que eran mayoritariamente utilizados para la destilación de alcoholes, mientras que en la actualidad, bodegas y cooperativas tienen como objetivo prioritario la calidad, se utilizan las últimas tecnologías en su elaboración y se abren nuevos mercados tanto en España como en otros países. No obstante, este sector ha perdido fuerza en beneficio de los sectores industrial y de servicios, de tal forma que en la actualidad, Tomelloso se ha convertido en un gran pueblo industrial, donde destacan las industrias metalúrgicas, textil y de alimentación (derivados de la uva, industria quesera, cárnicas, etc.).

Antes de seguir adelante no puedo reprimir una pequeña digresión. En mis años jóvenes siempre asocié Tomelloso al jefe de su policía municipal, Manuel González, alias Plinio, y su fiel colaborador, el veterinario Don Lotario. La feliz creación de Francisco García Pavón, tomellosero de pro, hizo mis delicias lectoras en novelas como El reinado de Witiza, El rapto de las sabinas, Las hermanas coloradas, o Una semana de lluvia.


Llegamos a Tomelloso poco después de las 14:00 horas, y a las 14:30 estábamos sentados los 48 expedicionarios en dos grandes mesas del restaurante Marquinetti.

Nuestro almuerzo


Debo confesar que nuestra colación fue realmente atípica. ¿Quién podía sospechar que íbamos a comer, en pleno corazón de La Mancha, en una pizzería ganadora de varios premios a nivel mundial? Pues eso es lo que hicimos fenomenalmente. La elección de Marquinetti fue todo un acierto que hay que atribuir a nuestro compañero del Grupo de Viajes, Jorge. Tanto los entrantes que disfrutamos, típicamente italianos, como las tres variedades de pizzas que degustamos, elaboradas con una masa sensacional, así como los postres fueron realmente insuperables.


Tras los cafés e infusiones, y una larga sobremesa, a las 17:00 horas bien pasadas iniciamos nuestro camino a pie para visitar nuestra última atracción del día.

Museo de Antonio López Torres


Si la elección de Marquinetti fue toda una sorpresa, el museo de Antonio López Torres no le va a la zaga. Antes de seguir adelante, debo confesar que, casi con toda seguridad como el resto de los viajeros, todos sabíamos y habíamos oído hablar del famoso Antonio López, de segundo apellido García, sobrino de nuestro Antonio López Torres, pero de éste último, estoy casi seguro, la inmensa mayoría desconocíamos hasta de su existencia. Probablemente, la fama, más que merecida, alcanzada por Antonio López García, ha opacado la figura, enorme, de su tío, que fue profesor de su sobrino en sus inicios en la pintura.


¿Quién fue Antonio López Torres (1902-1987)? Fue un pintor realista nacido en Tomelloso. Para plasmar una sucinta biografía, me sirvo del brillante folleto sobre el Museo que lleva su nombre editado por el Exmo. Ayuntamiento de Tomelloso.

Nuestro pintor empieza desde muy joven a dibujar y pintar los temas que le rodean, sintiendo desde niño la necesidad del contacto directo con la naturaleza: “No me gustaba dibujar copiando; me gustaba dibujar interpretando”, comentaría años después. Animado por el pintor Don Ángel Andrade comienza la carrera de Bellas Artes en 1925, primero en Ciudad Real, trasladándose un año después a la Escuela Central de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, donde acaba sus estudios en 1931, obteniendo el título de Profesor de Dibujo.

Realiza su primera exposición en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en 1935. En el año 1940 obtiene la Beca “Conde de Cartagena”, convocada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, para ampliar estudios en Italia, pero la situación bélica mundial le obliga a disfrutar la misma en Palma de Mallorca.


Dedica su vida a la pintura compaginando la docencia, como Profesor en distintas Escuelas de Arte y Oficios, con su labor artística, y en 1972, año de su jubilación, liberado ya de sus obligaciones académicas, se instala definitivamente en Tomelloso alcanzando entonces la plenitud de su pintura. Supo plasmar en sus cuadros, como muy pocos consiguen, la luz, el espacio aéreo y la temperatura.

Muere en su Tomelloso natal, el 15 de noviembre de 1987, un año después de la inauguración del Museo que lleva su nombre.


En cuanto al Museo en sí, surge tras el deseo expreso de Antonio López Torres de donar su obra al pueblo de Tomelloso. El Ayuntamiento de la ciudad asume el compromiso de construir un Museo que albergue la obra donada por el pintor. El proyecto es encargado a los arquitectos Don Fernando Higueras y Don José Benito Román. El 19 de abril de 1986, el dramaturgo Don Francisco Nieva, gran amigo y admirador de López Torres, pronuncia el discurso de inauguración del Museo que lleva su nombre.

El Museo alberga la colección permanente de la obra del insigne pintor de Tomelloso, con un total de 65 óleos y 41 dibujos que se distribuyen en dos salas. Esta instalación cuenta además con una amplia sala para exposiciones temporales y un Auditorio con un aforo de 250 localidades.


Los componentes de la excursión comenzamos la visita al Museo sobre las 17:30 y fuimos introducidos en los secretos del mismo, así como en la vida de Antonio López Torres por una excelente guía, que nos indicó, entre otras cosas, que las obras expuestas en este Museo son una parte muy importante de la pintura que elaboró Antonio López Torres, que siempre fue reacio a introducirse en los circuitos comerciales del arte, y que prefirió regalar sus obras antes que vender su producción. Por ello, atesoró una parte muy importante de lo que pintó y dibujó durante su vida, y que hoy podemos admirar en este Museo.


Recorrimos el Museo en sus dos plantas, la de entrada con los dibujos, y la superior con los óleos. Realmente insuperable la obra de nuestro pintor. Como nos dijo Maribel, nuestra Vocal de Cultura en la Hermandad, a Antonio López Torres también se le conoce como “el Sorolla de secano”. Espléndido, maravilloso. Dejo en mi relato alguna fotografía de su obra, que en cualquier caso no hace honor a la realidad, pero animo a mis lectores a una visita, por cierto gratuita, del Museo. No se arrepentirán.

A las 18:30 iniciamos nuestro regreso a Madrid a donde arribamos cerca ya de las 21:00 horas. Con suerte en los enlaces de la línea 10 de Metro y la estación de Cercanías de Príncipe Pío, a las 21:45 estaba en casa, satisfecho y muy contento de la estupenda excursión que habíamos disfrutado.

Juan José Alonso Panero


Las Rozas de Madrid, 20 de febrero de 2017

3 comentarios:

  1. Da gusto leer tu blog con todo tipo de detalles.

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  3. Felicidades hermano. Como de costumbre, magnífico trabajo. En su día visité Tomelloso solo por conocer el pueblo de Plinio. Desconocía la existencia de ese magnífico museo. Habrá que volver.

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